Anni B Sweet tiene, desde hace unos años (2019 concretamente), un “Universo por estrenar” y reestrenar si hace falta. Fue este el último trabajo que firmó con su nombre y defendió con una banda de lujo, nada menos que Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro (Rufus T. Firefly). Ayer, este reestreno de sus universos personales pudimos disfrutarlo en el Jardín de Gomérez, de manos de Cervezas Alhambra, que cerraba ayer su ciclo de conciertos, talleres, catas, maridajes y resto de actividades con las que le han dado vida a este espacio tan maravilloso que se tiende a los pies del bosque de la propia Alhambra, en cuesta Gomérez.

Con una interpretación especialmente dulce, desplegando recursos que la consolidan como la gran artista que es y bien acompañada, como no, por Víctor Cabezuelo a los teclados. Esta vez, al no ser posible toca allí con batería, Julia no les acompañaba en el escenario. Un toque personal para adecuar ese “Universo” al otro pequeño universo que lo albergó anoche, cómoda, con luces tenues y un sonido pensado para disfrutarse en cualquier rincón del amplio jardín que se dispone en varios niveles desde los que se escucha igual de bien independientemente del lugar donde decidas escucharlo.

Sus temas más exitosos del disco, versiones, como “Mi religión” de Lori Meyers, “No puedo vivir sin ti” de Coque Malla, y esa sencillez con la que se dirige al público en directo hicieron que la velada fuera una de las más íntimas de las que se han celebrado con música en este espacio que se inauguró en un acto que concluyó con la voz de Soleá Morente, acogió el granadinismo musical de El Jose y nos deleitó con voces tan maravillosas como la de María Rodés, entre otros. Muy de agradecer la alta presencia femenina en este escenario. 

Un espacio efímero, dedicado durante casi un mes a disfrutar de unas cervezas en un ambiente cuidado y especial. Lástima que esta programación no pueda mantenerse durante todo el año porque tenemos que decir que nada como degustar cerveza con tranquilidad, con esa filosofía de tardeo y jardín, acompañadas de música, de conversaciones al fresco de las noches granadinas y acceder, durante estos días, a un espacio impregnado de ese trozo de cultura en el que Granada tanto tiene que ofrecernos.