Con la mayor duración del evento se fue dando importancia al cantante ganador que interpretaba el tema del año pasado o uno nuevo con una coreografía espectacular. Incluso hacían temas a propósito y grandes espectáculos como Le cirque du soleil en 2009.
Ayudaba bastante que los escenarios eran cada vez más grandes y por tanto se podían realizar movimientos de cámara espectaculares, amén de aplicar proyecciones increibles donde el ordenador cobraba gran importancia como ocurrió en 1988 en Dublin o en 1996 en Oslo.
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