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sábado, agosto 01, 2020

McEnroe en CajaGranada (31/07/2020)

Aún se hace extraño asistir a conciertos en los que, normalmente, algún bailecito habrías echado, y tener que ocupar un asiento, a una distancia prudencial y ya reglamentada del resto de público. Especialmente cuando los conciertos son de bandas con las que normalmente hubieras incluso saltado junto al escenario. No es este el caso de McEnroe, cuya música se adapta perfectamente al formato íntimo y cercano de los Conciertos en la Cuarta Fase, por supuesto, en acústico.

En formato dúo acústico, los bilbaínos McEnroe llegaron a Granada con “La Distancia” (Subterfuge, 2019) su 6º álbum de estudio y un puñado de canciones imprescindibles en su repertorio de cabecera, así como un tema firmado por el propio Ricardo Lezón en solitario y otro que grabó en su momento con The New Raemon para completar casi hora y media de setlist que se hizo incluso corta y que terminó con unos bises tras los bises y un público que aún tenía ganas de escuchar más canciones.

El formato, al que nos vamos habituando poco a poco, se prestaba especialmente a la escucha tranquila y a centrarse en la intensidad de las letras de esta banda que, si bien es conocida por la peculiar voz y forma de cantar de Ricardo, tiene entre sus grandes virtudes la de tener letras de las que llegan de verdad. No en vano su último trabajo “La distancia” lo definen como “nueve canciones de amor, en McEnroe siempre son canciones de amor. De amor al padre, al amigo, al hijo, a la naturaleza, a quien amas. En el amor la distancia se disuelve, derretida como una cadena de hielo, desaparece entre cerezos que bailan, en una carrera por la arena mojada o como el eco en una catedral, se convierte en valor, en la ola que detiene el espigón, se apaga en la luz de una mano llena de luciérnagas, se aplasta con un solo gesto.”

Y, básicamente, esos son los temas de McEnroe, un puñado de canciones cargadas de sentimientos que encontraron en el sonido perfecto (gran trabajo el de los técnicos en este ciclo) y las luces adecuadas, el marco ideal para sobrellevar el intenso calor de estos días a golpe de presentación romántica y sosegada de la universalidad de los sentimientos, con ese deje particular que le imprime la banda a sus temas.

Un espectáculo tranquilo, lleno de un cuidado equilibrio entre lo cantado y lo explicado, a pesar de que los norteños no son muy locuaces, tal como explicaba el propio Lezón, para conseguir encandilar a un público que, con alguna poco honrosa excepción, permaneció atento y en silencio durante toda la actuación, permitiendo el disfrute, con tintes de intimidad entre la banda y los asistentes. Pocas veces, el silencio, ha sido tan valioso y ha tenido tanto que decir. 

Crónica y fotos: María Villa


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