Lo que ayer se vivió en Badalona fue una auténtica fiebre de jueves noche. Aunque bien es verdad que el espectáculo empezó por la tarde con los dj´s. Sin embargo, yo llegué al recinto un poco antes de las nueve y la cola de gente aún daba la vuelta al Palau Olimpic, a pesar de que Mohombi estaba a punto de salir a escena, lo que me dejó bastante claro que, efectivamente, Pitbull era cabeza de cartel y lo anterior era sólo un mero calentamiento.

Tras los primeros momentos de descontrol, debido a la cantidad de gente y de accesos, zona vip, pista, Medios de Comunicación, etcétera, consigo encontrar mi puerta. Mientras espero a la Jefa de Prensa, observo el percal que tengo a mi alrededor. Algún altercado, sin importancia, producto seguramente del alcohol de los botellones previos a la apertura de puertas y un grupo de mendigos que intenta, sin demasiada suerte, recuperar alguna sobra. Por fin, sobre las diez de la noche, conseguimos acceder al recinto, para corroborar lo que la emisora Europa FM llevaba varios días anunciando, un lleno absoluto.

Llego con tiempo suficiente como para ver los dos últimos temas de Mohombi, que ya me da una pista de cuál es el ambiente de fiesta que hay y de cómo se iba a poner aquello cuando el rey del mambo saliese. El cantante sueco-congoleño, ahí es ná, se despide del público con In your head y los técnicos empiezan a preparar el escenario. Mientras tanto, la gente sigue bailando al ritmo de temas discotequeros de Europa FM.

A las 10 y media de la noche, vestido con traje negro y gafas de sol, como el hombre de negocios que es, aparece la estrella del momento, Armando Christian, alias Pitbull. El público enloquece y comienza, lo que será, una sucesión de fiesta continua con una duración aproximada de dos horas. Yo no hago más que mirar a mi alrededor porque no consigo salir del asombro. Pese a lo que cabía esperar, allí se agrupaba un publico de lo más heterogéneo. Gente de todas las edades, latinos y españolitos de a pie, familias con hijos, chicas muy sencillas con sus tacones, tan propios para un concierto y otros con chandal y deportivas. No tengo que mirar muy lejos, delante de mi una madre y su hija, de no más de once años, cantan temas como Maldito alcohol, o letras instructivas del tipo “hazme el favor y meneate chica tienes tremendo..culo”, mientras le enseñan al cantante corazones que forman con sus manos. A mi lado tres chicas que no paran de bailar en ningún momento y, lo que es más sorprendente aún, cantar. Absolutamente todo el mundo se sabe las canciones, cuyas letras a veces me cuesta incluso descodificar.

El sonido es bastante bueno, ya no sólo la calidad, si no la cantidad de músicos que acompañan a Pitbull en el escenario. Dos mesas de mezclas, un teclado, una guitarra, una batería y un conjunto de percusión que suena muy bien y que nos acerca a esos ritmos latinos. Un sonido bastante compactado, nada trillero, con unos cortes muy bien definidos y con una música que enlaza una canción tras otra. La mayoría de las veces ni siquiera se toca una canción completa, si no que son fragmentos. Me llama la atención el hecho de que no haya ningún silencio entre tema y tema, lo que permite que la gente se mantenga siempre animada y sin ninguna posibilidad de descanso, salvo en alguna ocasión en la que el cantante aprovecha para dar las gracias.
El juego de luces hace que este concierto sea un gran espectáculo. Es una verdadera discoteca un día de fiesta por la noche.

Dentro del repertorio no faltan Rain over me, On the floor, I like it, Got us falling in love, de sus numerosas colaboraciones, con Marc Anthony, su señora JLo, Enrique Iglesias o Usher, entre otros. También aprovecha para hacer un cameo por temas que, aunque no forman parte de sus canciones, no dejan de ser igualmente conocidas, como Ayer la vi, de Juan Magan, la canción que ha sonado hasta la saciedad, Pa panamericano, Danza Kuduro, de Don Omar y compañía o la canción del momento, Ai se eu te pego, del brasileño Michel Teló.
También nos recuerda el tema, al que posiblemente le deba parte del éxito inicial, I know you want me. Y, aprovecha para demostrarle a su público como mueve un latino el body, con una salsa, mientras que sus compañeros de escenario le cantan “Armando vasilón, Armando vasilón”.

Pitbull termina sacando su parte más tierna al decir que la siguiente canción se la dedica a la gente que, como él, alguna vez ha estado o está abajo para que vuelva a estar arriba y suena Give me everything today, con el que se despide diciendo: “muchas gracias España por darme la oportunidad de estar aquí. Gracias porque sin vosotros no existiría Pitbull, ni movimiento, ni nada” y por último añade uno de sus “daleh”, que yo, personalmente llevo esperando desde el minuto uno de concierto. Hace una reverencia y desaparece del escenario. Así, sin bises ni nada, porque Pitbull es un hombre ocupado que no se anda con chiquitas.

Cientos de manos en alto que han vibrado esta noche en el Olimpic de Badalona, conquistadas por un cantante que rapea sobre una base comercial, con mezclas latinas y que mueve las caderas al más puro estilo de Chayanne. ¿Es el huracán Pitbull? No sé. Pero lo que sí es cierto es que ha conseguido un lleno absoluto en Barcelona y un cartel de “entradas agotadas”, desde hace semanas, en Madrid.