Como los
grandes delitos, o los más pasionales, con “Premeditación,
Nocturnidad y Alevosía”, llegaba Ana Fernández-Villaverde, más conocida por
todos como La Bien Querida desde que
en 2007 decidiera meterse de lleno en el mundo de la música. Lo hacía acompañada
de su inseparable David Rodríguez, en formato acústico y en una sala pequeña, Polaroid Club, donde se apretó un
público que llenó la sala.
Ataviada con
un largo vestido vintage color blanco que le da una apariencia más dulce si
cabe y muy acorde con el tono de las canciones de su último disco, esta artista
que siempre se ha mostrado peculiar en sus elecciones a la hora de vestirse sorprende
ahora imprimiendo ese toque de romanticismo ad-lib a su puesta en escena.
Una puesta
de largo (aunque en su caso siempre es así) para un disco que nos ha llegado en
pequeñas dosis, diseccionado en “Premeditación” (2014), “Nocturnidad” (2015) y
la “Alevosía” (Elephant Record) que viene a cerrar esta trilogía llena de
títulos que son la puerta de entrada a temas llenos de amores difíciles, de
cuervos que sacan ojos y águilas que arrancan el corazón. Amores complejos a
los que enfrentarse con letras igualmente complejas y sentimientos a flor de
piel.
Haciendo
morir de amor a un público entregado desde los primeros temas, y con una gran
dosis de empatía con los que habían ido hasta la sala para cantar con ella los
temas más conocidos, no sólo de la mencionada trilogía, sino también de sus
anteriores trabajos.
Y por
supuesto, como era previsible visitando La Bien Querida Granada, no fueron sólo
temas propios sino que también tenían que caer algunos temas más “planetarios”
acompañada, como no, de J.
(Planetas) con quien, obviamente también, cantó dos temas de “Una ópera egipcia”, “La veleta” y “No
sé cómo te atreves”, tema, este último que formó parte de unos segundos bises
pedidos con mucho entusiasmo por los asistentes.
Estaba claro
que con un público que se sabía casi todas las letras (al menos las más conocidas)
y que no dudó en acompañarla coreando todo el concierto la noche tenía que ser
un éxito para una artista que no pudo sentirse más que así, bien querida, entre
un público que lo dio todo a pesar del calor de la sala, o quizás precisamente
gracias a ese calor humano que arropó, en algunos momentos incluso de más, a
una esperadísima Bien Querida, que
venía esta vez de manos de Polarid Management, a la que Granada le dejó claro
que aquí tiene también se la quiere.
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