Me enganché a los discos de SUEDE de forma tardía, no es que
no les hubiera escuchado antes, pero en 2016 llegó su Night Thoughs llenando
mis noches de todo tipo de pensamientos nocturnos. A partir de ahí ocupé
bastante tiempo en repasar su discografía y en esperar impaciente los
siguientes trabajos pero ese álbum llegó en un momento de mi vida en el que
necesitaba esa atmósfera de tranquilidad y ensoñación evanescente que me hizo irremediablemente
adicta a los discos del conjunto inglés.
De antemano imaginaba que, tantos años después, y dada la
naturaleza de los propios temas, este disco no iba a estar en el repertorio de
la noche pero, aún así, conté los días para adentrarme en el Generalife, ver
abajo las luces tintineantes de Granada dibujando el escenario perfecto para la
noche perfecta.
Aguardé sentada en la silla el tiempo justo hasta que Brett Anderson salió a escena y, literalmente, puso a todo el público en pie. Hasta ahí el uso del asiento en el recinto, a partir de ahí prácticamente nadie volvió a sentarse en la hora y media que duró el espectáculo.
Desde la primera vez que le escuché, Brett Anderson me recordó
a ese Bowie andrógino y elegante de la etapa Ziggy Stardust, carismático como
pocos y reyes indiscutibles del britpop que tan buenas bandas nos dejó en los
noventa. Varios cambios de formación y una discografía que no siempre fue
recibida con el mismo calor por los medios, aunque sí por sus incondicionales y
cierta irregularidad a la hora de publicar álbumes les hicieron ser una rareza
dentro del mundo de la música.
Sobre un escenario sobrio solamente enmarcado por la belleza del Generalife y la proyección de la portada de su último trabajo, “Toybay” rompió el silencio que se hizo momentáneamente en el momento en que se intuía que la banda iba a salir a escena. Un buen repaso a su discografía daba comienzo con “She” y “Thash” de uno de los primeros trabajos de la banda “Coming up”.
Aunque cabría esperar que centraran su actuación en “Autofictión”, lo cierto es que ésta fue un recorrido por toda su discografía, con momentos en cierta manera desconcertantes, como el inicio del tema en el que Brett desapareció del escenario y dejó a la banda repitiendo en bucle la intro de la canción en espera de que él volviera a retomar el micro y siguiera adelante con el repertorio o “Fashion” interpretada en acústico e incluso el momentazo en el que Brett se bajó del escenario y cantó entre el público.
A partir de ese momento se veía que iba a venir toda la tralla que faltaba por soltar y, por supuesto, no faltaron “So Young” o “Beautiful Ones”, con la que parecía iba a terminar el espectáculo que, sin embargo, se retomó con un esperadísimo bis en forma de “Saturday night” coreada a pleno pulmón por un público que sabía que había llegado el final pero se resistía a aceptarlo.
Después de esto, con la sensación de haber vivido un concierto inolvidable en un sitio increíble el público se dispersaba dejando atrás el escenario que está sirviendo para que las “1001 Músicas Caixabank” traigan a Granada, como cuentos de 1001 noches, una buena cantidad de artistas de indiscutible calidad, muchos de los cuales no se podrían haber escuchado en Granada de no ser por este ciclo. Desde que en Junio, Bob Dylan inaugurase esta edición hasta que esta noche Raphael la cierre, un total de nueve espectáculos para que septiembre sea, en Granada, el mes donde suena la mejor música.
Fotos: 1001 Músicas
Crónica: Isabel Alonso
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