[Crónica] Valeria Castro deslumbró en el Palacio de Congresos (11/05/2025)


La tarde de ayer domingo, el Palacio de Congresos abrió sus puertas para recibir a una de las artistas más destacadas de la escena musical española, Valeria Castro. El ambiente estaba impregnado de una expectación palpable, no solo por recibir a la cantante, sino por el singular despliegue de instrumentos que ya se podían ver sobre el escenario. Pandero cuadrado, timple canario, violín, oboe/saxo, percusiones y teclados; una amplia gama de sonidos que anticipaba una experiencia musical rica, diversa y, como fue el caso, absolutamente cautivadora.

El concierto comenzó con una atmósfera intimista y acogedora, donde Valeria, guitarra en mano, dio la bienvenida a su público con un set basado principalmente en su nuevo disco, “El cuerpo después de todo”, publicado apenas dos meses antes. Su presentación estuvo marcada por la calidez y la profundidad de las letras, que exploran temas universales, especialmente en lo que respecta a la historia de la mujer. No faltó, por supuesto, el tema homónimo, junto a los que dieron inicio a la velada, una canción que resonó en el Palacio como un delicado manifiesto sobre la lucha y la resistencia femenina, un pequeño pero significativo gesto que aportó frescura y simbolismo al concierto.


El nuevo disco, grabado entre México y Madrid, dejó ver una fusión perfecta entre dos mundos musicales. Las influencias mexicanas se dejaron sentir en varios de los temas, aportando un toque “mariachi” a ciertas piezas que se intercalaron con otras de un sonido más suave y melódico, muy en la línea del pop indie español. Las canciones “Debe ser”, “Poquito” y “Cuídate” fueron recibidas con una calidez vibrante por parte del público, quienes no dudaron en cantar junto a Valeria, dejando claro el cariño que esta artista ha cultivado a lo largo de su corta pero fructífera carrera.


Valeria no estaba sola sobre el escenario. A su lado, un grupo de músicos excepcionales completaba la propuesta sonora, todos ellos acompañando de manera precisa y armónica. Campi Campón, productor del disco, se encargaba del bajo, mientras Meritxell Neddermann (teclados y coros), María de la Flor (violín, charango, coros), Borja Barrueta (percusión) y Joaquín Sánchez (vientos) se convertían en una verdadera orquesta que brindaba soporte a la magia de la guitarra y voz de la cantante. Este despliegue de talento se tradujo en una armonía impecable que permitió a Valeria fluir con facilidad entre géneros y ritmos.

Ya en la segunda parte del concierto, Valeria cogió la guitarra  y se adentró en un momento más introspectivo, donde la cercanía con el público se convirtió en lo más especial de la noche. Sentada, a solas con su voz, interpretó canciones como “Guerrera” y “El borde del mundo”, una pieza por la que estuvo nominada a los Goya en 2024 como mejor canción original (incluida en el film “El 47”). Esta última, cantada parcialmente en catalán, creó un ambiente de absoluta conexión entre Valeria y los asistentes, quienes disfrutaron de un silencio casi reverente, con cada acorde y palabra tocando una fibra sensible.


El repertorio continuó con una pieza que evocó la identidad gallega de Valeria: “Hoxe, mañá e sempre”, una canción en gallego que ofreció un respiro emocional, pero que también cerró la etapa más tranquila del concierto. La segunda mitad del show se encargó de devolver la energía a la sala con “Abril y mayo”, una canción que, con su ritmo más alegre y animado, despertó a los presentes, provocando el primer gran movimiento en las primeras filas.

Con el público completamente entregado, Valeria y su banda volvieron a darlo todo en los bises. “La raíz” fue la pieza encargada de hacer que el Palacio de Congresos vibrara al ritmo de la música. Los asistentes ya estaban de pie, y los pasillos del recinto se llenaron de personas que no podían contener su energía. Era un claro símbolo del poder de la música para crear una atmósfera colectiva de disfrute y libertad. La noche culminó con “Sobra decirte”, un cierre en el que Valeria se bajó entre el público, rodeada de una ola de aplausos y emoción. El recinto entero se convirtió en una marea de sentimientos, con el público invadiendo los pasillos, abrazando a la cantante con su entrega y dejándose llevar por la magia del momento.


Con su guitarra, su voz inconfundible y su conexión genuina con el público, Valeria Castro entregó un concierto que no solo destacó por su virtuosismo, sino por la autenticidad y el alma que imprimió en cada nota. En esta noche del 11 de mayo, el Palacio de Congresos vivió una verdadera fiesta de emociones, con Valeria como la gran narradora, transportándonos a través de sus canciones y dejándonos una huella que, sin duda, durará mucho después de que las luces se apagaran. 

Crónica y fotos: María Villa.

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