Fueron, vieron y vencieron. Lo hacen siempre. Pese a quien pese, Hora Zulú son una banda imprescindible en Granada, con seguidores como para llenar Industrial Copera todas las veces que pasan por casa para compartir sus canciones. Con lleno en la sala y una puesta en escena potente, apoyada por un espectáculo lumínico muy de estética club aprovechando la gran dotación lumínica de la sala.
Arropados por sus numerosos seguidores, con “Limpiar, fijar y dar esplendor” (2020) como santo y seña de la noche, los granadinos volvieron a poner boca abajo la sala, como lo hicieron hace algo más de dos años, en noviembre de 2019, en el que, si no me equivoco, fue uno de los últimos conciertos multitudinarios pre pandémicos de la banda. Ayer, tras algunas actuaciones en las que han visto a su público sentado y con distancia obligados por la situación, la sensación de ver de nuevo a la gente junta, de pie y bailando, fue un subidón para todos los presentes.
Tras una intro que nos ponía en alerta, la entrada de la banda fue recibida con ganas entre el público y, con los primeros acordes de “Mis barraqueras”, Hora Zulú demostró que es uno de esos grupos que siempre está en forma. Desde ahí, hasta el final del concierto, casi hora y media después, no hubo tregua ni descanso y, si bien no podemos decir que el espectáculo fuera in crescendo, porque ya empezó arriba, el mérito estuvo en mantener la tensión todo el tiempo, sin bajar la guardia en ningún momento.
Nueva incorporación, la de Manu Romero, al bajo y como siempre, Paco Luque a la guitarra, Javi Cordovilla a la batería y Aitor Velázquez, voz de un núcleo duro y compacto. Una banda con tablas como para hacer un barco, para una defensa impecable de este trabajo que ha dado esplendor a los temas más emblemáticos de la banda, dándoles más fuerza si cabe. Entre medias, la salida de “El más solo del cementerio” rompió un largo silencio editorial, pero fue este trabajo revisado y mejorado el que tuvo máximo protagonismo en este concierto de reencuentro con Granada y con las salas.
Entre los temas,
muy coreados sus “Tientos” o “Andaluz de nacimiento” (no procede enumerar aquí su
largo y variado setlist al completo) y es que, para un granaíno, no hay nada
mejor que demostrar su querencia a la tierra con temas como éstos que, no sólo
no pierden vigencia, sino que ganan con el tiempo, como los que contiene el
resto del disco al que hacemos referencia.
Y es que son muchos años y muchos kilómetros los que tiene ya esta banda como para disfrutar merecidamente del reconocimiento de propios y ajenos. Con Hora Zulú, afortunadamente, podemos afirmar que son profetas en su tierra y que, mientras ellos quieran, habrá gente dispuesta a escuchar su palabra.
Crónica y fotos: María Villa
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