Hay días en los que la sorpresa nos llega en forma de música. A María José Llergo ya la conocíamos y habíamos podido disfrutar de la maravillosa música de esta Niña de las Dunas cordobesa pero no sabíamos del extraordinario poder de convocatoria de esta brillante cantaora de Pozoblanco que llenó el recinto con una amalgama de seguidores de todas las edades.
Sabíamos de antemano que no íbamos a encontrarnos ante un espectáculo para puristas, sino que María José Llergo ha ido evolucionando, experimentando y fusionando para situar sus propios temas en un terreno mucho más vanguardista, pero sin apartarse del poso flamenco de sus inicios. Haciendo gala de la sencillez y la espontaneidad que la caracterizan, la artista se mostró agradecida y emocionada durante todo el concierto y se dirigió al público en bastantes ocasiones para expresar todo lo que estaba sintiendo al cantar en un recinto tan especial como el Generalife.
Comenzando con “Ultrabelleza” no perdió la oportunidad de comentar que escribió parte de su último disco en Granada, mirando a la Alhambra y que no sería quien es si no fuese por Lorca y Morente, por lo que, para ella, cantar en la ultrabella Alhambra era su máxima aspiración, ya cumplida.
Con un setlist centrado sobre todo en su último trabajo, en el que vemos la evolución personal y los cambios en su manera de concebir su propia música, vivimos uno de los momentos más granaínos cuando invitó a subir al escenario a Juan Habichuela (nieto) que tras tocar a solas una pieza la acompañó en “Me miras”, para seguir con “Juramento”, una de las que dice que escribió mirando a la Alhambra.
Teniendo en cuenta que María José Llergo iba acompañada sólo de un teclista, encargado de lanzar también samplers y un batería hay que reconocer que el espectáculo sonó redondo, haciendo gala de la sencillez incluso en el atuendo de la artista, vestida de blanco y descalza, brillando como la luna en el mejor escenario posible. “La luz” dedicada a su madre y su abuela, dejaron traslucir también la emoción que siente al cantarle a los suyos.
“Novix”, que le dio pie a mencionar de pasada su bisexualidad, nos puso en contexto ante su concepto vital, abierto, transparente y dispuesto a visibilizar cosas que aún siguen siendo tabúes, en cierta manera, en el mundo del flamenco. Preciosa también su interpretación de “Tanto tiempo”, a la que siguieron “Tencontrao”, “Lucha” y “Aprendiendo a vivir”, antes de meterse de lleno (literalmente) entre el público y versionar “Pena, Penita, Pena” caminando entre el patio de butacas y deteniéndose para hablar con algunas personas a su paso hacia el escenario.
Y, cuando parecía que el espectáculo había llegado al final aún esperaba una sorpresa más, tras entonar su “Rueda, rueda” volvió a llamar a Juan Habichuela para que la acompañara con el tango “Al gurugú”, cerrando la noche con la sensibilidad y la espectacularidad que caracterizan a esta joven pero talentosa artista que está construyendo su propio imaginario flamenco/electrónico sin salirse por completo de esas guías que la mantienen en un género que ha experimentado todo tiempo de mestizajes a través de su historia. Un género abierto, que absorbe todo lo que le rodea y que se introduce en todos los estilos musicales sin perder identidad. El flamenco.
Este festival, organizado y promovido por Proexa, cuenta con el respaldo de CaixaBank, está cofinanciado por el Programa Feder Andalucía 2021-2027 y la Junta de Andalucía, así como con el patrocinio y colaboración de Sabor Granada, Diputación de Granada, Ayuntamiento de Granada, Fundación Amigos de la Alhambra, FAM Cultura, Renfe, Cervezas Alhambra, Moët & Chandon, Royal Bliss, Bodegas Muñana, doctortrece, Ideal, Mondo Sonoro, Canal Sur, Radio 3 y Ticketmaster.
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario