La celebración de los 20 años sobre los escenarios de OBK hizo parada en Valencia. Una parada quizás todavía algo vespertina (por la hora, queremos decir) pero puntual; una puntualidad horaria y también musical, con todo aquello que se esperaba de este dúo-grupo catalán.

Si bien es cierto que, como adelantamos ya en Alquimia Sonora, OBK está de estreno con un repaso a esos 20 años vividos con la edición de "Nuevas versiones de singles", sobre el escenario de la sala Mirror compartieron con todo el público esa parte más emocional de toda su carrera. Porque en ese repaso, en esa mirada atrás, está el mismo repaso de muchos de los asistentes al show. "Pero si yo recuerdo cuando le grababa a mis amigos el disco en cintas", escuchamos decir a uno de los treintañeros que no quisieron perderse esta techno-pop-efeméride. Y es que, aunque esté mal decirlo, todos le hemos grabado a alguien alguna cinta de aquellas de TDK a algún amigo y sobre ella hemos escrito 3 letras: OBK. ¡Qué tiempos!... cuando el grabar cintas a los amigos no incurría en delito... y cuando aquel gesto inocente seguía permitiendo a los artistas vivir de la música. Y es que Jorge Sánchez y Miguel Arjona han sobrevivido a cambios estilísticos, a sus propios cambios vitales, a la piratería,... De vuelta de todo y de camino a mucho más, con parada en Valencia.

Quizás el agradecido baño de masas que el grupo se ha dado estos días en Madrid y Barcelona con motivo de las diversas celebraciones del Orgullo Gay distaba mucho de la pequeña representación que esta noche había en la sala. Pero, ¿se necesita algo más cuando la gente se entrega por completo a las canciones que desde el escenario se proponen? Desde la pareja emocionada ante himnos como "El cielo no entiende" o "Yo no me escondo" hasta aquel que no duda en ninguna frase de ninguna de las canciones ajeno a sus acompañantes. Porque para cada asistente OBK significa algo distinto lejos de las modas, de las radiofórmulas y lejos, en definitiva, del raciocinio empirista de Locke... Una mezcla que eclosionó en el momento en el que comenzaron los primeros compases del "Tú sigue así" y que presagiaban en qué se convertiría la siguiente hora y media de concierto.

Jordi y Miguel, acompañados de Sergi Pérez (teclado) y Mario Cea (guitarra), desgranaron ese álbum de familia que es su último trabajo. Desde "Oculta realidad" a "Lucifer" pasando por las clásicas "La princesa de mis sueños" o "De qué me sirve llorar", dejando para culminar la noche ese "Historias de amor" que cumple 20 años y que se incluía en "Llámalo sueño". Una actuación en la que la energía de Jordi lo movió prácticamente todo ya que era la única figura visible que servía de intermediario entre la música y el público. Una entrega que quizás el público solo abrazó a medias, tal vez por el cansancio de la semana o por el calor constante en la sala.

A pesar de estos pesares, a pesar de que las nuevas revisiones de los temas más identificativos de estos chicos suenan muy parecidas entre ellas (en términos generales, no os molestéis, amiguitos alquimistas), a pesar de algún acople, de algún tono extraviado momentáneamente,... nadie podrá poner en duda que 20 años en realidad no son nada y que quedan muchos más por delante. Demostrado queda y damos fe de ello.

Destacar esa especie de mash-up, el "I feel Jesus" que señala ese respeto y esa admiración musical que OBK siempre ha tenido hacia Depeche Mode. La mezcla de dos de sus grandes canciones, como son "I feel you" y el "Personal Jesus"; un momento convertido en superlativo y coreado por todos. Porque está claro que Depeche son mucho Depeche (sí, no podemos evitar declararnos fanS, en plural), pero también está claro que Jordi y Miguel debían incluir ese homenaje en sus directos (en el último trabajo no aparece, aunque sí en "Extrapop").

Un OBK más vivo que nunca, igual de actuales que siempre y en plena forma, no solo física, sino musical. Porque quizás pueda gustarnos más o menos el estilo que abanderan desde sus inicios, pero no podemos decir que no hayan trabajado durante estos años por conseguir abrirse camino en un estilo tan complicado como el techno allá por 1991. Y sí, amiguitos alquimistas, os vamos a dejar con las mejores instantáneas del concierto, pero además con el videoclip que consideramos más vitalista de los hasta ahora editados. Ese "El cielo no entiende" dirigido por Juan Antonio Bayona (a sus pieses -los dos- maestro) antes de orfanatos y Belén Rueda.

"El cielo no entiende" (J. A. Bayona, 2000)