Si desde hace tiempo, Málaga, se disputa con otras ciudades andaluzas el protagonismo y la presencia cultural, está claro que el verano es el momento en el que la provincia se hace prácticamente con todo el foco, especialmente en lo que a festivales y conciertos se refiere. La cercanía al mar, los muchos recintos preparados para acoger eventos y la afluencia masiva de turismo a la ciudad han hecho que sean muchos los ciclos y espectáculos que elijan Málaga como capital para programar todo tipo de música, de una parte a otra de esta Costa del Sol donde disfrutar buena música desde el Starlite (Marbella), al Weekend Beach (Torre del Mar), pasando por el Alhautor (Alhaurín de la Torre), el Oh See!, el Brisa (ambos en la capital) o el Festival Cuevas de Nerja (Nerja). Dejándonos, por supuesto muchos sin nombrar.
Entre ellos, destacando por su céntrica ubicación, variedad de programación y de estilos, destaca el 101 Music Festival, que ha tenido su cierre estelar este fin de semana en la Plaza de la Malagueta con un cartel de lujo: Marilia Monzón, Sarria y Vetusta Morla.
Cuando accedimos al recinto, sobre el escenario, la canaria Marilia Monzón llevaba ya unos cuantos temas, y la pudimos ver justo en el momento en el que exhibía su dotes sobre las tablas con el pandero cuadrado tipo Peñaparda, instrumento poco utilizado en este tipo de música que sin embargo le da un toque de interés a una voz ya de por sí maravillosa. Su disco “Prenderé una velita” (Esmerarte, 2023) que destacó visiblemente tras su publicación, fue producido por Juanma Latorre (Vetusta Morla) y en él factura un pop folk con influencias latinas de interesante sonido. Como no podía ser de otra forma, Juanma se subió con ella al escenario en uno de los temas y la acompañó a la guitarra para disfrute de los que ya se habían congregado en la plaza desde las primeras horas.
Marilia, con un amplio registro, nos sorprende desde la cumbia al pop más sensible, acompañada de una solvente banda donde los hermanos Seijas se distribuyen entre los instrumentos mientras ella se desenvuelve con un aire entre inocente y lleno de fuerza vocal. Muy buen descubrimiento el de esta chica que se nos había quedado en tareas pendientes y por fin pudimos ver en directo.
Tras ella, el malagueño Nacho Sarria demostró que tiene un buen fondo de seguidores que le acompañan y respaldan, especialmente en una cita tan importante como esta. Como antiguo componente de la banda Los Labios, el cantante ya atesoraba una buena trayectoria que no ha hecho más que crecer desde que vio la luz su proyecto en solitario. Crecimiento que ha sido más que patente tras publicar su segundo disco “El mundo es cruel (pero creo en él)” producido por Paco Loco.
Con mucha actitud en el escenario, este heredero de la psicodelia de The Doors, Led Zeppeling o Triana ha conseguido un sonido propio que le define y a la vez se asienta en sus raíces andaluzas. Por momentos, Sarria nos trajo a la mente artistas como Nacho Vegas o Enrique Bunbury, aunque, como hemos dicho, su estilo propio destaca sobre las múltiples influencias que podemos ver en su música, lo cual, hoy por hoy, es un valor añadido.
Llegado el momento de Vetusta Morla, no pudimos evitar esa sensación agridulce que nos queda tras su comunicado en el que informaban de que van a tomar un más que merecido y necesario descanso para coger fuerzas. Con esto en mente, estaba claro que el concierto iba a ser muy especial, como lo están siendo todos los de esta gira que dará paso a ese intermedio que tienen previsto. Para recibirlos en escena, no sólo acompañó el aparato lumínico, la intro y los efectos que empezaban a desplegarse sobre la Malagueta, sino el público, al unísono, llenando el recinto hasta el reloj, se hicieron uno mientras la banda tomaba posiciones y nos tendían “Puentes” para iniciar el camino de esta intensa experiencia que fue su concierto.
Una de las cosas que notamos, es que los temas suenan distintos, renovados. La banda, acostumbrada a dar giros de tuerca a su propio repertorio se ha esmerado esta vez en ofrecer una nueva visión sobre la mayoría de ellos. Llegan presentando su último trabajo “Figurantes”, pero con la obligación moral de satisfacer a sus incondicionales paseando por toda su discografía en tanto el tiempo de actuación les permite.
A Pucho lo vamos en plena forma, sin dejar de bailar, moverse e interactuar mientras canta, acompañando con su lenguaje corporal cada uno de los temas mientras el espectáculo de luz y la producción audiovisual resaltan los mejores momentos de la actuación de la banda y los proyecta con efectos y juegos visuales para redondear la ya de por sí enormidad de una actuación siempre redonda.
Como frontman y cantante siempre dispuesto a acercarse al público, Pucho se baja al foso en “Copenhague” y comparte unos minutos de calor y contacto con las primeras filas que arden entre el terral y la emoción del momento. Otro de los temas más emotivos “Catedrales”, suena más íntimo mientras Guille Galván y Pucho comparten el centro del escenario antes de que el resto de la banda se ilumine y cobre protagonismo. Un protagonismo que vuelve a recaer en el cantante en “Te lo digo a ti”, con una cámara frontal apuntando a sus ojos que nos devuelve una imagen cargada de furia y energía.
Su puesta en escena, siempre sublime, va subiendo la temperatura mientras avanza su actuación y, llegada la tanta de bises, tras hora y media sin descanso, Pucho se dirige al público en una tanda de agradecimientos que termina con una frase que todos deberíamos aplicarnos: “Hay que venir antes para ver a las otras bandas”. Porque es así, porque ellos también fueron un día telorenos de otras bandas y hubo gente que no estuvo allí desde el inicio para verlos. Porque a las bandas se las conoce en estas grandes oportunidades que a veces sólo se presentan una vez y porque para llegar a ser grande antes se ha sido pequeño. Por eso, nosotros siempre lo recordamos, pero es muy importante acompañar también a las bandas teloneras. Quizás, un día, podamos decir aquello de “yo les vi primero”, quién sabe.
Y así, tras diecinueve temas que repasaron lo mejor de “Mapas”, “Cable a tierra”, “La deriva”, “Un día en el mundo”, “Mismo sitio, distinto lugar” y “Figurantes”, Vetusta Morla se despedían entre un largo y caluroso aplauso, entre lágrimas de algunos asistentes, entre abrazos y recuerdos recién creados para otros. Dejarse llevar había sonado demasiado bien, ahora son ellos los que deben dejarse llevar hasta donde necesiten. A nosotros nos quedan por delante otros conciertos en los que volver a darles el hasta luego y un buen puñado de discos imprescindibles que van a seguir sonando en nuestras cabezas y nuestros reproductores. Porque así es la música, bendita dulzura la suya.
Fotos extraídas de Facebook 101 Music Festival tomadas por Hugo Cortés.
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