El primer concierto de los Madrileños en una sala de Valencia, acompañados por los locales Wine Party. Deja un intenso sabor de boca, a la par que un pitido, todavía retumbante en los oídos.
La noche empezaba con ritmos bailables por parte de los valencianos. Marc Dumont (guitarra), Carlos Llata (batería); Fidel Cordón (guitarra), J. Segui (bajo) y Noé Lier (voz, Teclado) disciernen por un estilo musical a base de ritmos folk-pop y melodías electrónicas. Temas ideales para hacer entrar a la gente en calor, pero a los que les falta aun una chispa de magia para impactar.
Casi al filo de la media noche era el turno de los de Aranjuez. La primera frente al público Jul (batería), daba los primeros golpes. Progresivamente saltaban al escenario de la Sala Wah Wah de Valencia, el resto de la banda Alberto (teclados), Charly (guitarra), Sara (bajo) Víctor (voz, guitarra, teclados). Abrían con una introducción instrumental corta a la par que explosiva. Mientras el público todavía estaba ojiplático por el impactante inicio, empezaban a sonar los primeros temas. Con el "Séptimo Continente" el ambiente temblaba, la gente asentía con la cabeza, los aplausos crecían en intensidad, ya nos habían atrapado en su atmósfera. Porque si algo define al quinteto es su capacidad de crear un ambiente único.
Letras cautivadoras basadas en diferentes películas, pero que a la vez son capaces de llegarte dentro, sintiéndolas parte de tu realidad, hacían avanzar el concierto. Por otra parte las distorsiones perfectamente controladas denotaban un dominio inusual del sonido. Capaces de exprimir al máximo cada uno de los instrumentos, sin perder nitidez. La sensibilidad musical de los diferentes componentes de Rufus T Firefly consiguen sumergirte en su mundo, haciendo parar el tiempo por instantes.
La recta final de la actuación estaba a la vuelta de la esquina, para ello reservaban dos de su grandes hits. Guardados en la recámara "Pompeya y Nueve" temas donde la batería como el bajo te explotan en el pecho y se clavan en tus tímpanos. Acabando con el "Problemático Winston Smith" derivando en un final instrumental, donde parece que todo va saltar por los aires, pero realmente forma parte de un caos milimétrico, perfectamente ensamblado.
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