La primera vez que hicimos fotos de Izal en Granada
caÃa sobre nosotros un sol de justicia, de ese de mes de septiembre, un
festival, en horas tempranas a las que tocan los grupos “emergentes”. Ya éramos
entonces unos cuantos cientos de personas los que habÃamos descubierto a unos Izal
que empezaban a sonar en todos los sitios. Antes ya habÃan pasado por la
ciudad, aunque con menos éxito, en una sala pequeña en la que aún eran casi
desconocidos.
No huye Mikel de estos recuerdos de grupo que empezó
a labrarse su camino desde la humildad y las dificultades a las que se
enfrentan las bandas que comienzan su andadura, muy al contrario, siempre que
tiene ocasión lo comenta y pregunta por las “ocho personas que estuvieron en…
“ tal o cual ciudad donde en los inicios no tuvieron tan enorme acogida. No
fue asà ayer, pero sÃ, algunos de los que estuvieron en Polaroid la primera vez
que vinieron, estábamos ayer en Baza.
Supone, todo esto, un gran contraste con los miles de asistentes
que se dan cita en los conciertos de la banda desde que, tras la salida al
mercado de “Copacabana” se convirtieran en uno de los grandes grupos de
moda y comenzaran a ser cabeza de cartel de los grandes festivales nacionales.
La vez anterior, en el Palacio de Deportes, con un lleno apoteósico y ayer, en
las fiestas patronales de Baza, con el Campo de Futbol bastetano también
hasta arriba.
Tras la puesta de largo de “Autoterapia”, hace año y
medio en el Warm de Murcia, el espectáculo de Izal ha cambiado y
evolucionado, especialmente desde la publicación de su videoclip animado “La
increÃble historia del hombre que podÃa volar pero no sabÃa cómo”, cuya estética y avatares sirven como hilo conductor del espectáculo interactivo apoyado en su “Audioterapia”,
la app que te invitan a descargar antes de que comience el espectáculo y que
sirve para interactuar con el concierto, a través de alguna de sus funciones.
Dos horas y cuarto de espectáculo que, por supuesto, dieron
de sà para tocar absolutamente todos los temas imprescindibles de la banda, innecesario
enumerar ni siquiera una parte de ellos, cualquier fan de la banda conoce su setlist
de sobra. Pero sÃ, las tocaron todas. Como corresponde a un espectáculo fuera
del corsé limitante de los festivales, donde todo se debe reducir y se masifica
a niveles a veces asfixiantes.
Ayer, entre tema y tema, los clips introductorios del supuesto
puesto de mando desde el que orientan su peculiar misión espacial y las
espontáneas intervenciones de Mikel, al que le llamó especialmente la atención la
presencia de un espectador ataviado de astronauta -que según afirmó iba a
casarse-, con el que intercambió algunas palabras e incluso se bajó del
escenario para interactuar con un público entregado al máximo. Cierto es que,
también, este tipo de “confianzas”, a veces tiene que terminar recordando a
alguna parte del público que también hay que saber cuando parar.
Los directos de Izal, como los de cualquier gran
banda, están medidos y diseñados para absorber la atención de principio a fin,
aunque, en su caso, con las tablas y el control que tienen sobre cualquier
situación en el escenario, siempre hay espacio para alguna improvisación y para
cambiar la forma de interpretar algunos temas a los que Mikel sube o baja
intensidad, según va necesitando para estar siempre a tope con el público.
Impresionantes siempre, un acierto para unas fiestas, las de
los pueblos en general, que siempre han apostado por orquestas pachangueras o
grupos que apelan a la nostalgia de tiempos pasados, subiendo la calidad de la
programación musical y demostrando que el indie patrio está en su mejor momento.
Subrayar también la estupenda producción, montaje y empresa de seguridad, impecables
de principio a fin todos ellos, todo dedicado a conseguir un espectáculo de
diez, con un grupo de los que nunca defrauda.
Crónica: Isabel Alonso
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