Un retorno nunca se sabe si puntual o como prolegómeno de futuras y nuevas y excitantes aventuras. Así regresan al ruedo del pop los entrañables Hermanos Dalton, con las mismas armas de siempre y las fuerzas más que sobradas para demostrar que hoy por hoy siguen sin tener parangón en lo suyo. Una exhibición de músculo melódico secundada por un seísmo de epicentro incierto aún: Marchica, recién puestos de largo ante una afición entregada por adelantado.
Finales
de noviembre en una gélida noche cordobesa. En el pulmón musical de la ciudad
más inquieta del sur de España algo se sigue moviendo, y eso implica que la
desesperación aún no ha hecho mella, por mucho que vuelvan a acechar las
amenazas, en el corazón de un sector de público cada vez menos minoritario, que
se empeña en dotar a las citas sonoras de cada fin de semana en la sala
Ambigú
Axerquía del combustible suficiente para que aguante unos cuantos kilómetros
más en las mismas condiciones. O al menos que no nos las empeoren. En la post
pandemia más eterna de la historia reciente, dos bandas, una mítica en la
escena que a primeros de los noventa plantó cara a la invasión ruidista norteamericana
con analgésicos de
power pop sin parangón
en castellano; y otra justamente en el ala opuesta, incipiente y aún con mucho
que demostrar, pero con la mente lo suficientemente preclara como para dejar
las cartas boca arriba y en clara posición de órdago. De ellas, y del resultado
de otra velada para el recuerdo, hablamos a continuación.
Con un
nombre grupal que esconde aristas y revueltas insospechadas, la asociación
transatlántica de
Marchica –al parecer todo empezó cuando el cantante se enamoró
perdidamente de una pozoalbense, en otra de esas conexiones imposibles pero
esclarecedoras- aún está poco localizable en plataformas como Spotify, donde
apenas se puede escuchar su
velvetiano
“Biloxi shuffle”, en el que conjugan los verbos viscerales de
Lou Reed con
otros fantasmas habituales de su mapa
post-rock.
Tal vez los principios básicos de bandas como
Sebadoh o
Pavement se escribieron
para que tantos años después otros los cultivaran con técnicas de regadío
similares. Se puede comprobar escuchando en directo “Glass jungle”, “Flower” “Burberry
coats”, “Superlative conspiracy” o “Falling away”, perlas que pronto pasarán el
filtro del estudio de grabación y de las que esperamos disfrutar en parecidas
circunstancias. Puntos en común con otros proyectos como
Algunos Hombres, grupo principal del batería
Antonio J. Moreno y punto obligado en el
recorrido por el mejor pop español reciente, alguna que otra excursión
lisérgica y paradas instrumentales de mucho más amplio recorrido los avalarán
en un futuro no muy lejano. Y estaremos ahí para contarlo y cantarlo, sin duda.
Jugaron
siempre en otra liga y nunca ganaron ningún título. Fueron y aún son los
eternos semifinalistas a los que les pitan un penalti en contra en el último
minuto o acaban cediendo un córner fatal para encajar la penúltima derrota
injusta.
Los Hermanos Dalton, con el impagable
Josema al frente, siempre supieron
colgarse el cartel de dignísimos perdedores porque en el fondo saben que son
los que mejor siguen jugando. No necesitan ni tener nuevo material que
enseñarnos, y eso que llevan tiempo insinuándose con supuestos adelantos,
incursiones esporádicas en el estudio o recuperación definitiva en forma de
punto y seguido de un legado que debería ser de uso público en cualquier escuela
de música POP, con mayúsculas más que justificadas. Una banda que tiene en su
haber, y que las toca en directo incluso mejor que nunca, perlas melódicas como
“Luces de Hollywood”, “Sin moverte del sillón”, “Perdiendo el tiempo”, “Espejos”,
“Mucho mejor” o “Nada suena igual”, sin contar con los himnos anglófilos a “Fred
Flintstone” o el habitual colofón nostálgico de “Pink panther”, tiene que arrasar
en cualquier fiesta sin excusa alguna.

Se explayan a conciencia, saben
perfectamente cuáles son sus poderes y los explotan para que a nosotros tampoco
se nos olvide. Cuántos recuerdos de excursiones a rincones recónditos de la
geografía andaluza, cuántos kilómetros de carretera y canciones reconocibles a
fuego en nuestra memoria sentimental se despliegan de nuevo ante nuestros oídos
con cada acorde. Ojalá los clásicos sean tan efímeros como ellos, que desde su
San Fernando natal fueron la avanzadilla para tantos que aún hoy no los
reconocen como debieran. Hasta versionando “Whiskey in the jar” de sus adorados
Thin Lizzy les dan sopas con onda a
Metallica, porque lo de estos tipos es muy
heavy. En el sentido que de verdad nos
importa. Dos guitarras para que el power
trio inicial se expanda y nos atiborre de excitantes naturales son ya
razones más que suficientes para permanecer atentos a cualquier mínimo
movimiento que emprendan en las próximas fechas. Lo contaremos una y mil veces
si hace falta, porque ya sabemos a ciencia cierta que estarán a la altura. Por “Los
latidos de siempre” que unen los corazones, qué duda cabe.GALERÍA MARCHICA
GALERÍA LOS HERMANOS DALTON
Texto: JJ Stone
Fotografías: Raisa McCartney
Más info:
https://www.ambiguaxerquia.com/
https://loshermanosdalton.bandcamp.com/
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario