La Sala Moon (antigua Roxy) fue el refugio inmejorable para la presentaciĆ³n
en Valencia de "Sagrado CorazĆ³n", Ćŗltimo disco de La HabitaciĆ³n Roja. Un directo de mĆ”s de
dos horas y con una sala a rebosar que evidenciĆ³ una vez mĆ”s (y ya son muchas) la solidez y
energĆa arrolladora de los de la Eliana.
Desde el Ć©xito de la celebraciĆ³n de su veinte aniversario en la cuarta ediciĆ³n del Deleste Festival,
la banda no habĆa vuelto a pasar por Valencia. Al menos de manera oficial, ya que en parte sĆ se
ha podido disfrutar de alguna apariciĆ³n esporĆ”dica en el espacio DeWall en los Talleres de
cervezas Alhambra o en La Rambleta con Los Conciertos Especiales de la 2.
Aquella Ćŗltima visita fue un verdadero acto de justicia poĆ©tica tanto para la banda como para sus
seguidores que dejĆ³ un momento indeleble en las retinas centelleantes y los henchidos
corazones de los asistentes.
La noche del sĆ”bado, un vistazo discreto al setlist hacĆa presagiar
otra admirable retrospectiva por su dilatada colecciĆ³n de canciones; una pulsiĆ³n nerviosa repleta de expectaciĆ³n ante la nueva ocasiĆ³n de vivir la experiencia sobrecogedora de unos hits
emocionales que para algunos forman parte de su banda sonora desde hace ya mƔs de dos
dĆ©cadas. Quiero pensar que desde hace ya algĆŗn tiempo sus conciertos son, resumiĆ©ndole de
forma sencilla, renacer en Ć©pocas pasadas para seguir comprobando la vigencia de un contenido
lĆrico y un universo sonoro inherente a fueros internos que desvanecen a golpe de un
romanticismo inocuo.
Pueden presumir de un sonido tan tangible como distinguido que ha ido progresando con el paso
del tiempo para alcanzar de forma plausible una perenne idiosincrasia. El porte de elegancia
suma en muchos pasajes de su historia; abriendo con "Ahora todo es posible" corroboraron ese
halo de sutileza, una canciĆ³n con esplĆ©ndidos matices que sitĆŗa su particular visiĆ³n del pop en
una sublime proeza.
La contundencia en la parte rĆtmica de "Segunda oportunidad", rociada con unas fulgurantes
guitarras, escalĆ³ trepidante en una de las mĆ”s primorosas declaraciones de amor que hayamos
podido presenciar; todo ello poderosamente interpretado con un alzamiento de sus instrumentos
en pro de un enaltecimiento de la tierra que les vio nacer y el periplo vital de Jorge MartĆ.
La senda que surca las raĆces de su tierra han ido fructificando en un ejercicio honesto y
encomiable con algunos momentos concienciados con la realidad polĆtica y social del momento;
Ć©sta tuvo apariciones estelares en canciones como "Un dĆa perfecto" (que diferente sonĆ³ ese: "Te
llames Rita o Juana de Arco), "De Cine" o la lumĆnica "L'Albufera", la cual dedicaron a todos los
valencianos.
Que en una canciĆ³n con una ferviente inspiraciĆ³n en los valores de la confianza y el amor como
"VolverƔs a brillar" (de las favoritas de la banda), algunos de los presentes tuviƩramos que
presenciar un desagradable altercado entre el pĆŗblico, no hace mĆ”s que desgastarnos una vez
mĆ”s en la mirada vil al ser humano. Menos mal que Jorge saliĆ³ al quite para dejar claro lo que
todos querĆamos esa noche: pasarlo bien y disfrutar.
La actuaciĆ³n no perdiĆ³ ningĆŗn Ć”pice de intensidad pero destacamos lo que fue para nosotros el
primer brĆo clamoroso de la noche; en medio de un torbellino se sucedieron temas como "Voy a
hacerte recordar", "You gotta be cool", "La moneda en el aire" e "Indestructibles" (dedicada a
Quique Medina), sin duda una indispensable celebraciĆ³n del coraje.
El grado superlativo de emotividad vino con la preciosa "24 de marzo" que abriĆ³ el bis, mucho
antes ya habĆan tejido el ensueƱo evocador con la gloriosa "Posidonia"; la segunda parte del
concierto no bajĆ³ las revoluciones en la perseverancia en el arte que poseen para
conmover, asĆ vinieron la aciaga pero optimista "Si tĆŗ te vas (magnĆfica desolaciĆ³n)", la eufĆ³rica
"Febrero" o la radiante "Nuevos Tiempos", dedicada a Supersubmarina. AdemĆ”s el sĆŗmmum fue
volver a reverdecer en la post-adolescencia para entender el por quƩ de la importancia de la
existencia de una banda como La HabitaciĆ³n Roja en nuestras vidas.
La brecha final resquebrajĆ³ en cuestiĆ³n de segundos con el incendiario final que pusieron "El eje
del Mal" y "Ayer", tema en el que Jorge se lanzĆ³ al pĆŗblico para rematar la inagotable conexiĆ³n
que tienen con su pĆŗblico. Unos momentos antes de que diera comienzo otra de las noches que
quedarĆ”n en la memoria histĆ³rica de la mĆŗsica valenciana, un chico que rondarĆa la veintena se
mostraba inquieto y feliz, desvelaremos que viviĆ³ uno de los conciertos de su vida, que le hizo
acabar con los ojos vidriosos y que seguro que guardara en su olimpo musical. Y en eso se
resume todo: La HabitaciĆ³n roja; una banda de antes, de ahora y para siempre.
GalerĆa FotogrĆ”fica
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