
Varése Sarabande, 1984.
No dejar que le de la luz del sol, no mojarlo y, por encima de todo, nunca dejar que coma después de medianoche. Esas son las reglas para tener un Mogwai en tu casa. Claro que cualquiera cumple con eso, son más complicadas que las de un perro y más peligrosas que una gata en celo.
Gremlins es una de las películas más divertidas de la infancia de toda una generación, y de tantas otras que vinieron detrás. Un clásico navideño inusual, como a mí me gusta. ¿Cómo que por qué no hablo de música de películas navideñas de verdad? Paso de perder el tiempo con la enésima BSO de la enésima reinvención de Santa Claus, donde básicamente habrá villancicos americanos en todo el disco y luego algo de score con campanillas de fondo. Aburrido.
Jerry Goldmisth nos ofrece aquí una de sus composiciones más divertidas, con un toque de terror y esas piezas totalmente gamberras que tan bien representan a esos duendecillos verdes con muy mala idea para divertirse. Un trabajo insuperable que ni él mismo consigue aventajar con Gremlins 2.

En fin, vamos yendo al repasojñlanowlñfasllñ… ¡Quieto bicho, deja de aporrear el teclado! No pongáis esas caras, que no ha sido ningún Gremlin, sólo mi hija. Deberíais verla, hace más estragos ella sola que un grupo de duendecillos verdes multiplicados en una piscina.

En First Aid escuchamos el tema de Gizmo ya plenamente desarrollado. Una melodía tan sensible y “adorable” como la mascota a la que representa.
Spilt Water comienza siendo la mimosa música de Gizmo, pero irrumpiendo de repente, los instrumentos de cuerda se vuelven más graves y sonidos sintetizados tornan la pieza en algo tenso y poco halagüeño.
Late for Work es, básicamente, la pieza más alegre de todo el disco junto a Mrs. Deagle & that dog. Una manera genial de presentar al pueblo mientras el personaje principal corre hacia el trabajo.

The Box juega con los sonidos sintetizados de nuevo, acompañado de cuerda principalmente, donde se da rienda suelta al fin a lo que será el tema de los Gremlins, aunque sea brevemente.
Todo comienza con Kitchen Fight. Los duendecillos "traviesos" han nacido y su primer campo de pruebas es una cocina y su ama de casa. De nuevo los sonidos sintetizados juegan su papel, creando una tensión importante ayudados por violines, a veces con toques parecidos a Psicosis. Todo ello sirve de preludio para una gran explosión de graves y estridentes violines que dan forma a la esencia de esos pequeños duendes cabroncetes.
En The Pool el juego de sonidos sintetizados es mayor que la instrumentación, consiguiendo un corto tema que recuerda a películas de ciencia ficción de los años 50.

The Fountain & Stripe's Death es una joyita que mezcla prácticamente toda la música de la película en una melodía desenfrenada, que incluso incluye un marcha heróica para Gizmo.
Y llegamos ya al himno de los bichejos, The Gremlin Rag, un tema totalmente compuesto por sintetización (a menos que mis oídos me engañen). Lejos de ser un lastre, queda que ni pintado como melodía gamberra y desenfadada.

Como curiosidades sobre la música de esta película no hay, os dejo un vídeo curioso (válgame la "rebuznancia") con los Gremlins y Batman de protagonistas. Pinchad aquí.
Eso sí, hace nada ha salido un nuevo disco remasterizado. Lo temas enlazados por Youtube pertenecen al mismo.
Y recordad, si escucháis ruidos raros en casa por la noche tened cuidado, podrían ser... ladrones. ¡Que los Gremlins no existen, atontaos!
Afilados y profundos mordiscos, alquímicos lectores.
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