Pinocho Detective: "Canadá" (Delia Records, 2021)

Afiliándose de nuevo al formato EP, los sevillanos se confirman como una de las bandas más interesantes de la escena andaluza, con una trayectoria dispersa pero interesantísima. Ahora presentan cinco nuevos temas en los que sus señas de identidad y su peculiar acento sonoro se expanden para esperar ya la siguiente entrega con impaciencia.

La nueva aventura discográfica de los sevillanos Pinocho Detective vuelve a optar por la dosis reducida, después de reunir un buen número de canciones en su único larga duración hasta la fecha, el muy estimable “La vida privada de Pinocho Detective”, publicado en 2016 tras otros tres intentos anteriores en forma de EP. Su filiación a dicho formato ya dio excelentes resultados en su conjunción del pop de guitarras tradicional con esa otra orientación acústica, bordeando los rasgos de la americana que practican algunos de sus miembros en sus bandas paralelas, y dando forma a un marco sonoro cada vez más peculiar y coherente con sus influencias. Ahora Fran Pedrosa (bajo y voces), Daniel Barja e Israel Diezma (guitarras) y Antonio Ortiz, la actual alineación, decantan las cinco canciones que componen “Canadá” hacia un concepto clásico, con cierto aliento melancólico en las letras y una intención melódica más que evidente.


Con la ayuda renovada de Jordi Gil, uno de los productores e ingenieros más relevantes de la actual escena sevillana, buscan en su fondo de armario arreglos que les sitúan muy cerca del concepto de The Smiths, como en “Ver la vida pasar”, acentuando aristas con el violín mágico de Rosa Rodríguez; reposan maneras y estribillos en la casi esquelética “Estoy empezando a pensar” y se afrancesan en algún verso de la elocuente “Canadá”, donde cuentan con el experimentado bajo de Sleepy James –habitual de formaciones más aguerridas como The Milkyway Express- y los teclados del gran Nacho Camino. Por desconcertante que parezca, la paleta de colores que maneja el grupo llega hasta los efluvios poéticos de “Marcha fúnebre”, tal vez un punto de misticismo ideal para estos días en los que el fervor religioso se encona en su frustración por no poder demostrarlo públicamente como les gustaría. En esos sentimientos de pérdida y abandono está precisamente el secreto de la resurrección, en el sentido que cada oyente quiera darle. En su melodía y la de “Solo un rumor”, el quinto tema en discordia y probablemente el más amable en su latente pesimismo, se basa el secreto del encanto de Pinocho Detective, una especie de denominación de origen que se asienta con cada nueva entrega.


A los que tenemos un concepto de la música mucho más global de lo que demandan los tiempos, puede que esto de acostumbrarnos a degustar las canciones bajo otro prisma unitario alejado cada vez más del concepto de LP con el que nos educamos y al que nos negamos a renunciar sea más una adaptación forzosa que un aprendizaje impuesto. De ahí que justo cuando empezamos a apreciar la valía de apenas un repóquer de temas necesitemos algunos más para que la cosa cobre verdadero sentido. Aunque el placer, si es breve y en pequeñas dosis, a veces puede recompensarnos muy bien.


             

Escucha "Canadá" aquí.

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