Los hermanos Cubero dibujan la tristeza en Lemon Rock (Granada) 14/04/2019



La tristeza debe ser azul oscuro, de ese azul impenetrable, casi negro. Quizás, incluso, la tristeza sea un silencio profundo al que sólo se puede hacer frente con música. Dicen, que “el que canta, su mal espanta”. Y así es el último disco de Los Hermanos Cubero, un disco triste cantado con tonadas que, de alguna manera, llaman a la alegría o, al menos, a una nostálgica sensación de la alegría antes vivida.

“Quique dibuja la tristeza” no ha sido un álbum cualquiera, ha sido una autoterapia, un lugar para borrar el dolor entre acordes. Después de que la tragedia visitara, de pronto, la vida de Enrique Cubero, la única salida de ese azul oscuro y silencioso tenía que ser un disco como éste. Disco que además, les ha valido hacerse con el Premio MIN al mejor álbum de músicas del mundo y fusión. Merecido, muy merecido, sin dudas.


Desde que, en 2013, este dúo de música popular de la Alcarria se presentara en el Monkey Week ataviados con llamativas corbatas y camisas con chorreras, el bluegrass y la música tradicional encontraron un nuevo resquicio por donde respirar y renovarse. Con semejante combinación, su primer LP “Flor de canciones”, fue un éxito rotundo que los llevó hasta Sonorama Ribera apenas un año después y desde ahí, de la Alcarria al mundo, para expandir poco a poco la semilla de esa flor que tanto aportó a ese nuevo concepto de folk en ese momento.

A Lemon Rock llegaron para presentar su último y más intimista trabajo, ante un auditorio entusiasmado con sus canciones que disfrutó de la misma manera con las canciones más alegres, provenientes de sus anteriores discos, como de este último, que dejó momentos de emoción contenida en los presentes. Muchos sentimientos a flor de piel en esta visita en la que se dieron cita prácticamente todos los medios de comunicación locales, arropando y dando fe de que lo que estaba sucediendo allí era realmente maravilloso.


Presentes también una buena parte de los músicos más inquietos de la ciudad, músicos que a su vez, trabajan con el folk local y que se enriquecen mutuamente con el conocimiento de otras líneas en las que se está renovando la tradición sin prescindir de los elementos que más la identifican. O, como los mismísimos Grupo de Expertos Sol y Nieve, con quienes Roberto y Enrique Cubero acaban de grabar un tema en nuestra ciudad. Habrá que esperar con ansia qué sale de una mezcla tan poco convencional.


Un setlist que dio de sí para hacer un repaso a los temas más populares de los hermanos, con espacio intermedio para toda la tristeza que pudieron dibujar y cantar antes de volver a lo más florido y alegre de un repertorio que, llegado a ese punto, era incluso bailable. Cuestión algo difícil, dado el estrecho espacio en que se desarrollan estos conciertos verticales y la cercanía del público con las bandas. 


Pero, sobre todo, aderezados los temas con ese sentido del humor tan de allí, de esa Guadalajara natal desde la que Los Hermanos Cubero se han prodigado poco últimamente y, cuando lo hacen, supone siempre una lección de destreza a la mandolina (Bill Monrroe se quitaría el sombrero) y personalidad en la voz y la guitarra. Minimalismo llevado al extremo. ¿Para qué más si con esto es suficiente?

Nos quedaría decirles a ellos lo que llevan escrito en la mandolina, por sus canciones, por su humor a veces genialmente absurdo, por estos años dedicados a hacer canciones. Por haber llevado el folk hasta "los modernos": GRACIAS.


Crónica: Isabel Alonso
Fotos: J.M. Grimaldi



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