Carlos Siles – Doce maneras de esperar el final (Flor y Nata Records, 2013)

Carlos Siles – Doce maneras de esperar el final (Flor y Nata Records, 2013)

Hay trabajos que repente llegan y explotan en nuestras incrédulas caras… “Otro cantautor más…” fue lo que pensamos con resignación cuando cayó en nuestras manos su el primer trabajo editado por Carlos Siles, “Cuántas veces habré intentado que juegues conmigo”. Pero nada que ver. La sencilla emoción que emanaba de aquel disco parecía que gritaba, en medio de un pasillo oscuro, que Carlos Siles no era un cantautor más… Y no lo era.

4 años después vuelve con otro título que esconde mil historias, “Doce maneras de esperar el final”. Doce cortes, esas mismas formas, con las que tal vez no esperemos el final, sino nuevas historias, nuevos trocitos de ficciones reales en las que todos hemos sido protagonistas. 12 píldoras preciosistas que se adentran en una psyche algo más oscura, quizás realista, que la que mostraba en su anterior disco (“…nadie saldrá de aquí con vida…”, brama en “Ya lo sabía”).

Compositivamente Carlos Siles estremece y consigue modelar la plástica de una partitura que se adentra en la entropía de su propio sonido y que sorprende y atrapa a partes iguales. Pop, folk, y el legado de del agridulce optimismo bañado de realidad en temas como en “Luces van” o en ese ladrillazo en el alma final que es "Convertimos en segundos".

Siles además ha sabido compartir su viaje con dos autoestopistas de la emoción como son Alondra Bentley y Boza. “Parque” es el tema en la que la de Lancaster se pasa al castellano en un corte muy “bentleyano”. Tonalidades de atardeceres con juegos en los que la pregunta “…cómo has conseguido convencerme para venir…” se convierte en esa partida perdida… y ganada. Con Carmen Boza amenazan con “El reencuentro”, uno de los temas más contundentes del trabajo con la autodeterminación de una letra agresiva y dura “…Y el terror a morir de frío cuando te quedes en silencio, corazón…”. La intensidad concentrada en menos de 3 minutos.

Y si hay algo que caracteriza cada uno de los cortes, es la incorporación del violonchelo de Elena Pérez en temas como “Lo he vuelto a hacer mal”. La colorimetría que adquiere se multiplica en esa sonoridad tan particular y acompasa la épica vocal que se vislumbra en temas como “Ya lo sabía” (“…nadie saldrá de aquí con vida…”). Una épica urbana perdida entre calles, atascos, asfalto… entre lo cotidiano, entre esos “medios tiempos” que “sobrecogen y explotan”.

Directo, crudo y con la desnudez de sus versos, el granadino no solo ha cuidado estas “Doce maneras de esperar el final”, sino que ha conseguido atesorar 12 pequeñas historias plásticas que son en realidad 12 cortometrajes conceptuales de esa película de planos cortos, desenfocados y alejados de los modos de representación institucionales. Y esto, llevado al terreno de la música, consigue “…convencernos de que el mundo se puede parar… ahora”. Y después, un fade out, y las imágenes de una ciudad pausada y vestida de violonchelo.

Un disco que desde la primera escucha atrapa, engancha y que, sin duda, se convierte desde ese momento en uno de los trabajos más completos y personales de este 2013. ¿Una salvedad? Que quizás sea más un trabajo para descubrir en otoño, para digerir lejos de veranos fatales… Y entre arañazos emocionales, ilusiones rotas, caos, reencuentros y felicidades truncadas, os dejamos con el videoclip de “Si tú te vas, me voy contigo”, esa declaración de intenciones que abre esas “Doce maneras de esperar el final”… Y si hay que esperarlo, qué mejor que evocarlo en los temas de Siles.