The
Rubinoos cerraron su gira española en Valencia con su concierto en
Loco Club.
Afortunadamente
para los amantes del pop-rock, The
Rubinoos son
asiduos visitantes de nuestro paÃs. Que en los últimos seis años
nos hayan visitado en tres ocasiones dice mucho del buen estado tanto
de los californianos como de la demanda de buen pop por parte de la
audiencia española. Tras su visita en conmemoración de su
cuadragésimo aniversario, en esta ocasión la excusa era la edición
de un nuevo trabajo discográfico, tÃtulado con el escueto "45"
en
referencia a sus años en activo y su participación en el 100
+ Years Of Pop'n'Roll Festival. Junto
a los británicos The
Sufrfin' Lungs, los
noruegos The
Yum Yums y
los nativos Suzy
& Los Quattro,
el cuarteto de Berckley ha pasado por Madrid, Barcelona y Castellón,
además de apuntarse otras cinco fechas más en solitario. La
convocatoria del domingo en el Loco
Club de
Valencia, a la inusual hora del aperitivo, fue el último de los
conciertos programados para esta visita.
La
matinal del domingo estaba abierta a todos los públicos y el aforo
registrado demostró que iniciativas de este tipo tienen una
respuesta más que positiva. Fue toda una experiencia compartir cola
a la entrada con asiduos a conciertos que cargaban con sus retoños,
muchos de los cuales iban a recibir su primer bautismo de música en
directo con unos padrinos de lujo: The
Rubinoos.
La desenvoltura con los pequeños desde el escenario por parte de la
banda no fue algo inusual pues en 2010 publicaron el álbum
"Big-Boff-Boing"
con
versiones y temas propios destinado a un público infantil (entre los
que se puede incluir a sus más fervientes seguidores). Apenas trece
años tenÃan Jon
Rubin y
Tommy "TV" Dunbar
cuando formaron Jon
Rubin and The Rubinoos para
un concierto en el instituto, (hace ya nueve lustros) y no cabe duda
de que su set del domingo plantó semilla entre algunos de los
jóvenes espectadores.
Referirse
a The
Rubinoos es
hacerlo al mejor power-pop que nos ha brindado la prolÃfica costa
oeste norteamericana, tan proclive al pop más optimista y amable
frente al de la costa este con tintes más sombrÃos y cosmopolitas.
La cultura de consumo adolescente proyectada desde U.S.A. desde los
años sesenta tiene su reflejo musical en el pop: canciones sencillas
de apenas tres minutos, letras que abordan el universo juvenil,
estribillos facilones, melodÃas edulcoradas, estructuras de poco
más de tres acordes y luminosas voces son la fórmula secreta para
un género que no tiene como último destinatario solo a los
teenagers. Los que hemos consumido pop con mayúsculas desde la
adolescencia no nos resistimos a abandonar el género cuando el pelo
ya escasea y las arrugas sustituyen a los granos. Y bandas como The
Rubinoos siguen
recordándonos la magia de lo sencillo con la pasión e intensidad de
su época de high school.
Sobre
el escenario del Loco
Club,
The
Rubinoos nos
ofrecieron aquello que esperábamos recibir y que ellos saben tan
bien facturar desde principios de los setenta. No faltó en su
directo Doo wop, género en el que son maestros tanto por la calidad
de sus armonÃas vocales como por su devoción por los músicos de la
década de los cincuenta y primeros sesenta del pasado siglo.
Abrieron su set con un tema que demostraba que el paso de los años
no empañaba su calidad vocal, para más tarde, en el meridiano del
concierto ofrecernos su versión del clásico "My
girl", tema
de Smokey
Robinson y
Ronald
White que
popularizaron en 1965 The
Temptations.
Tampoco faltaron versiones, de las que se nutre aproximadamente la
mitad de su repertorio y casi su discografÃa. Nos regalaron su
relectura de "Space
Monster" de
The
Flamingos,
formación especializada en Doo wop de los cincuenta, una
electrizante y coreada "Sheena
is a punk rocker" de
The Ramones y,
para finalizar el concierto, una extenuante versión de diez minutos
de duración del "Sugar
Sugar" que
Jeff
Barry y
Andy
Kim
firmaron para The
Archies. Puestos
a dar variedad, al grito de California! por parte de Jon
Rubin,
se marcaron un instrumental de surf, tanto para descansar sus
castigadas cuerdas vocales como para recordarnos que el cuarteto
proviene de la ciudad donde sol, playa y mar son elementos esenciales
de su vida y cultura.
Pero
The
Rubinoos no
serÃan lo que son en la historia del power-pop si sólo
interpretasen versiones En sus dos primeros trabajos discográficos
facturaron suficientes temas emblemáticos como para ocupar por
derecho propio un puesto destacado entre los grupos que a finales de
los setenta enarbolaron el estandarte de aquello que se dio en llamar
New
Wave
y que no dejaba de ser el pop pluscuamperfecto de toda la vida. "The
Rubinoos" (1977) y
"Back to the drawing board" (1979),
ambos producidos por Matthew
King Kaufman y
Gary
Phillips
y editados por Beserkley
Records,
son suficientes como para situar al cuarteto inicial, Jon
Rubin, Tommy Dunbar y
Donn
Spindt en
lo más alto de la genealogÃa del pop-rock. Acompañados al bajo por
Al
Chan (en
la banda desde principios de los ochenta cuando sustituyó al miembro
original Royse
Adler), dejaron
caer un buen puñado de los mejores temas de sus primeros discos.
"Arcade Queen" con la que abrieron el concierto, "Hurts too much" son su riff inicial que jueguetea con el hard rock setentero, "I nerver thought it would happen", "Hit the nerv" y sus dos temas más conocidos: "I wanna be you boyfriend" (seria candidata al tÃtulo de una de las mejores canciones pop de la historia) y para cerrar el concierto, su versión del tema de Tommy James & The Shondells, "I think we're alone now". Casi nada. Para
el bis reservaron su versión del tema popularizado por The
Archies, "Sugar, Sugar", prolongándolo
durante diez minutos con la participación del público que bailó y
coreó con ganas el pegadizo estribillo, tan divertido, sabroso e
intranscendente como un chicle de fresa. Y es que el bubblegum puede
ser una cosa muy seria en manos de The
Rubinoos.
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