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martes, mayo 17, 2016

Llega Nikki Lane, la primera dama del outlaw country.

Comparada con la mismísima Wanda Jackson y apadrinada por el infalible Dan Auerbach, esta forajida del country de Nashville lleva dos años presentando su magnífico "All or nothing" (New West, 2014) y al fin visita España. 


Los caminos del country son insondables. Poco tiene que ver con ponerse un sombrero stetson, una camisa de flecos y botas de piel de cocodrilo. Si hay un género estereotipado a más no poder, es éste. Sí, Kenny Rogers, Dolly Parton, Loretta Lynn y Johnny Cash son country, quién lo duda. Pero también Gram Parsons, Townes Van Zandt, Merle Haggard, Wanda Jackson, Guy Clark y una gran cantidad de "outlaws",  forajidos que no han obedecido a los dictados de Nashville -algo así como el Hollywood de la gran industria que representa el género en EEUU- y han preservado las raíces de un género que trasciende ya muchas generaciones, sin miedo a contemplar su evolución. La autodenominada primera dama del outlaw nos visita esta semana y se llama Nikki Lane

Nacida en Carolina del Sur, hasta llegar a la meca del country pasó tanto por Los Angeles como por Nueva York haciendo todo tipo de cosas, hasta diseño de moda, pero el momento de comenzar a escribir canciones llegó con el desengaño: se casó con un cantante country y éste la dejó plantada y con el corazón roto, para irse a grabar un disco. En ese preciso instante, cogió la guitarra y comenzó a fabricar canciones de letras descarnadas y tremendamente personales, casi hasta el nivel del sonrojo. Qué mejor que el country para plasmar tanto llanto: su viaje a Nashville tuvo como resultado la grabación de un  primer lp, "Walk of shame" (Lamsound, 2011), que si bien recibió buenas críticas no la hizo despuntar tanto como "All or nothing" (2014), poliédrico disco que le produjo el rey Midas de Dan Auerbach.

La producción por parte del 50% de Black Keys,  hace de "All or nothing" -que no deja de contener canciones que aspiran al country clásico- un frankenstein en el que caben muchos más estilos. La voz de la Lane es tan aguerrida y arrogante que pega bien con cualquier empaque y aquí la variedad campa por sus respetos, en una colección de canciones que apuntan a la diana y mezclan perfectamente el country ortodoxo con el wall of sound de Phil Spector ("Good man"), el deep soul ("want my heart back") o la perfección rock de "I don't care"

Tal ha sido la repercusión de este disco que se ha tirado dos años sin parar de actuar. Y eso sin pasar por Europa, a donde llega al fin esta primavera tras dejar grabado su nuevo disco, "Highway queen", aún por editar y urdido junto a nada menos (la chica sabe con quién codearse) que Jonathan Wilson, cantante y productor, responsable del tan elogiado últimamente "Laurel Canyon Sound", desde su estudio de Los Ángeles, en el que ha estado a los mandos de trabajos de gente como Father John Misty, Connor Oberst, Bonnie "Prince" Billy o Dawes

Sin duda, que esta preciosidad con voz de femme fatale y talento certero para el hit emocional nos visite es motivo de jolgorio y perdérsela, constituye uno de esos errores para lamentar durante años entonando la frase "maldición, yo no estuve allí". De momento, ha agotado entradas en las dos fechas que hace en Madrid (Teatro del Arte, días 20 y 22). Toca también en Santander, el día 21 y en Valencia lo hace en el escenario del Loco Club, este jueves 19, cuyas entradas están a la venta aquí. Corran, que vuelan. 



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