[Crónica] Jared James Nichols y Ben Poole en Granada10 (20/09/2023)

 


Hay noches especialmente propicias para la buena música. Giras que pasan por la ciudad y que son oportunidades para disfrutar de momentos absolutamente inolvidables. Es el caso de Jared James Nichols, que, acompañado en Granada por Ben Poole hicieron del miércoles uno de esos días en los que uno sabe por qué le gusta tanto la música en directo.


En la discoteca Granada10, con un escenario en mitad de la sala, reduciendo bastante el aforo, pero haciendo cómoda la asistencia al concierto, el público tardó en llegar pero llenó el espacio disponible cuando Ben Poole apareció en escena con un blues finísimo, sentido, cargado de sensibilidad. Por momentos, su virtuosismo a la guitarra hacía pensar que iba a poner difícil a Jared James proseguir tras un telonero tan enorme. Escénico, desenvuelto, con una enorme capacidad para conectar rápidamente con el público, Ben Poole desgranó el mejor blues con una gran dinámica a las cinco cuerdas. Los pelos como escarpias escuchando al británico.


A pesar de su juventud, con 25 años ya había compartido escenario con Jeff Beck, Gary Moore y John Mayall, después de eso, empezar a grabar sus propios trabajos era cuestión de tiempo y ahora, acompañando a Jared James Nichols demuestra que está sobradamente preparado para pisar los mejores escenarios. Sencillamente, sublime.


Con una corta pausa para cambiar enseres y músicos, Jared James Nichols se subió al escenario de Granada10 como un vendaval, una fuerza arrolladora donde el guitarrista y cantante estadounidense de blues-rock de Wisconsin, especialmente conocido por su técnica de tocar la guitarra eléctrica "sin púa” llenó la sala con su imponente presencia y su inconfundible forma de interpretar los temas.


No hay que olvidar que el músico es embajador de Gibson y tiene su propio modelo de Epiphone que, por supuesto, lució en varias canciones. Temas como el de su apertura, con “Easy come, easy go”, momentos estelares con otros como “Threw me to the wolves” a partir del que ya todo fue energía de alto voltaje in crescendo. Público encendido desde el inicio y coros en los temas más conocidos del músico que nos regaló grandes momentos con “Shadow dancer”, “Gook time girl” y todos los que le dio tiempo a tocar porque, por requerimientos de horario de sala, desgraciadamente tuvo que recortar algunos temas de su set list.


Eso sí, para el final se había reservado “War Pigs” una Black Sabbath Cover que nos dejó con la boca abierta y los brazos en alto, coreando con él su energético estribillo y deseando que la noche no terminara nunca. Y es que, cuando el rock-blues es tan brillante la noche se evapora tan rápido como el alcohol y uno se queda con ganas de blusear toda la noche, aunque esto, no siempre es posible.


 

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