Afiliándose de nuevo al formato EP, los sevillanos se confirman como una de las bandas más interesantes de la escena andaluza, con una trayectoria dispersa pero interesantÃsima. Ahora presentan cinco nuevos temas en los que sus señas de identidad y su peculiar acento sonoro se expanden para esperar ya la siguiente entrega con impaciencia.
La nueva aventura discográfica de los sevillanos Pinocho Detective vuelve a optar por la dosis reducida, después de reunir un buen número de canciones en su único larga duración hasta la fecha, el muy estimable “La vida privada de Pinocho Detective”, publicado en 2016 tras otros tres intentos anteriores en forma de EP. Su filiación a dicho formato ya dio excelentes resultados en su conjunción del pop de guitarras tradicional con esa otra orientación acústica, bordeando los rasgos de la americana que practican algunos de sus miembros en sus bandas paralelas, y dando forma a un marco sonoro cada vez más peculiar y coherente con sus influencias. Ahora Fran Pedrosa (bajo y voces), Daniel Barja e Israel Diezma (guitarras) y Antonio Ortiz, la actual alineación, decantan las cinco canciones que componen “Canadá” hacia un concepto clásico, con cierto aliento melancólico en las letras y una intención melódica más que evidente.
Con la
ayuda renovada de Jordi Gil, uno de los productores e ingenieros más relevantes
de la actual escena sevillana, buscan en su fondo de armario arreglos que les
sitúan muy cerca del concepto de The Smiths, como en “Ver la vida pasar”,
acentuando aristas con el violÃn mágico de Rosa RodrÃguez; reposan maneras y
estribillos en la casi esquelética “Estoy empezando a pensar” y se afrancesan
en algún verso de la elocuente “Canadá”, donde cuentan con el experimentado
bajo de Sleepy James –habitual de formaciones más aguerridas como The Milkyway
Express- y los teclados del gran Nacho Camino. Por desconcertante que parezca,
la paleta de colores que maneja el grupo llega hasta los efluvios poéticos de
“Marcha fúnebre”, tal vez un punto de misticismo ideal para estos dÃas en los
que el fervor religioso se encona en su frustración por no poder demostrarlo
públicamente como les gustarÃa. En esos sentimientos de pérdida y abandono está
precisamente el secreto de la resurrección, en el sentido que cada oyente
quiera darle. En su melodÃa y la de “Solo un rumor”, el quinto tema en
discordia y probablemente el más amable en su latente pesimismo, se basa el
secreto del encanto de Pinocho Detective, una especie de denominación de origen
que se asienta con cada nueva entrega.
A los
que tenemos un concepto de la música mucho más global de lo que demandan los
tiempos, puede que esto de acostumbrarnos a degustar las canciones bajo otro
prisma unitario alejado cada vez más del concepto de LP con el que nos educamos
y al que nos negamos a renunciar sea más una adaptación forzosa que un
aprendizaje impuesto. De ahà que justo cuando empezamos a apreciar la valÃa de
apenas un repóquer de temas necesitemos algunos más para que la cosa cobre
verdadero sentido. Aunque el placer, si es breve y en pequeñas dosis, a veces puede
recompensarnos muy bien.
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario