Los valencianos publican su canto del cisne en la recientemente creada disquera Demian Records. Un disco corto y conciso, que busca la intensidad del local de ensayo.
Demian Records es la discográfica que los hermanos Ortolano, Rafa y Chema, junto con su amigo Javi Giménez, han puesto en circulación. Sin duda, han obteniendo grandes resultados con sus primeros lanzamientos, que incluyen el primer disco de RamÃrez o el primer trabajo de Coleccionistas (banda integrada por el mismo VÃctor RamÃrez, Remi Carreres y Jorge Tórtel), por los que han recibido merecidos parabienes en torno a su labor editorial. Parece, además, que están especializándose en súper bandas, puesto que la nueva referencia del sello es, al igual que ocurrÃa con Coleccionistas, el producto de un combo formado por por músicos militantes en otras formaciones.
Comadreja Mambo, que asà se llama el artefacto en cuestión, nace de la unión -por pura diversión,-de dos miembros de la añorada banda Buzo (otros hermanos, los Parra: Carlos y Pablo) y nada menos que Jordi Sapena, inquieto guitarrista de la Habitación Roja. La que nos ocupa es su segunda referencia, tras aquél EP editado por La Montaña, que les dio a conocer y respondÃa al instructivo nombre de "Respeta a tu madre" (2011) y, lamentablemente, seguramente será también la última.
Decimos esto porque el disco, que fue grabado hace la friolera de cuatro años (2012, en los estudios Ultramarinos Costa Brava, de Santi GarcÃa) es el testamento de una banda fantasma. Sus integrantes han pasado a centrarse en carreras, musicales o extra-musicales, que requieren toda su atención y la edición, aunque tardÃa, de este producto se antojaba necesaria, imagino, para cerrar de una vez por todas esta aventura, que tiene, al fin y al cabo, todo un universo propio que ofrecer.
Juntos, los hermanos Parra y Sapena lograron imprimir una personalidad a su sonido y composiciones que les distingue, al menos, de gran parte de la planta de la escena pop alternativa de la ciudad del Túria. Una imaginerÃa con olor a desierto, a western y una especial querencia por las referencias religiosas en su vertiente más santera y polvorienta son sus señas de identidad, sazonadas con guitarras vertiginosas y secciones rÃtmicas tan encabritadas como matemáticas. No todos los "rockeros" de pro de dicha escena se atreverÃan a meter la frase "vixca la mare de deu dels desamparats" en una de sus canciones. Los Comadreja lo hacen y, además, la acompañan de guitarras tan chirriantes que arañan el oÃdo.
Bajo el explÃcito tÃtulo de "Morriconazo", lo que se nos presenta aquà es una breve colección de siete canciones en las que lo que se respira sobre todo, además de polvo desértico e incienso de altar de iglesia, es diversión. Es plausible el disfrute de los participantes en esta especie de jam session trasladada a disco, en el cual hay invertidas muchas energÃas para transmitir al oyente dicho jolgorio.
Quizá ese hecho ensombrezca un tanto el resultado, que por momentos despunta hacia lo remarcable ("Buddah MachÃn", "El mexicano"), pero en general no logra despegar del todo con una colección de riffs tal vez demasiado de manual ("Predicador", "Reggaeton del desierto") como para que el conjunto logre transitar de lo correcto, a lo realmente interesante.
Y eso que no se trata para nada de un disco aburrido, más al contrario, es una experiencia disfrutable como conjunto, en la que se plasma perfectamente ese espÃritu de desparrame en el local de ensayo que seguramente presidió su gestación, aunque quizá sus autores no han sabido mejorar lo ya ofrecido en el fantástico EP que les dio a conocer, a lo que tampoco ayuda un sonido, que aunque está bien registrado, es excesivamente refinado para una colección de temas que requerÃa más "mugre", como la tenÃa la citada primera referencia del grupo, aunque eso sÃ, la ejecución es impecable por parte de unos músicos pletóricos y bien engrasados.
Quizá ese hecho ensombrezca un tanto el resultado, que por momentos despunta hacia lo remarcable ("Buddah MachÃn", "El mexicano"), pero en general no logra despegar del todo con una colección de riffs tal vez demasiado de manual ("Predicador", "Reggaeton del desierto") como para que el conjunto logre transitar de lo correcto, a lo realmente interesante.
Y eso que no se trata para nada de un disco aburrido, más al contrario, es una experiencia disfrutable como conjunto, en la que se plasma perfectamente ese espÃritu de desparrame en el local de ensayo que seguramente presidió su gestación, aunque quizá sus autores no han sabido mejorar lo ya ofrecido en el fantástico EP que les dio a conocer, a lo que tampoco ayuda un sonido, que aunque está bien registrado, es excesivamente refinado para una colección de temas que requerÃa más "mugre", como la tenÃa la citada primera referencia del grupo, aunque eso sÃ, la ejecución es impecable por parte de unos músicos pletóricos y bien engrasados.
Un trabajo, en definitiva, que sin duda funcionarÃa a las mil maravillas en su traslado al directo. Lo malo es que ahora mismo se hace difÃcil pensar que podamos disfrutar de ver a estos tres tipos sobre un escenario, porque al parecer la cosa anda tan muerta como la calavera de la portada, pero convendrÃa dar tiempo al tiempo y ver cómo resulta la edición de este disco, puesto que todo puede ocurrir en esta vida. Algo me dice que las aventuras de la Comadreja podrÃan no haber acabado del todo. Esperaremos noticias. En todo caso, un diez para la gente de Demian, que se atreven a embarcarse en proyectos con escasas posibilidades de promoción como éste, por el mero gusto de hacerlo. Con un par.
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