
Alquimia Sonora: Louisiana sois los culpables de un primer trabajo editado al que muchos hemos mirado dos veces por lo asombroso de su factura. Una producción impecable gracias a Rafa Domínguez en la que las letras y la melodía cobran una dimensión abierta. ¿Cómo fue el proceso de gestación de este trabajo?


Se sobrevive si se tienen unas buenas tijeras a mano. Supongo que eso es todo. Aquellos que se acerquen a un disco cualquiera deberían actuar como hago yo (y como hace cualquier mujer) cuando me compro una falda: en cuanto llego a casa quito todas las etiquetas. Son incómodas, pican. En cuanto se adquiere la prenda ya no sirven, si las etiquetas cumplen algún tipo de función informativa, su “existencia” es limitada. Además, nadie puede pasearse por la calle con ellas puestas, provocan extrañeza en los demás. Pero te agradezco que opines que tenemos un estilo propio y que recurras a la denominación de “pop progresivo”. Me encanta.

Hay una sucesión lógica de distintas fases: para mí, la composición de lo estrictamente musical supone un proceso muy intuitivo y casi visceral. Sigo una dinámica de trabajo, es decir, que no creo en la inspiración a no ser que las musas me descubran con la guitarra en la mano, pero obviamente me muevo por pulsiones e im-pulsiones. En ese sentido, intento que la música no sea algo tan matemático como nos enseñaba el profesor de solfeo hace años. Dicho esto, no creo que corazón y esfuerzo-trabajo sean incompatibles. Más bien al contrario. De hecho, cuando compongo una “canción” (el proceso concluye al compartirla con Luis y más tarde con la banda), me sumerjo en un estado de absoluta dedicación y casi obsesión, no puedo hacer nada más hasta que más o menos la siento cerrada. El trabajo y el esfuerzo son indispensables. El nivel de renuncia y sacrificio que nos exige este proyecto, no solo a nivel creativo..., el precio que hay que pagar es tan alto que a veces resulta desalentador. Al fin y al cabo, hacer música supone traficar con tus emociones y eso es algo delicado que puede hacerte daño o acabar por quemarte. Por eso hay que disfrutar de todas y cada una de las fases del proceso. Disfrutar del trayecto y dejar de quejarse (“papá, cuánto queda”, “papá, me hago pis”), porque puede ser que nunca lleguemos al destino que más o menos de manera inconsciente todo creador se fija.

En realidad, cuando me mudé a Zaragoza llevaba años componiendo y deseando concretar mi proyecto musical, algo que no sucedió hasta que conocí a Luis (precisamente al término de un recital de poesía en el que participaba) y me convenció de que, con las canciones que me callaba, podíamos hacer algo juntos. Yo había realizado alguna prueba para un par de grupos de la ciudad pero, cuando me preguntaban si componía, respondía negativamente. Me daba mucha vergüenza y me costó “emanciparme” de ese pudor. Dicho esto, las canciones son canciones y los poemas son poemas... me refiero a que las canciones no son poemas musicados. Puede suceder que un poema me lleve a componer alguna canción o viceversa, por ejemplo, este verano he estado trabajando (y sigo, aprovechando ratoncicos libres) en una colección de poemas que nacieron a partir de una canción. Dicha canción se llama “A-mares” y se refiere a los prolegómenos de una historia de la que fui co-protagonista y que necesitaba expresar de manera más “ambiciosa”, por así decirlo. Porque ella sola no bastaba para el desahogo. Emocionalmente hablando, hay necesidades que se caracterizan por su insaciabilidad. Volviendo a tu pregunta... ji, ji, ji..., hace poco leí una entrevista a Fon Román en la que afirmaba que “Las melodías no necesitan palabras para ser canción; en cambio, las palabras necesitan melodía para ser cantadas”. La música es lo primero que genero cuando comienzo a componer una canción. Quizá tenga algún verso en mente que me interese incorporar, pero funciono mucho guiada por el famoso método del “guaching guor, guaching güel”.

Desde luego, quien opine que Louisiana es un grupo oscuro, está en su derecho de hacerlo, a mí no me molesta... pero no me lo parece. Al menos no en este disco. Si el léxico utilizado en un poema connota oscuridad, éste será oscuro, en cambio, una determinada melodía puede iluminar cualquier letra oscura. A mí, este contraste me resultó muy importante en “Louisiana” y, sobre todo, productivo. Cuando soy feliz, no experimento esa necesidad imperiosa, como suele decirse, de expresarme, de dejar constancia de lo que siento. Sí, es eso, dejar constancia. Compongo desde el dolor y, a medida que voy concretando una canción, también voy lamiéndome las heridas. ¿Exorcismo? Absoluto. Suelo regodearme de que no lloro, pero todos necesitamos llorar. Y, para mí, cantar es una forma de hacerlo. Desde un impulso vitalista, además.

Efectivamente, Luis es la mitad indivisible de este proyecto, aunque ahora mismo no esté aquí respondiendo a vuestras preguntas para demostrarlo. Puede parecer extraño, pero creo que contamos con lo mejor y lo peor de un matrimonio, sin existir entre ambos ningún tipo de vínculo erótico-festivo. Luis y yo nos conocimos, descubrimos que éramos prácticamente vecinos y pusimos en común algunas de esas pequeñas canciones que yo guardaba. Aquel verano habría sido muy aburrido sin él. Pasados unos meses, después de haber ensayado horas y horas frente al espejo de mi habitación y haber ofrecido un par de conciertos, nos dimos cuenta de que necesitábamos una banda que nos reforzara y fue entonces cuando se incorporaron tres músicos, de los cuales ahora solo prosigue Dani, nuestro batería (espero que por mucho tiempo). Entonces pasamos a ensayar en el salón de casa. Afortunadamente, ahora ensayamos en unos locales destinados a ese fin... y seguimos sin tener problemas con los vecinos. Hemos ido muy pasito a pasito. A finales de este verano, iniciamos una nueva etapa, considero. Ah, puedo asegurarte que, si conocieras a Luis personalmente, no lo habrías comparado con M. Ward, sino con otro músico... y hasta aquí puedo “leer” (se supone que esa excentricidad suya no me hace ni pizca de gracia).

Supongo que, más allá de la formación canónica de guitarras-bajo-batería, la incorporación de otro tipo de instrumentos contribuye a enriquecer las canciones. Se puede expresar más y mejor. La melódica, el metalófono, el clarinete (si supiéramos tocar la gaita, también)... incluido el silencio: de cara al próximo disco, nos gustaría potenciarlo, investigarlo. Creo que en la música contemporánea los silencios están infravalorados. Y cada vez me gustan menos los grupos cuyos integrantes se empeñan en exhibir su virtuosismo por encima de una canción, en tocar todos a la vez y todo el rato. Lo importante, más allá de los individuos que las componen, son las canciones. Y en ese sentido, hay que mirar siempre por aquello que es mejor para las mismas.

Porque no me permitieron que durara más de 50 segundos (nota mental: hay que mirar siempre por aquello que es mejor para la canción, Ana).
Ja, ja, ja... No te preocupes, si es necesario toda la redacción de Alquimia Sonora hablaremos con Luís y con el resto para convencerles... Uno de los temas más que más nos han sorprendido ha sido “Feliz daño nuevo”. Con una melodía que parte de lo clásico pero que luego va adaptando modos y ademanes más complejos acabando en la distorsión final de la voz. ¿Con qué canción os quedáis cada uno de “Louisiana”?
Es curioso, pero canciones que dejan de tener sentido, de repente lo recuperan de nuevo. Me sucedió este verano con “Que me Desamor” o “Feliz Daño Nuevo”, pasé de no querer interpretarlas en directo (las sentía lejanas en el tiempo y la experiencia, y pensaba: “para qué voy yo ahora a revivir todo este dolor, si ya lo superé”) a necesitarlo. Y en los ensayos. Y en mi habitación. Sentí que la distancia y el silencio volvían a ahogarme, algo que había cantado en aquellas dos canciones. Pero mi preferida de ahora mismo se llama “¡Hola!”, que compuse hace una semana y que ya he podido compartir con Luis, incluso con Dani. Incorporar una canción a la banda sonora de tu vida de una manera tan inmediata resulta muy sanador. Y compartirla en el local de ensayo cuando está en su punto álgido (porque se refiere al presente más inmediato) es una experiencia muy intensa, una auténtica catarsis que viene a confirmar el sentido de la música. De sanación, de terapia de grupo, casi. Luis y yo solemos bromear con que las canciones son partes “cardiológicos” que reflejan nuestra enfermedad o nuestra salud en ese aspecto. Yo con estas cosas soy muy callada, así que en realidad no es broma.
Luis me contó ayer en el ensayo que su canción favorita del disco es “Circo / El Cuento de la Princesa y el Guisante”, también conocida como “Rafa Domínguez”... ¿en su honor?

¡Ajá! Nos gusta pensar que la portada del disco es la octava canción. Se trata de una fotografía de Jorge Fuembuena: forma parte de su colección “Kids”, que ha obtenido numerosos y muy importantes premios y que fue tomada en Islandia en el verano de 2009. Fue Marta, hermana de Jorge y amiga mía, quien me sugirió que echara un vistazo a “Kids” (puede hacerse desde www.jorgefuembuena.com). Me aseguró que estaba en la línea de la obra de fotógrafos como Ellen Kooi, que me maravilla. Con la obra de Jorge Fuembuena flipé. En seguida deseé que aquella foto se convirtiera en la portada del disco. Me apasiona porque tiene cierto componente onírico muy poderoso y creo que refleja un juego de contrarios muy preciso, el más evidente entre la inocencia de esos dos niños que se abrazan y el avión de guerra.

En bachillerato, mi profesora de Economía nos explicaba que la crisis respondía a un comportamiento cíclico de la economía, que era parte de un proceso circular. Para avanzar hasta el siguiente estado, en la industria musical como en todo, supongo que lo importante es no quedarse quieto, luchar contra el inmovilismo, ir siempre hacia adelante. Desde luego, no podemos esperar a que alguien nos saque de ésta porque nadie lo hará. Nuestras competencias son muy básicas y se reducen a lo que nosotros mismos podamos hacer por Louisiana, por burlar ese bache en el que se halla este maldito negocio. Editar nuestra primera referencia discográfica a través de una plataforma virtual nos pareció la manera más inmediata, directa y cómoda de llegar al grueso del público potencial. Ignoro cuáles serán las cifras de descargas en este momento pero, cuando sacamos el disco, se sobrepasaron las mil en cuestión de cuatro o cinco días y esto no habría sido traducible en ningún caso por discos vendidos en formato físico. A mí me gustaría que la gente nos escuchara y que viniera a escucharnos también a los conciertos, ése es digamos el objetivo, el sentido último y más gratificante de todo esto: sentir que ese ambiguo ejercicio de exhibicionismo, que para una persona más bien tímida supone sacar a la luz sus canciones, no ha sido en vano, que los esfuerzos se ven recompensados porque las canciones que deseamos compartir trascienden y llegan al público. Volviendo a lo expuesto hace unas líneas, es necesario mantenerse activo, hacer cosas, componer, grabar, tocar... Para mí, la verdadera herramienta contra la frustración es el trabajo constante, sentir que se avanza hacia algún lugar.

Bueno, considero que la cercanía con los seguidores no nos la proporcionan las redes sociales sino, más bien, el contacto directo con ellos. En los conciertos, por ejemplo. A mí lo que me gusta es componer y tocar. Interactuar con la gente, en principio, también. Pero no pasar las horas muertas frente a la pantalla del ordenador. Internet es muy frío. No obstante, entiendo que se trata de un elemento importante de exposición y promoción que ningún grupo que quiera darse a conocer puede obviar. De todos modos, somos víctimas de una sobrecarga informativa que llega a saturar (los grupos en general no tenemos piedad ni respeto cuando de “spamear” se trata) que algún día debería hacer “boom” y acabar con todos nosotros.
...un “zas!, en toda la boca” informativo por todo lo alto... Por lo que a los shows en directo se refiere, ¿qué ofrece Louisiana sobre el escenario?

Quizás sea sobre el escenario de El Veintiuno el próximo noviembre en Huesca... Y ya que nos hemos acercado a Aragón, Zaragoza es más que Héroes del Silencio o Amaral...

¿Hay que salir de Zaragoza para que se conozca más a Louisiana?
Sí, quiero.
Y antes de acabar la entrevista y de llegar finalmente a nuestro destino en Louisiana, conozcamos un poco cuál es el desayuno sonoro y continental de Ana...

Te recomiendo desde ya (desde un YA mayúsculo) el “Metals”. Y hasta aquí puedo leer ahora yo... ¿Y para el almuerzo, tan typical Spanish?
¡“Adelante Bonaparte”! Me emociona. Es fascinante la capacidad creativa de los miembros de Standstill. Su inquietud, en el sentido de estar siempre haciendo cosas y planteando nuevas vías de expresión para llevar a cabo sus proyectos. “Adelante Bonaparte” es una obra de arte ambiciosa y abarcadora, que lo transciende todo. Y el directo es impresionante. Con amigos que compartan esa pasión por la música, lo mejor. Ahora mismo estoy deseando que salga lo nuevo de Egon Soda.
Para los que anden algo despistados, la voz de Egon Soda es Ricky Falkner, miembro de Standstill... La cuadratura del círculo... Y a partir de aquí, ¿qué otro destino le espera a Louisiana?
Gracias a Kike (nuestro manager) y a Marisa (Promociones sin Fronteras) estamos cerrando fechas para seguir tocando fuera de Zaragoza. De modo que proseguir con la gira es lo más inminente. Por otra parte, hemos acordado con Rafa el momento de entrar a grabar las canciones del próximo disco. Y, en cuanto termine de contestar a tus preguntas, saldré a dar un paseo. Estos son nuestros proyectos a corto plazo (los que podemos confirmar).
Ja, ja, ja... Sí Ana, te has ganado salir a dar un paseo reparador después de esta entrevista... Gracias por dedicarnos estos minutos y por regalarnos “Louisiana”, uno de los trabajos iniciáticos más interesantes que hemos escuchado en la redacción de Alquimia Sonora en lo que llevamos de 2011. Y como nos hemos enganchado a ese tema “Feliz daño nuevo”, os dejamos con la canción para que la escuchéis y, como siempre, la comentéis. Además, un presente de Louisiana: si queréis asistir gratis a cualquier concierto del grupo, solo tendréis que enviar un correo a louisianamusica@gmail.com.
“Feliz daño nuevo” (Louisiana, 2011)
Próximos conciertos:
11 noviembre – Huesca (El Veintiuno)
17 noviembre – Madrid (Sala Costello)
25 noviembre – Zaragoza (Sala López)
01 diciembre – La Rioja (Alfaro)
15 diciembre – Toledo
Más info:
http://www.louisianamusica.blogspot.com/
http://www.virtualbum.es/louisiana/
http://www.myspace.com/louisianamusica
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario