La irreverencia, la extravagancia o lo que algunos llamamos el adelantar por la derecha son costumbres que mantienen viva la llama de la curiosidad. Malsana en algunos casos, aquella que mató al gato por meterse en camisa de once varas. Sin embargo, hay épocas, momentos y músicos que siguen transitando por sendas peligrosas, y no por agresivas precisamente, porque su respeto por la tradición y su reinterpretación de la misma siguen siendo de lo más acertado dos décadas y media después de su primera e impetuosa andanada.
Un sello como Grabaciones en el Mar, que cree a pies
juntillas en lo que ya casi nadie cree, se ha tomado la molestia de reflotar un
buque que naufragó a medias, dejando a la vista la popa –o la proa, tanto da-
de un sonido único, fresco e intransferible, que revolucionó el underground mallorquÃn en la década de
los noventa, cuando el principal objetivo para gran parte de su generación era
seguir e incluso copiar patrones transatlánticos que pudieran situarlos en la
senda del reconocimiento. Lejos de tan manidos parámetros, The Tea Servants se
empeñaron en tripular, y ahora vuelven a hacerlo, una enciclopedia pop peculiar
y repleta de sólidos referentes. En su olimpo particular cohabitaban las nuevas
rozaduras glam del Bowie dorado (‘In the heat of the morning’ es una de las versionadas en la reedición que nos
ocupa) con el punk de salón de Iggy Pop (el otro “regalo” es la acertada revisión de ‘I’m bored’), una convivencia
directa y sin interferencias que hagan chirriar la energÃa original del
trabajo.
Es imposible quitarse de la cabeza la melodÃa de ‘Wake up
this morning’, por citar una muestra de la inmediatez del disco, o la urgencia
de ‘Stop!’, que suena tan cristalina como hace tres lustros, pero tampoco
puedes despegar de cada uno de los temas la etiqueta de la psicodelia o ese
sello de clasicismo de gran escuela, de catecismo escrito por patriarcas como
Frank Zappa o The Beatles, que envuelven el folk sepia virado a tonos chillones
de este ‘Police looking after thieves’ (premonitorio tÃtulo que casi convierte
hoy en visionarios a Steven Munar, Miguel Pérez y toda su corte de aventureros)
en un atractivo paquete que recogemos en nuestro buzón nada más comenzar el
año.
Aunque hemos cometido algún que otro exceso y me temo que seremos
reincidentes, la policÃa está ya lo bastante ocupada vigilando a los ladrones
cotidianos como para hacernos caso a unos cuantos frikis que disfrutamos del trabajo bien hecho. Y bien escuchado.
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