Anoche, el Teatro CajaGranada se convirtió en el punto de encuentro de los amantes del dream pop, cuando el neozelandés Dean Wareham ofreció el único concierto de su gira europea en Andalucía. Bajo la cálida luz del teatro granadino, el cantante y compositor regresó a los escenarios para presentar su último trabajo, That’s the Price of Loving Me, y para rememorar los grandes éxitos de su trayectoria, que abarca desde los días con la banda seminal Galaxie 500, hasta su etapa en Luna y su proyecto personal, Dean & Britta.
Con una carrera que comenzó en 1987 con la creación de Galaxie 500, Wareham ha sido uno de los pioneros más influyentes de la música indie pop. Su particular estilo, marcado por melodías envolventes, guitarras que se deslizan suavemente y una voz única, ha dejado una huella profunda en el panorama musical. Por ello, no es sorpresa que la expectativa para este concierto fuera tan alta. Y el artista no decepcionó.
El concierto comenzó puntualmente, y Wareham, acompañado por su banda, que le precedió en el escenario y flanqueado por la enorme Britta Phillips (bajo), presentó una mezcla cuidadosamente seleccionada de su más reciente material y los clásicos que han cimentado su estatus en el mundo de la música alternativa. El público no tardó en sumergirse en la atmósfera melancólica y evocadora de su música.
A pesar de que la gira europea se centra en la promoción de su último EP That’s the Price of Loving Me, la elección del setlist fue una delicia para los fans más fieles. “Yesterday’s Hero”, “That’s the Price of Loving Me” y “You Were the Ones I Had to Betray”, tres piezas del nuevo EP, fueron presentadas con el sello característico de Wareham: un sonido suave y envolvente, donde la guitarra tomó el máximo protagonismo, y una voz que sigue siendo capaz de transmitir emociones crudas a pesar del paso del tiempo.
Sin embargo, lo más aplaudido de la noche fue la revisión de algunos de los grandes temas de Galaxie 500 y Luna, dos de las bandas más representativas de su carrera. El regreso a los temas de On Fire (1989), el segundo disco de Galaxie 500 y considerado por muchos como uno de sus mejores trabajos, generó una sensación de nostalgia colectiva entre los presentes. Canciones como “Snowstorm” y “Strange”, que cerró el turno de bises, fueron interpretadas con una energía renovada, con una actuación que capturó tanto la esencia original como una visión más madura y reflexiva de Wareham.
El concierto de esta gira es especial no solo por la calidad de la música, sino también por el formato innovador con el que Wareham ha decidido presentarse en los escenarios. La sencillez del montaje, con una iluminación cálida y colorista magnificamente manejada por Aitor Palomo, permitió que la atención del público se centrara en lo más importante: la música. Wareham, siempre fiel a su estilo relajado y algo reservado, interactuó con el público en varios momentos, intentando soltar alguna frase en español, siempre bien recibida.
Sin dudas, lo más destacado de la velada fue la capacidad de Wareham para fusionar el pasado y el presente de su carrera. Aunque el nuevo EP es una de las piezas más celebradas por la crítica, los momentos más emotivos llegaron cuando interpretó los éxitos de su etapa con Luna, especialmente en los cortes más conocidos de Penthouse (1995), un disco que marcó el sonido de los años 90.
Sobra decir que el sello de Wareham es inconfundible, las texturas delicadas de su guitarra son capaces de generar una atmósfera que no deja indiferente a nadie. A lo largo del concierto, se percibió esa capacidad única de crear canciones que invitan tanto a la introspección como al disfrute sensorial. Su estilo, en el que se destacan las melodías envolventes y las letras profundas, sigue siendo una de las fórmulas más poderosas dentro del dream pop.
Durante el bis, y como colofón a una noche que había sido un verdadero viaje emocional, Wareham sorprendió al público con una interpretación de “I'll Keep It With Mine”, versionando al sempiterno Bob Dylan. La ovación final fue rotunda, y el público, entregado, despidió al artista con una de esas ovaciones que dejan huella.
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