MCA Records, 1990.
Menos de una semana para Navidad. Ya es tiempo de abrigarse, aunque yo por aquí aún pueda ir en camiseta. Es tiempo de amar al prójimo, aunque yo prefiero amar a quien está ahí todo el año. Es tiempo de regalos, aunque yo y otros cuatro millones novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve (oficialmente, claro, que ya se saben que son más, muchos más) sólo apreciaríamos UNO por encima de todos. ¿Qué? No hombre, no, no me apellido Scrooge. Ojalá, al menos no tendría problemas de dinero. Tampoco odio estas fechas, sencillamente las veo como lo que son, un plan de marketing muy elaborado para sacarle el dinero a la gente incluso en tiempos de crisis, que además se ha ido americanizando en nuestro país de una manera abrumadora. Pero oye, si la gente es feliz así, creyendo en la paz, el amor y la buena voluntad una vez al año… ¡pues si cuela, cuela!
Vayamos al lío.
Si bien Eduardo Manostijeras no es una película navideña al uso, ni se centra en ello, sí que tiene un cierto aire en ese sentido. Esto, unido a la música de Elfman, convierte esta semana en la más indicada para hablar de ella.
Si Batman es para mí su mejor y más completa obra, la que nos ocupa, aunque más sencilla, es otra de sus joyas de la corona.
Realmente el tema principal de este score y sus múltiples variantes es uno de los más emotivos y, por qué no decirlo, más bonito que se haya marcado este compositor en su historia musical. Además es uno de esos discos donde los coros juegan un papel muy fundamental, haciendo alcanzar un nivel superior a la música que acompañan.
Cada vez que lo escucho no sólo me recuerda al film, sino que su esencia me trasmite un montón de sentimientos, sobretodo de esos que te dan flojera. ¿Qué? ¿Pero qué decís hombre? ¡De la de la pata para abajo no! ¡De la ñoñería, so bestias! Vamos, que alguna lagrimilla hace amago de escaparse, pero con cuatro berridos bien dados se vuelve para dentro sin rechistar.
Mejor comenzamos con el repaso, antes de que vuestras perturbadas mentes sigan divagando por perversos senderos. Hay tres versiones del mismo tema que llaman la atención sobre las demás y son el motor de todo. Sería los siguientes:
Storytime comienza con un toque muy de caja de música, cabalgando entre el buen recuerdo y algo no tan bueno. Sencilla pieza con violines principalmente y coros de fondo, que poco a poco se convierten en un primer vistazo al tema central de la película.
Introduction es el main title. Básicamente comienza igual, con el toque a caja de música, pero que pronto demuestra ser algo más complejo, con más bajos y una melodía más desarrollada. Los coros son más extensos y mucho más intensos, parte fundamental de la composición.
Ice Dance repite esquema, con ligeras variantes, sobretodo en tempo y tonalidad, mucho más lenta y suave para acompañar a una de las escenas más llamativas visual y narrativamente de la película. Una pieza cortita, pero intensa, que no necesita palabras y deja que la música hable por sí sola.
Después de estos tres ejemplos, los demás temas se mueven casi por la misma senda, aunque los hay relativamente diferentes:
En Ballet de Suburbia encontramos una pieza corta, alejada del toque más “oscuro” del disco, con más colorido musical y cierto toque circense.
The final confrontation es una pieza que mantiene la esencia del disco, incluso recupera parte de la melodía ya conocida, aunque se torna en sonido más tenebroso al principio y hacia el final.
Death resuena en nuestros oídos como otra variante del tema central, aunque en este caso sea más melancólica al empezar, para luego ir pasando a parecerse más al original, aunque manteniendo cierto toque oscuro que se acentúa hacia los dos minutos y quince segundos.
En fin, que el resto del disco es muy similar, con temas casi siempre cortos pero intensos, aunque repetitivo, como parece ser habitual en los últimos casos elegidos por mí para escribir. Tengo una puntería que ni Robin Hood.
Curiosidades sobre este disco no hay muchas:
Una es que la película en principio fue concebida para ser un musical, algo que hace preguntarse hasta qué punto habría cambiado el trabajo de Danny Elfman en ese caso.
La otra la tenéis ahí presente en el anuncio de este año para la Lotería de Navidad. Están utilizando el tema Ice Dance. Como ya comentaba, aunque no estemos ante una película navideña concretamente, hasta la música tiene algo que la hace perfecta para plasmar este tipo de fechas.
¿Qué, ya estáis embriagados por el espíritu navideño? ¿Habéis soltado alguna lagrimilla mientras escuchábais la música? ¿Tenéis ya mis regalos de Reyes? ¿Cómo que qué regalos? Pues hombre, a ver si os creíais que escribo de gratis. Un poco de solidaridad con el redactor, que está aquí semana tras semana escribiendo para que vosotros no os aburráis mirando al techo mientras una araña teje su tela. Si yo con un sobre con 50€ de nada (de cada uno, claro) ya tengo. Pura calderilla.
¿No? ¡Pues paparruchas para vosotros también! Luego dicen que el avaro era Scrooge.
Hasta más ver, alquímicos duendecillos navideños.
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