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miércoles, octubre 30, 2019

Temps, Pleasant Dreams (Ànima Records, 2019)

Tras siete años sin saber de ellos, la banda de Xilxes lanza un disco tan bonito por dentro, como por fuera... 



El packaging -el empaque, la portada, para que nos entendamos- de un disco puede ser una excelente carta de presentación. Puede hacer que desees irrefrenablemente abrirlo, escucharlo, hacerlo incluso repetidas veces y así convertirlo en tu mejor amigo durante un tiempo, o directamente, desecharlo. Generalmente, alguien que ha puesto cuidado en que su trabajo se vista de gala en su formato físico, es alguien que ha puesto el mismo cuidado en su contenido.

Eso parecen tenerlo claro Pleasant Dreams, banda de Xilxes (Castellón) que lleva desde 2002 dando el cante y haciendo las cosas con un cuidado excepcional. Muy atrás queda aquél Podría Ser Hoy que en 2008 les lanzó como aventajados herederos del Donosti Sound que alumbraba los discos de Siesta en los 90 y ya casi les habíamos olvidado tras aquél fantástico tono folk de Hacia Los Bosques Del Sur, que constituía sus última noticia discográfica desde 2012 hasta hoy, en que nos sorprenden con un tercer álbum, el primero en su lengua vernácula y que ellos han dado en titular Temps, no sabemos si en referencia al largo tiempo transcurrido entre disco y disco a lo largo de su trayectoria, o simplemente -y más probablemente, dado que así lo anuncian en su nota de prensa- un concepto que parece sobrevolar a todas las canciones del disco.

Todos esos discos, los dos anteriores y ahora también, el nuevo, han tenido siempre un empaque precioso. En Hacia Los Bosques Del Sur ya jugaban con troquelados y diversas imágenes. Era una verdadera preciosidad, como también ahora lo es el trabajo gráfico de Temps, que da clara muestra de porqué aún hoy día es importante el formato físico, con una portada de cd digipack que, de forma más sencilla que el anterior, pero igual de efectiva, juega también con el troquelado de portada para invitar al potencial oyente a adentrarse en el mundo que alberga. Un diseño precioso ideado por la banda y rematado por Mineral Gràfics que uno agradece especialmente cuando, tras ver tanta cosa insulsa, abre en casa el sobre que contiene el envío que tan cariñosamente le han hecho. Estas cosas todavía son bonitas y sientan bien. Un diez sólo por eso.

Pero es que además, en su nuevo trabajo, la banda formada por Juanjo Clausell y Pere Mendo  (y que ahora completan par el directo Andrea Giménez y David Simó) da muestras, como siempre lo han hecho, de una evolución que es resultado de todo lo que ha pasado por sus oídos en los años transcurridos tras su último registro. Y es una evolución seria, nada cómoda. Lejos de apoltronarse en un sonido que ya tenían consolidado en 2012 y que hubiera funcionado perfectamente todavía hoy, han decidido combinar el pasado, llámese tradición, folklore o como se quiera, y la más rabiosa actualidad, con los sonidos urbanos que hoy día pueblan las ciudades y las emisoras de radio. Y si encima, gracias al clima propicio para ello, se hace todo en un idioma que pese a ser el idioma materno, jamás se ha usado para componer canciones, la valentía, la famosa "salida de la zona de confort", es completa y digna de aplauso.


Es una jugada que podía salir mal. Podría haber resultado forzada, antinatural viniendo de un grupo de claro origen pop, pero sorprendentemente, se las han compuesto para seguir sonando a ellos mismos introduciendo infinidad de elementos que les eran totalmente ajenos no hace tanto. A eso se le llama naturalidad, la que han encontrado alumbrando todas estas canciones tan embriagadoras en compañía de Alejandro Tomás en unos estudios LaMarjal, de su natal Xilxes, que tal como ellos dicen se han convertido en un miembro más de la banda. Lejos de simplemente grabar instrumentos y luego ajustar presencias y volúmenes, han jugado con todas las posibilidades que ofrece hoy día un estudio de grabación y toda la tecnología informática que lo envuelve. Así, mezclan sin pudor elementos electrónicos y analógicos en un conjunto que hace gala de sutileza y buen gusto.

Nada es estridente en esta brillante colección de canciones, que tan pronto entona una sui géneris versión del famoso No En Volem Cap, que cualquiera nacido en esta Comunitat Valenciana ha entonado alguna vez en avanzado estado de intoxicación etílica, convirtiéndolo en un bucólico himno de folk de adornos electrónicos. De hecho, es una constante esa actualización por la vía tecnológica del sonido tradicional. Desde la inaugural Ja Fa Molt De Temps, que incialmente despierta como una saltarina tonada acústica, ya vemos esa exacerbada combinación de ambos mundos, puesto que a mitad de canción se ve asaltada por una especie de ritmo bakalao que lejos de rechinar, resulta hasta pertinente.

Y es que la materia prima con la que han confeccionado esto, permite mucho juego. Difícilmente la autorreferencial Somnis Plaents, el ejercicio dream pop de Fins Les Estreles, o la hiperbólica redondez pop de Amb Pol, todos ellos ejercicios de maestría en el arte de la composición, podrían estropearse con la entrada en juego de elementos, digamos, inhabituales en la normalidad de las guitarras, los bajos y las baterías. Todas funcionarían por sí solas los suficientemente bien como para que les pueda sentar bien cualquier aditivo. Además, pueden colgarse la medalla de que Juanjo y Pere se lo han guisado y comido todo junto a su productor -y puntuales colaboradores como Xavi Muñoz, Las Auténticas o el rapero El Blüe- sin una gran infraestructura detrás. Mérito que les debe ser reconocido, como debe ser reconocido que este es uno de esos discos que, tanto en su interior como en su exterior, garantizan disfrute, inspiración y amor a partes iguales. Y seguro que llegará todo ese reconocimiento. Tiempo al tiempo...

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