Virgin Records, 1988.
Antes de que hubiera señores con anillos en el cine, (sí, incluso antes de los gitanos y los raperos), existió un mundo poblado de magia, criaturas fantásticas, guerreros encantados de conocerse a sí mismos, hechiceras malvadas vestidas de monjas, los primos de los Diminutos, los primos de los Hobbits, la prima de Galadriel, las primas de Campanilla y encantamientos con polvos mágicos, (como los de ahora, que se echan de forma distinta, pero dejan igual de encoñada a la gente)
Continuaban por aquel entonces los niños/as batallando en columpios de metal rodeados de tierra, sin rodilleras, sin coderas, algunos temerarios incluso sin poner las manos delante para frenar la caída, ganándose una merienda extra rica en minerales (entre otras sustancias menos apetecibles). Cuenta la leyenda que esos niños/as poseían poderes extraordinarios como la imaginación, con la cual convertían cualquier juego en un mundo de aventuras lleno de peligros y nobles hazañas que llevar a cabo.
Sí amigos/as, incluso en aquella era de gracia Hollywood gozaba de tan notable poder, capaz de dar entretenimiento puro con una historia detrás, por sencilla y familiar que fuera, y no un puñado de efectos tapando la carencia de ésta.
Willow era y sigue siendo un ejemplo de aquella categoría, a pesar de que no fue precisamente el éxito esperado en taquilla, pero sí que caló hondo en toda una generación. Fue ahí donde James Horner creó una banda sonora pegadiza, heroica y llena de parabarás, justo los primeros que mi mente recuerda haberle escuchado.
Estamos ante un disco sencillo y efectivo, repetitivo como pocos, pero de agradable y emocionante escucha; incluso lleno de añoranza para algunos.
Por mencionar algunos temas, tenemos:
En Willow´s Theme hallamos una pieza heróica, con la grandeza patente en sus notas, un canto al guerrero imbatible que no duda en creerse su propia leyenda.
Elora Danan comienza como un tema sosegado, melancólico y tenebroso a la vez, lleno de parabarás (sonido que Horner aplica siempre a los malos). Luego cambia a un tema también tranquilo, pero mucho más ameno y melódico, con un tono esperanzador, que se verá truncado por los sonidos del inicio, para acabar con un canto coral.
Escape From The Tavern es una variante más extensa y con más matices del primer tema mencionado, donde notamos al inicio y al final un cierto parecido con Aliens. El Regreso, sonido militar de fondo incluido.
En Canyon Of Mazes nos encontramos con una efectiva mezcla entre el tema de los malos y de los buenos, pero en un tono más templado.
En general es un disco corto que no ha tenido, desgraciadamente, un una edición con el score completo.
La principal curiosidad que encuentro es que el tema central es una “reinterpretación”, (que plagio suena feo), de los primeros 20 segundos, aproximadamente, de la Sinfonía Renana del compositor Robert Schumann. Podéis comprobarlo lanzando un hechizo por aquí.
Los parabarás de Horner son ya como su marca registrada. Podríamos no conocer al compositor de una película en la que haya trabajado, que con estas notas lo reconoceríamos al instante. Para(bará) que luego digan. Un ejemplo echando polvos mágicos por acá.
Era costumbre en aquella época que los trailers llevaran la música compuesta para la película, algo que desgraciadamente se ha perdido. Clava tu espada aquí para verlo.
Y hasta ahí llegamos, rápida y concisamente, que luego os quejáis de vicio.
Alquímicas estocadas y sonoros hechizos. Los polvos mágicos ya mejor os lo dejo a vosotros con vuestros gustos personales, ¿eh?, que luego se pone esto que arde y tenemos que cambiar el nombre a Alquimia Sodoma.
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