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lunes, febrero 27, 2017

Decálogo del buen espectador (de conciertos)


Desde la ironía y el profundo amor a la música en directo que profesamos desde estas líneas, hemos realizado una ardua labor de investigación que ha dado como resultado este decálogo del buen espectador (de conciertos). No duden en no seguir jamás estas normas.

 

Inmersos en una época de súper abundancia de oferta cultural y, más concretamente musical (rara es la noche de fin de semana en la que los planes apetecibles no abarcan un amplio ramillete de opciones), las salas y promotores de nuestra ciudad intentan responder a esa demanda de diversificación y afán por degustar sensaciones que pide el público. Aunque quizás estemos llegando poco a poco a la saturación (cada vez hay más espacios que programan música y eso siempre será bueno) y se hable incluso de la temida burbuja de la música en directo, lo cierto es que las personas con un mínimo de inquietud cuentan con suficientes razones para colmar una agenda que en años anteriores no presentaba tantísima variedad. Un motivo más para alegrarnos por la buena salud del sector y por la supervivencia, con mucho esfuerzo y trabajo, al golpe bajo que supuso la subida del IVA Cultural. 

Sabemos que todo esfuerzo es poco y que todavía queda muchísimo camino por recorrer, y que, como público o prensa musical, nuestra principal labor es responder a ese esfuerzo poniendo lo que está de nuestra parte: acudir a ver música en directo, compartirla, difundirla y respetarla, como eslabón imprescindible que somos en este engranaje. 

Por ello, desde estas líneas nos place contribuir a semejante labor y aportar nuestro humilde granito de arena, fruto de la experiencia y de las incontables horas pasadas al borde de un escenario o acodados en alguna barra de sala de conciertos. Después de una ardua labor de investigación, os presentamos las reglas de oro del buen espectador; lo hemos limitado a diez por razones de espacio, pero esperamos vuestras contribuciones totalmente desinteresadas en pro de un trabajo bien hecho y documentado. 

Ahí vamos, posicionados desde la más absoluta ironía y el profundo amor hacia la música en directo:  

1. Llega tarde. Siempre. 

De todos es sabido la costumbre de las salas de comenzar los conciertos mucho más tarde de lo que se anuncia previamente en el evento de Facebook o en la promo. En realidad, está hecho a propósito para que a ti y a tus amigos os dé tiempo de cenar sin agobios. La ventaja es que los demás, mientras esperamos, ayudamos a que la sala haga caja a costa de un número de cervezas directamente proporcional al número de minutos que se retrasa el show. Aquí siempre cabe preguntarse: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿la impuntualidad del público o de las salas? 


2. El telonero, o “artista que abre la noche”, se programa para que puedas fumarte el último cigarro antes de entrar a la sala. Esta regla está relacionada directamente con la anterior e incluso aumenta el tiempo preciso para la cena. 

3. Lo importante no es el músico: eres TÚ. 

Por supuesto. Lo importante esta noche no es la banda que se ha subido al escenario, y que va a poner, en la mayoría de los casos, toda su pasión en presentarte su trabajo. Lo principal eres tú, que estás ahí, que molas y que tus amigos molan más aun. El “yo estuve ahí” por encima del “estuve en un concierto de XX”. Por esta razón no paras de hacerte “selfies” en los que abusas del flash y todo el mundo sale con cara de zombis beodos. 

4. Lee el setlist en voz alta. Muy alta. 

No lo dudes; todas esas personas que están en primera fila, con el setlist tan a mano que podrían robarlo antes del primer bis, quieren que les chafes el concierto y que les cantes TODAS las canciones que la banda tiene previsto tocar esa noche. Además, también desean conocer las estadísticas de cada tema en todas sus giras de los últimos 20 años. 

5. Graba todo el concierto con tu móvil de última generación. O incluso, con ese que tienes desde hace cinco años. 

No importa que la calidad de la imagen sea tal que los pixeles cobren vida propia, o que el sonido se parezca al chisporroteo continuo de un taller de soldadura. Debes registrarlo todo, para subirlo a Youtube (¿eso se lleva todavía?) o a Instagram. Ya sabes que las experiencias se viven de la mejor manera posible a través de las escasas pulgadas de la pantalla de tu móvil. Dónde va a parar... 

6. Habla durante el concierto. 

Aquí llegamos a la regla más importante de todas, una de esas vivencias que levantan ampollas a ambos lados del escenario y que es protagonista de infinitas conversaciones de las que he tenido el placer de formar parte últimamente. Aunque conozco sobradamente la opinión de una de las partes, sí que me gustaría conocer el motivo por el que algunos creéis que un concierto es la ocasión más propicia para contarle la vida a tu colega, el penúltimo ligue o lo cabrón que es tu jefe. Evidentemente, este mundo no os ha unido más que en el preciso momento en el que el músico empieza a tocar y el tiempo corre en tu contra (solo tienes aproximadamente hora y media) y debes contarle todo lo que te ha pasado últimamente. 

Por si esto fuera poco, resulta que la música está bastante fuerte y no se os oye, así que debéis gritar. Y fuerte. De paso, los que estamos alrededor podemos enterarnos de todo e incluso hacer alguna aportación amable. 

7. El músico está ahí por casualidad. 

Esta regla, fuertemente relacionada con algunas de las anteriores, parte de la premisa de que los músicos no están trabajando, sino simplemente disfrutando de la oportunidad de hacer tu vida más plena. 

Es por ello que lo del respeto podemos dejarlo para otro momento más oportuno, y que, cuando pidan de manera más o menos diplomática que guardéis silencio, podréis aprovechar para dejar caer algún comentario chisposo. 

8. Pide que toquen tu canción favorita. 

Esta aportación no tiene nada de malo en principio, pero la cosa se complica cuando lo haces a voz en grito durante gran parte del concierto. Y cuando lo rematas con una exhortación del estilo de la castiza “¡tía buena!”, ten en cuenta que quien está sobre el escenario ha acudido esta noche para escuchar cosas como esa. 

9. Si ves a alguien con una cámara réflex, no dudes en pedirle que te haga una fotografía. 

O incluso en insistirle en que te la preste, como si no se hubiera dejado la mitad de sus ahorros en comprarse semejante cacharro para hacer fotos ya sea como profesional o como hobby. 

10. Regla aplicable a conciertos y festivales: Bebe. 

Bebe fuera, bebe dentro, haz botellón si es preciso en los exteriores del recinto para entrar solo cuando haya algo que te interesa, sin curiosidad por descubrir aquello que se esconde fuera de tu zona de confort. Y ya que estamos, monta una fiesta fuera, para dar más razones de peso a los vecinos de que las salas y festivales deben estar a diez kilómetros del casco urbano. 

Anexo: Acude a conciertos, compra, consume y descubre música. Tu salud te lo agradecerá (Y nosotros también).

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