George Benson – Jardines de Viveros (Feria de Julio). Valencia 11-07-12

George Benson – Jardines de Viveros (Feria de Julio). Valencia 11-07-12

“Guitar Man” no es solo el último trabajo del jazzman George Benson: es el propio Benson en su faceta más exquisita y destilada. Y así fue como apareció sobre el escenario de los Conciertos de Viveros dentro de la Feria de Julio de Valencia, la primera de las 4 paradas españolas dentro de su extensa gira europea. Uno de esos “lujos” sonoros que no debíamos desaprovechar pese al altísimo coste de la entrada y que consiguió, quizás no llenar el recinto pero sí atraer a la prole de seguidores del del Pittsburgh.

El Benson que dejó atrás su faceta mas pop allá por los '80 llega a sus 69 años a sucumbir a las fauces improvisatorias del jazz más marcado y esctructurado. Sin innovaciones, sin recursos grandilocuentes: Benson, su Ibáñez (nada más valenciano, dicho sea de paso) y una banda de 5 grandes músicos a sus espaldas que se pasearon entre el jazz, el pop, el soul, el funk y algún que otro arranque a lo Chuck Berry. Tom y David (teclados), Oscar (percusión), Michael (guitarra) y Stanley (bajo) se convirtieron en esa especie de Funk Brothers que acompañaban al maestro Benson.

John, el speaker del show (nunca habíamos visto un presentador salvo en los programas televisivos de José Luís Moreno), daba paso a Benson y el público enloqueció en el momento que el americano apareció sobre el escenario. Los Jardines de Viveros estaban acondicionados con unas sillas que perdieron prácticamente su uso en la tercera canción del setlist y de las que muchos prescindieron para dar rienda suelta a pasos de bailes improvisados e incluso coreografías a ritmo de ese soul “apopado” del que Benson siempre ha hecho gala.

Y es que si algo pensábamos que sucedería esta noche desde luego no era esta respuesta que el público dio a cada tema que George Benson desenredaba, ya fuera con guitarra, acompañado de su voz o dejándola de lado. Una entrega total que convirtió este concierto en una gran iglesia del Harlem newyorkino en la que los que estaban sentados alzaban sus manos al aire y los que estaban de pie dejaban que la música les contoneara sin control alguno. Con una media de edad bastante alta (desde luego nada que ver con el público asistente a los conciertos anteriores), para nada se convirtió en un show aburrido.

Pero esa no sería la única sorpresa que nos depararía la noche. Un Benson impecablemente correcto que compartió con el público todas sus canciones y que se permitió algunas licencias y algunos guiños, como por ejemplo dedicar a los asistentes uno de sus temas más conocidos, aunque tal vez porque fue otro artista el que lo popularizó varios años después. Con ese “Nothing's gonna change my love for you” comenzó la catarsis y el ritual de hipnosis colectiva. Tras él, un somero repaso por su último trabajo editado, “Guitar man”, con el homenaje a Michael Jackson y su “The lady in my life” en versión instrumental o ese “Don't know why” de Norah Jones con teclado, cajón flamenco y la Ibáñez de Benson. Dos de los grandes momentos de la noche, quizás no precisamente por lo movidos que eran, pero sí por lo que llegaron a transmitir entre los asistentes.

Si el show comenzó con temas más jazz, sus derroteros fueron por otros caminos en los que el pop, y el soul eran los reyes de la noche, pero sin olvidar ese funk tardío, bailable y contagioso en alguno de sus temas, como el “Gimme the night” que pocos recordaban en la voz del propio Benson allá por 1980. Y es que, no lo olvidemos, la trayectoria de Benson ha sido la de un trabajador de la música que ha ido evolucionando y adaptándose a las modas hasta que pudo volar libre y hacer lo que le diera la gana musicalmente hablando.

Una expléndida y emocional “In your eyes” se convirtió en el baladón de la noche junto, quizás ese “Kisses in the Moonlight”, dos temas que nos hacían viajar a los años '80 de forma inmediata y que los asistentes disfrutaron, ya fuera por esa regresión sentimental, o por la sensibilidad de Benson a la hora de interpretarlas. Temas en los que dejó de ser ese “Guitar Man” y apartó su virtuosismo (más acentuado en los primeros temas interpretados con toques de jazz) durante algunos temas. “Let me love you one more time” formó parte también de ese sonido ochentero que invadió cada rincón de los Jardines de Viveros de Valencia.

Antes de poner el punto y final a las casi dos horas de concierto, Benson puso en escena un peleón y bailable “Never give up on a good thing” con el que el público terminó de desmelenarse y bailar como si fuera la última cosa que les quedaba hacer en su vida. Benson y los suyos consiguieron encaminar el show y llevarlo hasta donde querían: la diversión y la sonrisa en cada uno de los presentes y ese ritmo básico con raíz de soul que se apodera de todo el que lo escucha. Y tras este tema, el “On Broadway” que ya versionara y popularizara el propio Benson en 1978, con interludio instrumental e interactuación con el público...

Sin duda, el de Benson será el concierto más redondo de esta Feria de Julio musical en los Jardines de Viveros. No solo por tratarse de una de las leyendas del smooth jazz actual (aunque eso de “leyenda” quede siempre para los muertos), sino por el cómo es capaz de activar a toda una audiencia a golpe de yemas de dedos y de ritmo. Sobretodo un público como el nacional, más reacio a este estilo y además, más purista en su raíz más jazzie. Pero a Benson, como a Sabina, le sobran los motivos para desplegar eso que corre por sus venas y que embriaga a quienes lo prueban.

Qué mejor que dejaros con una pequeña muestra instrumental del manto que Benson y su banda desplegó en las primeras canciones del setlist. Toques jazz que desde el primer momento el público quiso ver de cerca olvidándose de la comodidad de estar sentados. Pero, como alguien dijo durante el concierto, “...ver a Benson sentado, no es verlo ni nada...”. Efectivamente, sin que pidiera directamente una movilización de los presentes, fueron estos los que respondieron al ritmo que sus yemas y sus melodías desprendían. La elegancia de las últimas décadas de música norteamericana pasada por la batidora del de Pittsbugh en los Conciertos de Viveros de esta Feria de Julio de Valencia.