El pasado 12 de Septiembre nos dejaba una jornada
de música y entretenimiento en la Capital, una cita ineludible para cerrar el
verano en una ciudad que por segunda vez hizo que SU FESTIVAL colgase el
cartel de Completo.
Los más valientes nos acercamos por la mañana para disfrutar por completo de la oferta para todos los gustos que nos proponían. Uno de los platos fuertes eran Wolf Alice, una de las bandas de rock revelación en Reino Unido. La prensa hablaba maravillas de ellos, por lo que teníamos las expectativas bastante altas. Para un grupo de rock con claras influencias del rock de los 90, las 13h quizás fuera muy pronto ya que no sentimos que transmitiesen toda la fuerza que se les había atribuido. Durante los 50 minutos que duró su concierto hubo momentos que se nos hicieron un poco planos. Pudo ser que los músicos a las 13h estaban un poco anodinos, o quizás que la guitarra solista y los coros se oían más bajos de la cuenta. Esto último empañó el directo de la banda ya que una banda de rock de este estilo utiliza la guitarra solista para añadir arreglos sobre una guitarra rítmica, que si se queda sola, corre el riesgo de sonar más ruidosa de la cuenta. Sin embargo, hay que admitir que en sus temas más potentes como Moaning Lisa Smile, o Fluffy nos pusieron a saltar y a vibrar con la voz desgarradora de Ellie Roswell. Otro momento a resaltar del concierto fue su balada Blush en la que su cantante supo brillar tanto o más como en sus canciones más agresivas. Sin duda, una cantante versátil.
Los más valientes nos acercamos por la mañana para disfrutar por completo de la oferta para todos los gustos que nos proponían. Uno de los platos fuertes eran Wolf Alice, una de las bandas de rock revelación en Reino Unido. La prensa hablaba maravillas de ellos, por lo que teníamos las expectativas bastante altas. Para un grupo de rock con claras influencias del rock de los 90, las 13h quizás fuera muy pronto ya que no sentimos que transmitiesen toda la fuerza que se les había atribuido. Durante los 50 minutos que duró su concierto hubo momentos que se nos hicieron un poco planos. Pudo ser que los músicos a las 13h estaban un poco anodinos, o quizás que la guitarra solista y los coros se oían más bajos de la cuenta. Esto último empañó el directo de la banda ya que una banda de rock de este estilo utiliza la guitarra solista para añadir arreglos sobre una guitarra rítmica, que si se queda sola, corre el riesgo de sonar más ruidosa de la cuenta. Sin embargo, hay que admitir que en sus temas más potentes como Moaning Lisa Smile, o Fluffy nos pusieron a saltar y a vibrar con la voz desgarradora de Ellie Roswell. Otro momento a resaltar del concierto fue su balada Blush en la que su cantante supo brillar tanto o más como en sus canciones más agresivas. Sin duda, una cantante versátil.
Un toque nacional, alocado y bastante canalla
llego con The Parrots que aunque ya son viejos conocidos nos
sorprendieron mostrándose más "animados" que nunca. Se ve que lo de
llegar andando y recién levantados al recinto en el que tocaban les despejó y
les emocionaba. Este grupo de garage rock madrileño nos instaron a saltar y
hacer “pogos”… ¡y cómo íbamos a negárselo! Sonaban todavía más ruidosos que
Wolf Alice, pero no lo percibimos como un problema. Su estilo es así: Directo y
divertido. Además, entre las canciones,
pudimos disfrutar de la simpatía… o locura de los miembros de la banda que
alguna carcajada supieron arrancar al público. Imposible fue no animarse con
estos chicos sobre el escenario.
Gold Lake
sorprendieron a los que no les conocían y demostraron una gran calidad en la
mañana del sábado. Es una banda de componentes españoles pero afincados en
Brooklin. Esto se puede notar en su música, influenciada por bandas de rock
alternativo de esa zona como REM o Nada Surf. En este caso, el sonido fue
estupendo y pudimos sorprendernos escuchando unas canciones coloridas llenas de
detalles interpretadas por unos músicos excelentes. Mención de honor al
triplete vocal formado por la potentísima voz de su cantante Lua, con los coros
de su bajista y batería. Lua sabía perfectamente cómo modular su voz para
llenar el escenario cuando ella cantaba sola o ajustarse a sus compañeros para
crear un conjunto vocal infalible. Algo nos decía que les volveríamos a ver
pronto… no sabíamos que sería antes de lo que imaginábamos.
La tarde comenzaba con los ganadores absolutos de
los concursos de bandas de los festivales de este verano Fizzy Soup, con
una alineación que ha cambiado recientemente estaban preparados para un
festival de esta calidad y supieron dar la talla aunque no tengan
representante, manager ni nada y pidiesen la ayuda de los asistentes para darse
a conocer. Comenzaron con una canción basada en un órgano que, el que luego
descubriríamos que es el guitarrista de la banda, supo tocar de forma magistral
acompañándolo con una voz arrolladora y se ganó los vítores de todos los
presentes. Sin embargo, tras esta canción se colgó su guitarra y no se la quitó
en todo el concierto, por lo que sentimos que sus capacidades como teclista,
que podrían darle a la banda un toque que pocas tienen, quedaron
desaprovechadas. Durante el resto del concierto, el trabajo vocal se lo
repartieron entre el guitarrista y una cantante que hacía percusión adicional a
la batería, pero que no llegó a resaltar sobre la voz del guitarrista,
posiblemente por la ecualización.
Los daneses Gooms regalaron un sonido más
ruidoso a los asistentes. Mientras se escuchaba en el escenario pequeño a una jovencísima
Flo Morrisey que o encantaba a los asistentes con su preciosa voz o aburría
a algunos de ellos que no es lo que esperaban en el festival.
Como si hubiésemos viajado en el Delorean, nos
encontramos de nuevo a Gold Lake. Esta vez en el escenario Heineken
disfrutamos de un "déjà vu" encantados de poder descubrirlos en gran
formato y de que más público descubriese este gran grupo… aunque eso implicó
algún cambio en el horario que no agradó a todos.
Neuman
que ya ha anunciado fecha para un concierto en La Riviera animaba ya la
tarde-noche del festival. Hemos de admitir, que ver a Neuman a las 17:40 al sol
con una cervecita es un placer que todo el mundo debería experimentar. Esta
hora le sentó muy bien a la banda que en otros festivales toca muchas veces a
última hora. Pudimos corear muchos de los temas de su disco conjunto con Ken
Stringfellow “ByeFear/Hi Love” de 2013 y de su álbum más reciente “If” como Hell o la mítica Turn It, que siempre funciona tan bien en el ambiente festivalero.
¡Estaremos muy atentos a esa fecha en La Riviera porque no nos lo perdemos!
Natalia Lafourcade puso
una nota más exótica al festival con su fresquísimo pop con aire
latinoamericano… y nos regaló un concierto precioso. No sólo por su fuerte
presencia en el escenario (a principio de concierto se quedó descalza y así
siguió todo el concierto) también por su voz impecable que nos emocionó con su
tema Hasta la Raíz pero que se
atrevía perfectamente con canciones de más fuerza. Como suele ocurrir en estos
casos, la cantante (que también tocó la guitarra y el piano en varias
canciones) iba acompañada por unos músicos excelentes entre los que se incluía
un trompetista también encargado de parte de la percusión, gran responsable del
sonido latino del concierto. Una maravilla de concierto, a la hora perfecta.
Llego el momento de Las
Hinds que llegaban "folladas" del aeropuerto y por ello
tocaron a una hora más decente en el escenario. No sabemos si fue debido a que
se las había cambiado del escenario, pero el sonido de su concierto no fue el
mejor. Sin embargo, ellas supieron hacernos disfrutar con su rock garagero y su
desparpajo y buen rollo sobre el escenario. No hay muchas bandas de chicas que
hagan este estilo de música por lo que no estamos muy acostumbrados a escuchar cantar
a chicas para las que entonar correctamente no es la prioridad. Su prioridad es
la fuerza y la actitud canalla, y vaya si la tenían. Al igual que no todos los
cantantes masculinos no tienen que cantar como Sam Smith, no todas las
cantantes tienen que cantar como Natalia Lafourcade. Las Hinds son la prueba
perfecta. Indiscutiblemente este grupo que ni siquiera tiene su disco en el
mercado ha conseguido cautivar al público gracias a su energía, su originalidad
y su frescura. ¡¡Entendemos porque están donde están!!.
Ya eran las 20h cuando
en el escenario pequeño tocaron los ¿resucitados? The Unfinished Sympathy. Fue una de las bandas de rock
alternativo noventero más aclamadas de nuestro país hasta que en 2010 anunció
su separación. A muchos les sonará más el nombre de Joan Colomo, miembro de The
Unfinished Sympathy que ha continuado su carrera musical en solitario con
bastante éxito. Es por todo esto, que las expectativas para verlos tocar en el
DCODE eran máximas… y no defraudaron. Además, en este caso la ecualización
estuvo a la altura. No éramos muchos los que estábamos allí, ya que coincidía
con el concierto de The Vaccines, pero esta banda puede afirmar que los fans
que tiene son muy fieles y saben estar a la altura. No paramos de saltar y de
cantar/berrear durante todo el concierto que estuvo plagado de temas sacados
sobre todo de sus primeros discos como Rock
for Food, Give up Dig Down o Spin in
the Rye. Además, la banda supo transmitir buen rollo (Joan Colomo cazó una
zanahoria al vuelo… ¡y se la comió!) con el que se ganaron la simpatía de los
que no les habían escuchado todavía. No
sabemos si realmente han vuelto como banda y sacarán temas nuevos o si este
concierto es algo puntual, pero desde luego nos gustaría tener noticias de
ellos pronto.
Second hicieron que el escenario pequeño
se convirtiese en un momento en grande y es que estos murcianos han conseguido
ser una de las bandas más importantes del panorama español y sobre todo de las
más queridas por todos. Sus ritmos se contagiaban y hacían que todos los
asistentes disfrutasen con cada una de sus canciones. La primera vez de Primera Vez también les sirvió para
comprobar lo mucho que estamos esperando que llegue su próximo trabajo y que
siguen conectando con sus historias, que en el fondo son las de todos nosotros.
Debemos recordar que ésta era la hora de un
Sam Smith que no apareció por el festival para sorpresa de todos ya que fue
poco anunciada su ausencia en el recinto. No muchos le echamos de menos pero
ciertamente un público específico se había acercado hasta alli sólo para verlo
y fue frustrante para ellos. Sí que se pudo disfrutar de un concierto de L.A. más largo de lo esperado. Sus fans
pudieron disfrutar de sus ya himnos Hands,
Stop the Clocks o Under Radar, así como de muchas
canciones de su nuevo disco From The City To The Ocean Side. Pese a que sus
letras son en inglés, el público las conocía al dedillo como demostró en los
temas más míticos de la banda. Se agradece mucho que esta banda haga versiones
de sus canciones para el directo a veces muy distintas de las canciones del
disco, que en éste suenan más acústicas y son transformadas para que ganen
fuerza en el concierto.
Supersubmarina anunció algo que nos ha
dejado impresionados, proximamente se les verá en el Palacio de los Deportes de
Madrid, parece que o los grupos nacionales se están haciendo cada vez más grandes
o al menos más valorados y eso es genial. Les deseamos lo mejor para ese día en
el Dcode nos regalaron momentos de unión con el público que adelantan que puede
ser un gran exito.
Eran ya casi las 12 de
la noche cuando comenzó el concierto de Suede.
Una de las bandas de rock más aclamadas de los noventa, por lo que para muchos
era el plato fuerte. Y claro que lo fue. Pese a llevar muchos años fuera de los
escenarios, la banda está más en forma que nunca. Sorprendió su comienzo con Europe Is Our Playground, una de las
canciones más tristes de su repertorio. En cuanto empezó Brett Anderson a
cantar se hizo el silencio (en la medida de lo posible) hasta que terminó el
tema. En seguida empezaron a tocar sus temas más emblemáticos como Trash, Animal Nitrate, Everything Will Flow…
prácticamente pudimos escuchar todos
los temas que forman parte de su disco “TheBest Of…” al que se añadieron I Can’t Give Her What She Wants, una
balada de su próximo disco. Su cantante Brett Anderson, con sus 47 años se pasó el concierto saltando,
bailando, cayendo de rodillas, jugando con el micrófono haciéndolo girar a su
alrededor y un sinfín de cosas más mientras cantaba con su estilo tan personal
de forma impecable. La edad, más que impedirle seguir el ritmo que tenía sobre
los escenarios en su juventud, le ha permitido refinar su estilo permitiéndole
a él y al resto de la banda dar un espectáculo a un nivel muy superior al resto
de las bandas del festival. Como ya pasó el año pasado con Beck, Suede
simplemente están a otro nivel. Además, la banda tuvo tiempo de resaltar lo
mucho que les gusta nuestro país y de hacer las delicias de los fans
animándolos a cantar en los temas más conocidos. Además, los que estaban en la
primera fila pudieron ver al cantante muy de cerca, pues se bajó al foso a
cantar en más de una canción. Incluso hicieron un bis tocando una versión
acústica de She’s In Fashion y terminaron con su balada Saturday Night como broche final a un
concierto memorable. Todavía no han anunciado próxima gira, pero estamos
contando los días para volver a verlos sobre el escenario.
Izal que han pasado de tocar hace 2 años a
las 6 de la tarde a ser casi cabeza de cartel empezaron su espectáculo tocando
por primera vez Copacabana, tema que de momento está encantado. Se
atrevieron a tocar 3 temas nuevos que la gente no pudo corear como les tienen
acostumbrados. Lo consideramos casi una despedida de esa mujer de verde que
tanto nos gusta y damos la bienvenida a un nuevo ciclo para una banda que ha
sabido crecer muy rápido y con paso firme. Se despidieron del escenario anunciando que el
siguiente grupo era uno de sus favoritos.
Foals
ya habían venido al DCODE hace un par de años y el concierto que dieron fue
excelente, pero el que dieron este año fue todavía mucho mejor. Apenas tocaron
una hora y en esa hora tocaron tan sólo 10 temas. Sin embargo, son capaces de
estirar sus temas de forma perfecta para explotar todas sus capacidades en
directo. Nos dieron una lección magistral de cómo cambiar de intensidad y de
tempo dentro de una misma canción llevándonos a todo el público a una montaña
rusa de decibelios muy apropiada para las dos de la mañana. En los momentos de
intensidad más alta tuvimos a su batería Jack Bevan jaleando a las masas subido
a su propia batería y a su cantante Yannis Philippakis desgarrándose la
garganta pegando auténticos berridos que fueron respondidos por el público con
más berridos, tal y como mandan los cánones. Realmente tiene mucho mérito el
ser capaces de hacer una música basada en unos ritmos tan complejos como los
que usan Foals y hacerla divertida y bailable, ya que nadie pudo parar quieto
durante este concierto. Su setlist tuvo canciones de sus cuatro discos
repartidas de forma bastante equilibrada. No faltaron su rompepistas My Number, Inhaler o el single de su
nuevo disco What Went Down. Fue
durante esta canción cuando Yannis Philippakis bajó a cantar al foso delante
del público y se convirtió en pesadilla para los seguratas que tiraban de él
para que no se tirase sobre el público mientras este se desgañitaba gritando
“When I see a man, I see a lion” una y otra vez. Memorable. Fue un regalo para
sus fans más acérrimos que terminaran con Two
Steps, Twice una de sus canciones más representativas de su primer disco
Antidotes que supieron ir transformando en una fiesta conforme avanzaba. Foals
ofrecieron sin duda uno de los mejores conciertos que se ha dado jamás en
ninguna edición del DCODE, acercándose peligrosamente a los grandes como en su
momento fueron Franz Ferdinand, Beck o Suede. Recomendamos que no les perdáis
la pista porque tienen un directo apoteósico.
A estas alturas de
festival estábamos hechos polvo, pero no queríamos perdernos la traca final. Crystal Fighters tienen fama de tener
un directo muy movido y muy divertido y no nos los queríamos perder. Comenzó su
concierto con una especie de espectáculo chamánico mientras sonaban las
primeras notas de Solar System que nos preparaban para lo que estaba
por llegar. Su mezcla de electrónica, folk y ritmos tribales no nos permitió
parar quietos en ningún momento del concierto. Fueron capaces de meterse en el
bolsillo sin ningún esfuerzo a todos los que quedábamos allí y de hacernos
saltar, dar palmas, bailar y cantar. Las imágenes de la cámara que había sobre
el escenario mostraban la marabunta de gente disfrutando del concierto y era
sorprendente ver a todo el mundo tan bien sincronizado siguiendo las indicaciones
del cantante de la banda. A todo esto hay que añadir que sus canciones rebosan
buen rollo y energía positiva, que ellos transmiten a la perfección desde el
escenario, por lo que se nos quitó a todos el cansancio de golpe para
cantar LA Calling, You & I, Separator o Love
Natural. Entre canción y canción, su cantante Sebastian Pringle, hablaba
chapurreando español, predicando la vida y el amor en el mundo. Este mensaje
que caló en el público sin ningún problema gracias a sus canciones a lo bien
unido que va al mensaje de sus canciones. No faltaron las palabras de cariño
para nuestro país, al que siempre les gusta venir y para su ex-batería Andrea
Marongiu fallecido hace un año. Estas últimas pusieron el punto emotivo a su
concierto que no desentonó en absoluto con su discurso. Cuando creíamos que el
concierto había terminado, volvieron a la carga con I Love London, y claro, no nos quedó otro remedio que ponernos en la
piel de Mimi y recobrar energías no sabemos muy bien de donde para bailar hasta
que terminaron con su mítico Xtatic
Truth. Gracias a Crystal Fighters nos fuimos a casa muy felices, y con
muchas ganas de vivir…pero muy, muy cansados!
Redacción: Beatriz Pacheco
Carlos Castaño Rodrigez
Redacción: Beatriz Pacheco
Carlos Castaño Rodrigez
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