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jueves, octubre 11, 2012

A Leticia Sabater le van las tartas

Así es, estimados lectores, esta chica se come todo lo que le pongan por delante...

Si hace unos días Leticia Sabater me hizo salir de mi retiro espiritual con su nuevo megafashionvictim videoclip, después de meses encerrado en la cueva de mi cuarto de baño alicatado de 1x1 metros, hoy comentamos el tan traído vídeo del tartazo que no hace mucho le endosaron en una discoteca.

En la Ciudad Condal, esa que está al noreste de España y que empieza por B (¡adoro las adivinanzas!), estaba la presentadora, la cantante, la amiga de los niños, estaba ella, decíamos, promocionando su nuevo single, ese tan bonito y tan educativo del que ya hablamos aquí en Alquimia Sonora, cuando, como escapado de un ring de Pressing Catch, ese programa tan educativo y tan bonito, apareció de la nada un enmascarado con capucha azul y le soltó kilo y medio de tarta a la sorprendida chica.

¿O no?

Rumores habemus de que, todo lo visto, no es más que parte de un mal montaje para dar más bombo al asunto, no vaya a ser que alguien no hable del tema y pase desapercibida más que en su casa a la hora de comer (aquí nos tienes también a nosotros, chata).

Lo Perico Enmascarat, después de su hazaña, buscó ávido el micrófono que antes ostentaba en poder de la Sabater para gritar desgarradamente "¿Pero qué mierda es esta?". Pues ya te lo digo yo, machote: Un montajaco como una catedral de grande. De mierda. El montaje, no la catedral.

Analicemos el video. (Más breve, prometo ser más breve que en el anterior. Total, este no tiene tanta miga).



Supuestamente, el comienzo del video coincide con el final de la canción que, para ¿suerte? de los asistentes aquella noche a la discoteca "Pirata" (a mí no me miréis, que el nombre no lo he puesto yo...), fue a patrocinar. Sabater hace un par de gracietas a los allí presentes mientras sus bailarines se le frotan no con muchas ganas y hacen tiempo. ¿Tiempo para qué? Pues para que entre en escena el Pastelero Vengador. Mientras que sí, mientras que no, los Polis Super Polis van bajando lentamente del escenario y, como ni aún así logra llegar a tiempo a su pie de entrada (licencia teatral que me tomo; no volverá a ocurrir, perdón), la Leti hace como que disimula mirando hacia otro lado y se prepara su pelo, no vaya a mancharse más de lo planeado.

Por fin sube el chaval, ella lo ve y, lejos de lanzarse a sus brazos para amarlo hasta la eternidad como cualquiera de vosotros está pensando, pone cara como de sorprendida, se come el pastel y sonrie. Sonrie y no se inmuta.

A todo esto, el mozuelo que va de "boli" Bic, en vez de correr para que no lo trinquen los seguratas como sería lógico, se relía entre el cuerpo de Leticia y el cable del micrófono (a saber cuál le parecía más atractivo) y, sin perder protagonismo, grita esa famosa frase que ya quisiera Jorge de Gran Hermano para sí: "¿Pero qué mierda es esta?". Y ese es el pie para que entren los de seguridad a sacarlo a empujones mientras el chaval les grita una vez más: "¡Eh! ¡Tranquilos!... Que soy compañero, que soy compañero".

O algo de eso. ¿No?

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