Ambros Chapel - Constants are changing. 7 Days Music, 2011

Ambros Chapel - Constants are changing. 7 Days Music, 2011.


El segundo disco, para aquellos que con su debut consiguieron la unanimidad de la crítica y de los oidos más avispados, se plantea como la asignatura obligatoria que cada año debes aprobar para continuar en la brecha académica (¿o era el tercero?). En un paralelismo musical, la de Ambros Chapel viene a ser la convocatoria definitiva: de aquí en adelante no cabe despiste alguno que empañe una excelente, aunque breve, hoja de servicio.

‘Constants are changing’ es un disco arriesgado en su continuidad, pues no sólo presenta a una banda mucho más aplomada, segura de que sus armas se basan en la intensidad y la complicidad con un sonido que empieza a ser tremendamente personal, sino que hace que las alabanzas y los concursos ganados hace años no sean hoy sino un acicate que motiva nuevos retos. Los valencianos tiran de su pasión por el brit-pop e incluso remedan las maneras de Jarvis Cocker (la profunda voz de Pablo Casero es el ejemplo) o Ian McCulloch (las melodías de Echo and The Bunnymen podrían confundirse entre sus canciones) en esta nueva entrega en la que su rock elegante, retorcido pero efectivo, factura himnos oscuros como el inicial ‘New nation’, del que cuesta despegarse cuando cabalgas las mejores monturas progresivas de los setenta. Empapados de referencias, de entre las que Robert Smith y The Cure se erigen en protagonistas incluso en algunos títulos calcados de algunos de los de Sussex (‘Lullaby’), cuentan sibilinas historias de devoradoras de corazones (‘Kissing the doom’) y contagian atmósferas de convulsa pasión (‘Survive’) como si el cadáver de Ian Curtis aún estuviera caliente en su sala de estar. ¿Que si el post-punk británico también los cobija bajo su sombra? Escuchando ‘Call me may’ la duda queda aclarada, pero no podemos afirmar que estos chicos sólo saben seguir los pasos de Killing Joke o Bauhaus, porque en ‘Tears’ o ‘Beyond my comprehension’ hay mucho del glam noventero o del pop ampuloso que practicaban los Suede previos al estrellato. Pero como trasfondo podríamos hablar de Bowie o de Peter Murphy en el tema más cercano a la electrónica, ‘Nice TV’, tan inquietante como la portada del álbum, con ese rostro en horizontal reflejando la dualidad del interior, los golpes de efecto, los crescendos y las paradas en seco, el nervio rítmico y los falsetes inesperados (‘Glorious Sunday’ es eso, una canción sencillamente gloriosa).

Si con ‘Rome’ (2009) muchas revistas especializadas los situaron en su top ten anual y fueron protagonistas incluso en la prestigiosa BBC inglesa (aún estamos a años luz de su olfato), es ahora cuando validan su apuesta por la autoedición creando el sello 7 Days Music y amplían su formación, ya con varias idas y venidas, para demostrar que son algo más que “ese-grupo-del-que-hablan-tus-amigos-raros”. Sólo por llamarse como el personaje clave de la hitchcockiana ‘El hombre que sabía demasiado’ y haber titulado el tema principal de este trabajo como otro de los añorados Boards of Canada, merecen nuestros respetos. Y cada vez los de más gente.

         

 Más info: https://www.facebook.com/ambros.chapel

Publicar un comentario

0 Comentarios