La tristeza debe ser azul oscuro, de ese azul impenetrable, casi negro. Quizás, incluso, la tristeza sea un silencio profundo al que sólo
se puede hacer frente con música. Dicen, que “el que canta, su mal espanta”. Y
asà es el último disco de Los Hermanos
Cubero, un disco triste cantado con tonadas que, de alguna manera, llaman a
la alegrÃa o, al menos, a una nostálgica sensación de la alegrÃa antes vivida.
“Quique dibuja la
tristeza” no ha sido un álbum cualquiera, ha sido una autoterapia, un lugar
para borrar el dolor entre acordes. Después de que la tragedia visitara, de
pronto, la vida de Enrique Cubero, la única salida de ese azul oscuro y
silencioso tenÃa que ser un disco como éste. Disco que además, les ha valido
hacerse con el Premio MIN al mejor álbum de músicas del mundo y fusión.
Merecido, muy merecido, sin dudas.
Desde que, en 2013, este dúo de música popular de la
Alcarria se presentara en el Monkey Week
ataviados con llamativas corbatas y camisas con chorreras, el bluegrass y la
música tradicional encontraron un nuevo resquicio por donde respirar y
renovarse. Con semejante combinación, su primer LP “Flor de canciones”, fue un éxito rotundo que los llevó hasta Sonorama Ribera apenas un año después y
desde ahÃ, de la Alcarria al mundo, para expandir poco a poco la semilla de esa
flor que tanto aportó a ese nuevo concepto de folk en ese momento.
A Lemon Rock
llegaron para presentar su último y más intimista trabajo, ante un auditorio
entusiasmado con sus canciones que disfrutó de la misma manera con las
canciones más alegres, provenientes de sus anteriores discos, como de este
último, que dejó momentos de emoción contenida en los presentes. Muchos
sentimientos a flor de piel en esta visita en la que se dieron cita prácticamente
todos los medios de comunicación locales, arropando y dando fe de que lo que
estaba sucediendo allà era realmente maravilloso.
Presentes también una buena parte de los músicos más
inquietos de la ciudad, músicos que a su vez, trabajan con el folk local y que se
enriquecen mutuamente con el conocimiento de otras lÃneas en las que se está
renovando la tradición sin prescindir de los elementos que más la identifican.
O, como los mismÃsimos Grupo de
Expertos Sol y Nieve, con quienes Roberto
y Enrique Cubero acaban de grabar un tema en nuestra ciudad. Habrá que
esperar con ansia qué sale de una mezcla tan poco convencional.
Un setlist que dio de sà para hacer un repaso a los
temas más populares de los hermanos, con espacio intermedio para toda la
tristeza que pudieron dibujar y cantar antes de volver a lo más florido y
alegre de un repertorio que, llegado a ese punto, era incluso bailable. Cuestión algo difÃcil, dado el estrecho espacio en que se desarrollan estos conciertos
verticales y la cercanÃa del público con las bandas.
Pero, sobre todo, aderezados los temas con ese sentido del humor
tan de allÃ, de esa Guadalajara natal desde la que Los Hermanos Cubero se han prodigado poco últimamente y, cuando lo
hacen, supone siempre una lección de destreza a la mandolina (Bill Monrroe se
quitarÃa el sombrero) y personalidad en la voz y la guitarra. Minimalismo
llevado al extremo. ¿Para qué más si con esto es suficiente?
Nos quedarÃa decirles a ellos lo que llevan escrito en la
mandolina, por sus canciones, por su humor a veces genialmente absurdo, por estos
años dedicados a hacer canciones. Por haber llevado el folk hasta "los modernos": GRACIAS.
Crónica: Isabel Alonso
Fotos: J.M.
Grimaldi
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario