Big Márquez es un proyecto humilde en su concepción pero
ambicioso en sus pretensiones artísticas. Es decir, se trata de tres grandes
músicos que trabajan codo con codo para plasmar sus inquietudes sonoras en un
trabajo breve, un EP que se ha publicado bajo el nombre de ‘Demasiado amor’
para describir justamente lo que sienten ejerciendo una profesión ingrata y
tremendamente injusta. Sobre todo en su caso, cuando andan peleando a la contra
en una escena local, la malagueña, mucho más dada a escuchar a artistas y
músicas de otro talante mucho más dudoso. En esta charla Lucas Castaño
(batería), J. C. Merchán (teclista) y Emilio Márquez (voz y guitarra) nos
cuentan dónde están y hacia dónde quieren dirigirse. Aviso: No se los pierdan
en directo, su mezcla de rock, jazz y sonidos negros en general resulta
sencillamente apabullante.
Big Márquez es un
ente de tres cabezas, pero no sabemos muy bien cuál es la pensante. Es decir,
¿quién escribe las letras y cómo se arreglan las canciones entre todos?
Lucas Castaño:
Emilio trae composiciones con ciertos patrones y nosotros le damos nuestro toque
particular dando una mezcla muy gratificante para nosotros además de hacer
improvisaciones juntos.
Emilio Márquez:
intento componer lo más simplista posible para no condicionar la parte creativa
de mis compañeros y que tengan una base fértil donde experimentar. Venimos del
mundo de la improvisación y viene bien dejarla fluir para ver qué nos cuenta.
Los tres venís de
proyectos de diversa procedencia, y suponemos que se tuvieron que dar los
factores necesarios para que decidierais unir fuerzas en este proyecto común.
L. C.: Hemos
llevado diversas formaciones juntos anteriormente y por separado, sí. Podemos
decir que hemos crecido musicalmente juntos desde casi los quince años.
Como bien decís en
vuestra nota de presentación, un trío de músicos sin bajista no es algo
demasiado habitual, máxime teniendo en cuenta que Emilio domina el instrumento.
¿No hubo nadie que quisiera involucrarse o estáis mejor así?
J. C. Merchán: No
nos fiamos de los bajistas, son gente rara y problemática (modo irónico “on”).
E. M.: (Risas) La verdad es que en un principio
quisimos adoptar factores que no fueran usuales para dotar al grupo de originalidad, y esto del bajo fue un factor importante; Luego está la distorsión de la guitarra
sin usar pedales sino la saturación de válvulas, parches de la batería
aflojados para rasgar el sonido del golpe, etc... Detalles que enriquecen de
manera diferente el sonido global.
En ‘Demasiado amor’
solo hay seis temas, estando más cercano al formato EP que al del disco
tradicional. ¿Pensáis editar siempre vuestra música así, un poco al curso de
las canciones que vayan saliendo?
E. M.: Hoy día
creemos que es la mejor opción para grupos en busca de directos, debido a que
para colarte más fácilmente en ciertas salas o festivales es muy buen aliciente
llegar con un producto nuevo. Hay grupos incluso presentando single a single.
Habéis grabado en
Estepona, en un estudio llamado Magic & Sound, y utilizando métodos
puramente analógicos sin trabajo de producción posterior. ¿Es un sistema de
trabajo elegido conscientemente?
E. M.: Este
sistema es bastante arriesgado porque no puedes competir con la alta calidad
sonora que existe actualmente al alcance de la mayoría. Pero con lo analógico
se gana en naturalidad, suena orgánico, vivo… Y son factores que pensamos nunca
debieron subestimarse en la producción musical. De hecho, grandes bandas
actuales como Queens of the Stone Age, Pearl Jam o Alabama Shakes siguen
haciéndolo.
Escuchando las
canciones de Big Márquez se nota una clara querencia por los sonidos funky y
jazz de los setenta sobre todo. ¿Qué tiene esa época para los músicos veteranos
como vosotros que no tenga la actual, por ejemplo?
J. C.:
Mayormente, no es lo que tuvo esa época, que fue mucho y muy bueno, si no lo
que no tuvo: reggaetón, comercialidad. La música se ha convertido en una
prostituta en manos de mercaderes que solo buscan beneficios. Fue una época
dorada para la música, en los 60-70 salieron muchísimas bandas buenísimas en
todo tipo de estilos con una calidad de músicos y sonidos impresionantes.
En el fondo todo está
relacionado, la esencia del rock está en muy diversos estilos y, como han
predicado ya muchos grandes, en el blues encontramos la clave para la evolución
y sentido de lo que hoy conocemos como rock and roll. ¿Estáis de acuerdo?
E. M.: Hay que buscar
la esencia en los pioneros, porque absorber de los grupos vecinos actuales te
da inconsistencia y pilares poco fiables. Grupos como White Stripes o The
Black Keys están basados en el blues rural o el soul clásico y suenan
contundentemente actuales.
Que nadie piense que
aquí no suenan guitarras bien afinadas. En ‘Amanece’, por ejemplo, y en varios
momentos donde sonáis muy a rock americano de los noventa.
J. C.:
Indudablemente, hay influencias que siempre quedan en el subconsciente y salen
a flote en los momentos más inesperados.
Citáis a Pink Floyd o
a The Doors como algunos de vuestros maestros. ¿Los jóvenes necesitan nuevas
referencias o cuando pasen los años seguirán refiriéndose a los mismos nombres
para basar su educación musical?
E. M.: En esos
años los músicos que formaban esas bandas estudiaban jazz e improvisación. Todo
estaba bañado por patrones rítmicos muy ricos provenientes de esa escuela,
quedando muy evidente en bateristas como Ginger Baker (Cream) o Mitch Mitchell
(Jimi Hendrix). Nosotros nos hemos formado en escuelas locales de jazz y nos
hemos curtido en las jam sessions de
los bares de la zona. Se puede decir que en esa época hablaban más nuestro
idioma.
Grabar en directo, al
unísono y dejando margen para la improvisación suponemos que será una buena
forma de preparar los directos, porque por muy atado que se tenga todo siempre
surgen imprevistos y parece que estáis listos para subsanarlos.
L. C.: Vivimos
cada momento del directo con la ilusión intacta, disfrutamos tocando juntos y
nos entendemos a la perfección.
Ese sonido crudo y
directo os da mucha personalidad, porque quizá el tipo de música que hacéis es
más propicia para la meticulosidad y la producción impecable.
E. M.: Ahora en
los estudios las producciones son en la mayoría tal y como expresas, son ondas
sonoras que se cortan y pegan, se duplican o se transforman digitalmente. No hay
sinceridad ni toque humano, te conviertes en un mero producto de laboratorio,
aburre y por lo tanto es muy difícil transmitir sensaciones.
El recorrido de Big
Márquez aún es corto aunque completamente maduro. No es normal que un grupo
“nuevo” suene así de compacto.
E. M.: Estamos
trabajando muchísimo en el local de ensayo, transformamos las canciones dos y
tres veces, pero lo que nos da esa conexión es apartar el ego y escucharnos el
uno al otro sin pretensiones.
A la espera de tener
la oportunidad de hacer una gran gira con fechas fuera del ámbito local, ¿qué
tal están respondiendo las canciones en directo?
L. C.: La verdad
es que muy bien, hacer las canciones en castellano con estilos como blues,
rock, funk y pinceladas jazzeras nos abre otro abanico de posibilidades y
apostamos por ello, con críticas buenas o malas.
Más info:
https://es-es.facebook.com/bigmarquezbanda/
https://soundcloud.com/big-marquez
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