McEnroe + Spheniscidae – Sala Wah Wah. Valencia 23-11-13

McEnroe + Spheniscidae – Sala Wah Wah. Valencia 23-11-13 

Segundo día de celebraciones musicales por el 13º Aniversario de la Sala Wah Wah de Valencia. Si solo 24 horas antes un sold out por parte de los mallorquiles L.A. marcaba el inicio de este cumpleaños tan especial, la segunda noche de conciertos se convertiría en una de esas citas que más de uno se llevó a casa marcada a fuego interno. Triplete certero a algo que excede la complacencia musical y que se instala en lo menos cuantificable: la emoción disparada a bocajarro desde el esceanario de la sala: cumpleaños, últimas “mareas” vascas en el levante y el “hasta luego” de una de las formaciones más personales de la escena local. McEnroe y Spheniscidae en la escenografía conceptual de un desierto desarraigado de sentimientos. 

Hablábamos de ese “adiós” temporal de Spheniscidae que su vocalista, Íñigo Soler se encargaba de anunciar esta misma semana a través de redes sociales. Sin ser una despedida, solo un paréntesis artístico, los chicos que comenzaron “La Historia Inempezable” demostraron que esa historia SÍ que comenzó y que, pese a las circunstancias, en realidad es interminable. Último show por nuestras tierras (en breve se las verán con el público de Letonia) que anticipa nuevo trabajo y la confianza en un proyecto atípico que ha funcionado a la perfección desde que esa “historia” se lanzara hace prácticamente un año. 

Con esa solemnidad y temor a partes iguales que los “hasta luego” dan, Javier Marcos (batería), Sergio Devece (bajo), Nacho Nácher (guitarra), Alejandro Gómez-Lechón (guitarra) e Íñigo Soler (voz) la emprendieron con un setlist que recorría esa tierra árida y gélida que turba la percepción de quien se acerca a ella. Sin contemplaciones estilística, temas como “Nuestra lucha” o “La apuesta” retornaban como un boomerang dirigidos por la intensidad de sus propias composiciones. Mucho más enérgicos en directo de loque podríamos encontrar en su disco y grandilocuentes en la transmisión oral y psicológica de cortes como “Flor”, Spheniscidae ahondan en un universo de derrotas y tempos a cámara lenta en un stop-motion que roza lo conceptual sin minimalismos ni medias tintas. La lanza de estos chicos, no solo “...resultó mortal...” sino que además ensartó los demonios que, más tarde se encargarían de rematar McEnroe. 

Como una interpretación stanislavskiana en la que la formación dejó fluir lo vivido en este último año aquí y allá (su paso por varias ciudades, no solo dentro de nuestras fronteras), este (pen)último concierto en la ciudad se llevó parte de los asistentes (de los que TAMBIÉN querían ver a Spheniscidae y no solo a los adalides de la noche) a una dimensión espectro-sensorial por la que muchos vagaron a lo largo de su setlist. “...Estos sí que nos han dejado jodidos. A ver ahora qué co*o hacemos con los que vienen...”, comentaba uno de los asistentes, cerveza en mano. 

No iba mal encaminado en vaticinar el maremoto que se nos vendría encima. McEnroe llegaban con todo lo bueno y todo lo malo que un show puede temer. ¿Lo bueno? Las sensaciones que fueron capaces de generar de la nada en la primera edición del Deleste Festival en La Rambleta de Valencia. La espera de un tornado que despedía navajazos a todo el que se acercara a él y del que todos salimos heridos, máxime si volvían a la ciudad con la formación completa (pasaron por el mismo escenario en el último aniversario de Vinilo Valencia en formato reducido). ¿Lo malo? El temor a que esas heridas no se produjeran... Masoquismo emocional surgido de las aguas y “Las Orillas” de Eduardo Guzmán (batería), Ricardo Lezón (voz), Pablo Isusu , Gonzalo Eizaga y Jaime Guzmán (guitarra) y que ya avisaban... “...hoy voy a cantar las canciones de tu vida...”

La fuerza de McEnroe reside, sin lugar a dudas, en la crudeza de sus letras, que se convierten en cada tema en mantras emocionales que resuenan en las pulsaciones de los asistentes. El máximo ejemplo fue comprobar que una de las personas aferradas a la primera fila comenzó a llorar en los primeros compases de ese primer tema que abrió su paso por Wah Wah, “Los veranos”... Sin embargo, musicalmente su setlist se convierte en una eterna canción sin fin (exceptuando los cambios rítmicos de Eduardo a la batería) repetitiva hasta el último acorde. Eso sí, no hay quien les gane a desangrar emocionalmente en cada verso. Y es que enfrentarse a esos parajes húmedos, recién destrozados por las tormentas de la psyche, no es nada cómodo. McEnroe ofrecieron ese concierto lleno de incomodidades personales al que los presentes se a Ricardo a lo largo de las vivencias de "Cuando suene this night", de lo sangrante que encontramos “En Mayo” o de esa progresión que es "La Palma", volvió a ganarse el resto de las miradas extasiadas que se dejaron seducir por esos hachazos emocionales: “...que tu amor era una idea y esa idea era tan mala como tú...”

Masacre coral que se precipitaba en “La cara Noroeste” (“...extraña forma de morir, vivir pensando en tí...”) y que no cesaría hasta estallar de pleno con ese ritual de optimismo velado que es “Las Mareas”. Primeros compases y el sonido de los escudos personales cayendo al suelo. Desarmados y entregados a la catarsis emocional de McEnroe, los asistentes convirtieron en eterno el momento de entregarse sin concesiones a ese “...ya no temo a las mareas, que vienen y van... Ahora me tumbo en tus piernas a verlas bailar...”. De cómo dejarse llevar por la intensidad lírica de la sinceridad mimética que se escupía desde el escenario. La canción eterna que más de uno seguiría escuchando en el interior de su cabeza una vez abandonado el recinto. Pese a algunos problemas iniciáticos con el sonido del jack de la guitarra de Ricardo, volvemos a la bipolaridad que os exponíamos antes... ¿Lo bueno? El sumergirse en las tinieblas personales arropados por esos mesías de la emoción que son McEnroe. ¿Lo malo? El pensar que quizás “Las Orillas” se haya quedado en ese lugar catártico e intocable al que nunca más tendrán acceso. Habrá que esperar a lo que nos deparen con ese nuevo trabajo que esperan para 2014. 

Despedida en la letanía de mareas, orillas y pingüinos varios que convirtió este 13ª Aniversario en un auténtico regalo. Tanto para José Casas y su equipo como para las almas encadenadas que esa noche se reunieron en ritual metafórico para seguir, una vez acabado en concierto, deseando “...abrir las ventanas para ver amanecer y quedarnos en la cama...”.

 
McEnroe: “Cuando abrimos las ventanas para ver aamanecer” (Manu Sáinz, 2012) 

 McEnroe en el 13º Aniversario de la Sala Wah Wah
 McEnroe: "Los veranos"


  McEnroe: "Mundaka"


  McEnroe: "Tormentas"


  McEnroe: "Astillero"


 McEnroe: "Los valientes"

 Spheniscidae en el 13º Aniversario de la Sala Wah Wah

 Spheniscidae: Sergio Devece (bajo)

 Spheniscidae: Íñigo Soler (guitarra, voz)

 Spheniscidae en el 13º Aniversario de la Sala Wah Wah 

 Spheniscidae

Spheniscidae

Setlist McEnroe: 
09. Jazz 

Setlist Spheniscidae: 
04. Flor 
05. Remedio 
06. Mi casa 
08. Te quiero 

Próximos conciertos McEnroe: 
24 Noviembre – Elche (Subway the Pop) 
29 Noviembre – Toledo (Sala Pícaro) 
30 Noviembre – Madrid (Independance) 
21 Diciembre – Bilbao (Sala Sonora) 

Más info: 

Publicar un comentario

3 Comentarios

  1. Los nombres están intercambiados, Ricardo Lezón es el cantante y Eduardo Guzmán el batería de McEnroe.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por el comentario!! Ya están cambiados!!

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias por el comentario!! Ya están cambiados!!

    ResponderEliminar

¡Comparte tu opinión!

Esperamos tu comentario