Hasta ahora, nunca, habÃa estado en un concierto formato
teatro/auditorio en el que el público tardara teinta segundos en ponerse de pie al
comienzo del espectáculo. Y fue “monstruoso”, que se encendieran las primeras
luces sobre el escenario (muy poco favorecedoras para el espectáculo, traseras,
unicolor y deslumbrantes en muchos momentos), comenzase a sonar la intro y se
desatara la euforia colectiva con la entrada de Leiva en el escenario.
Y es que, Leiva
es precisamente eso, un monstruo, como se dice en esta tierra. Uno de los más
artistas más talentosos que circula por los escenarios en estos momentos. Un
cantante al que le han bastado tres tÃtulos en solitario “Diciembre”, “Pólvora”
y el que presenta en estos momentos “Monstruos”, para re situarse en lo más
alto, más arriba incluso de lo que estuvo con el grupo con el que no querÃa
hablar de princesas coleccionistas.
Se notaba, en vista de la acogida que tuvo en Granada, que
el artista no ha elegido nuestra ciudad al azar sino que tiene bien cogido el pulso a un público que
jamás defrauda ni se muestra frÃo con los artistas que nos visitan, sino que se
mete de lleno en el espectáculo participando activamente de todo lo que el
espacio y la “compostura” les permite.
Con algo de pereza incluso y el tema metido a modo de cuña,
no pudo renunciar a dejar claro que él viene directo desde una “Estrella polar”,
aunque no cayó en el manido recurso de recuperar con exceso temas completos de su anterior
etapa, sino que paseo durante dos horas entre esos tres álbumes que el público
se sabÃa por completo y dio pie a que el recinto alzara la voz e hiciera coros
y coreografÃas entre los asientos.
No faltaron, por supuesto, ni los temas que mejor acogida
han tenido en este último trabajo, como “Sincericidio”, “El último incendio”, “Guerra
Mundial”, “Breaking Bad” o la propia “Monstruos” ni los de sus anteriores
trabajos, está claro que para todos hubiera sido “Terriblemente cruel” (Pólvora)
no volver a escuchar en directo canciones que ya se han hecho clásicas en el repertorio
del artista. Entre ellas también aquel “Vis a Vis” (Diciembre) que aún resuena
en el imaginario leivariano.
Si bien la puesta en escena, como ya he comentado, se veÃa
empobrecida por el extraño juego de luces, lo que sà brilló en la noche, y esta
vez con luz propia, fue la “Leiband”, un pedazo de músicos que son más que una
banda al uso y en la que encontramos nombres como Juancho (guitarra y voz de
Sidecars) a la guitarra solista, o Tuli (baterÃa original de Pereza) que ahora exhibe
sus dotes como saxofonista (el cincuenta por ciento del apartado vientos) al que
se sumaban a un impecable teclado, un bajista contundente y la fuerza de doble
percusión (baterÃa y percusiones) para conformar un bloque sonoro de alto
voltaje.
Y tras dos intensas horas disfrutando la peculiar voz y los
giros musicales y corporales de este enorme músico, el irremediable final tenÃa
que llegar, esta vez sin pereza alguna, metiéndose de lleno en “Lady Madrid” un
tema que marcó mucho su anterior etapa, que se convirtió casi en un himno más
allá de Despeñaperros. Para ese momento, Leiva pidió al público, como cada vez
hacen más artistas, que guardasen el móvil y disfrutaran en directo del tema e
incluso animarse a besar a quien tuviesen al lado, propiciando múltiples besos
entre el público (que no sabemos si se conocÃan previamente). Porque a esas
alturas de la noche, ya habÃa suficiente material para decir que “youtube allÔ.
Crónica: MarÃa Villa
Fotos: J.J. GarcÃa
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