Si tú, que estás leyendo esto ahora, eres de los que baila
con la música del telediario y todavÃa guardas en el “almario” el recuerdo de
las tardes de sábado viendo western con tus padres, y se te ponen los pelos de
punta “Por un puñado de dólares”. El de anoche, en Polaroid Club, era tu concierto. Y digo era porque, habiendo visto
otras veces la sala abarrotada, el lleno discreto de anoche me hizo pensar que
más de uno no se habÃa enterado de que Furia
venÃan a Granada. Aún asÃ, se ve que estábamos “los mejores” porque el ambiente
fue inmejorable.
Furia es un grupo
que entra levantando polvo, a golpe de Fender y tacón, con la fuerza de una
diligencia a toda velocidad por el desierto de Arizona. Un caballo al galope
que ha perdido a su jinete en plena carrera mientras le persiguen los indios y,
al final de la escena, un garito londinense donde el mejor noise suena entre
unas buenas pintas. Alucinante.
Es, el tÃpico grupo sin etiquetas que se siente más cómodo
si lo dejan cabalgar sin bocado ni montura. Llegan en plena gira presentación
de “Listen to Phenomenal Western Rock
Combo” (2013) y como flamantes ganadores del Desencaja’14, asà que espero que vuelvan por ese motivo a Granada,
porque esta visita me ha sabido a poco y porque, sinceramente, los que no
habéis ido os habéis perdido un conciertazo tremendo.
A las riendas, Goli
(guitarra y voz), un frontman carismático con una personalidad entre loco y
genio que sabe que, desde el primer taconazo sobre las tablas, todo lo que
sucede en adelante es parte de un show. Junto a él, Nur (guitarra, coros, voz en algunos temas) adopta una actitud
shoegaze y mantiene la concentración en las cuerdas, mientras su compañero
transforma el concierto en un verdadero espectáculo que va ganando fuerza a
cada instante, hasta llegar a parecer una verdadera manada de caballos desbocados, con momentos sublimes en los que la fuerza de las composiciones
alcanza el clÃmax musical.
Parte de este fabuloso combo, dándole mucha fuerza al sonido
general de la banda, uno de los mejores baterÃas que he visto últimamente, Fran SantamarÃa. Impresionante ver cómo
este chico se comÃa por momentos el escenario y marcaba el ritmo del show y de
la noche a golpe de baqueta. Junto a ellos, otro músico de los que no va de relleno,
de los que aporta de verdad, Nelo
Escortell, al bajo. Aptitud y actitud por parte de todos ellos y eso,
gusta.

Lástima que a Nur
no se la escuchaba bien del todo (a pesar de que fue uno de los mejores
conciertos que recuerdo en Polaroid en cuanto a sonido) porque cuando empezó a cantar “Shake it” mientras
Goli hacÃa “el indio” hubo un momento
álgido en el que se notó que el grupo se habÃa hecho por completo con el
público y ya no iban a bajar la guardia.
“In my room”, con un postnoise
muy interesante, situaba de nuevo a la banda en la órbita del rock
progresivo y demostraba, nuevamente, que contar con la discreta presencia de
Nur es un lujo cuando se la escucha y deja que Goli, en un plano
coprotagonista, se dedique a rizar el rizo y dar más espectáculo aún si cabe, y
dar densidad a las guitarras, mucho más atmosféricas y receptivas a cada golpe
de furia que le imprimen a un tema con un estribillo casi hipnótico.
Pero no, el concierto no termina en ese momento ni en ese
tono, otra vuelta de tuerca y aparecÃa en escena Ennio Morricone, con ese puñado de dólares que hizo poner las
cervezas en alto y levantar también los ánimos al máximo haciendo difÃcil la
despedida de un grupo que llegó disparando a bocajarro. Trallazos de un
western-surf-rock que convive incluso con sonidos más psicodélicos de temas “Pushloop
(Golpe al equilibrista)” y con un Goli que no para un momento en el escenario.
Y todo eso, casi, casi, sin despeinarse.
Nos marchamos de la sala con la esperanza de que el malo de
esta pelÃcula tenga un final feliz, que la chica se quede amordazada en la
silla, que los indios se suban al tren del progreso y que Furia siga llevando esta experiencia musical a las salas por las
que aún tienen que pasar, porque, cuando ellos toman el escenario, cualquier
parecido con la realidad, es pura coincidencia.
Crónica: MarÃa Villa
Fotos: Beatriz (Perse Fone)
Más fotos en: PERSEFONE
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