[Crónica] 091 Regresa a Madrid en Formato de Tormenta Eléctrica. Sala Paqui (But) 30/11/2022



 Dos años después del concierto en la Joy Slava en Madrid para presentar su nuevo disco "La Otra Vida" (Warner, 2019). Los Cero regresan a la capital en formato de tormenta eléctrica que recuperaron desde la maniobra de resurección, totalmente intenso y contundente, se lanzaron de escuadrón en tromba desde la segunda canción "Zapatos de Piel de Caimán". Escalofriante ese momento de salida, sobre todo quienes lo habéis visto en primeras filas. Eso sí, este formato fue totalmente guitarras, tambor y bajo, sin la aportación que ofrecía sus últimos conciertos junto a Raúl Bernal en los teclados. 

 Como anécdota intercambiamos aportaciones durante el concierto con el fotógrafo que venía también desde Granada. Intercambiamos opiniones de ese el ángulo de visión. Le pregunté por el motivo de la ausencia de teclista, según la fuente era por la gira de Quique González, y posiblemente junto a sus proyectos en de Dolorosa o acompañando a José Ignacio en algunos conciertos dentro de su proyecto en solitario. También, las canciones de los Cero son muy disfrutables de muchas maneras, desde arreglos orquestales o mínimamente incluyendo teclados modo tecnicolor que ofrecían en "Es Hora de Enloquecer".



 Para mí, lo más destacable de la noche fue (voz modo locutor de golf) el bajo de Jacinto, cambiando su Rickenbacker blanco y negro, por uno Fender Jazz Bass rojo y negro y con mucha pedrería, resplandeciente que parecía sacado desde un ataúd transilvano. También hubo varios detalles, como la amortiguación rosa de la baqueta que golpea el cencerro, que desgraciadamente fue uno de los factores que empañaron la grabación del concierto de Granada. Sonando a mi gusto demasiado desagradable en la escucha del disco, por encima de su sonoridad instrumental en "En El Laberinto". Y eso  que la totalidad del Doce Canciones está genial en directo, pero son errores que afortunadamente han ido corrigiendo. Ese pequeño corregido detalle combinado junto a las maracas, la harmónica y pandereta siguen sonando a color vino.



Las imágenes representan lo que a mí me pareció la noche. Toda la sala aullando en sincronía en una velada única y especial, porque trasladaron esos pequeños  detalles hacia el principio de la Maniobra en Logroño.  Con aquellos guiños capturados en milésimas de segundo, únicos vividos durante sus conciertos con aquellas pistas solo especiales para los fans y que hacen cada noche especial, a veces son detalles sonoros, otras pistas más visuales, algunas desde líricas... el repertorio rememoró su paso por su maniobra de resurrección. Aquellas noches fueron tan increíbles y algo peligrosas, que las tenemos apuntadas con muchos recuerdos, incluyendo el final de la gira sin voz con un extensísimo repertorio acumulando conciertos extensísimos ya destrozados, con un final de gira que se grabó en Radio por locución estilo partida de golf cuando combinaban cada guitarras. Esta noche al menos, quienes se fijen en las fotos se aprecia aquellos cambios observando bien cada instrumento.  


 Respecto a las canciones incorporaron una parte acústica muy emotiva entre los hermanos Lapido y José Ignacio García con "El Fantasma de la Soledad", que es una de las canciones más bonitas de Tormentas Imaginarias gracias al apoyo que ofrece en la intimidad con ese empuje de superar las adversidades depresivas. Había leído anteriormente que la incluyeron en el repertorio junto a "De Licor y de Tristeza", también maravillosa de principio a fin, y que cuenta con una lírica más más madura en aquellos dos últimos trabajos antes de su larga desaparición. Esas canciones tan bonitas aportaron las novedades nostálgicas, y de momento nunca las escuché en directo.


 El resto del repertorio intercalaron canciones del nuevo álbum pero dejaron un poco atrás La Otra Vida para regresar un poco hacia ese repaso de la otra anterior vida y dentro del mismo formato de cuando lo dejaron. Repartieron cera en los oídos en la primera estrofa de "Cartas en la Manga" con ese pequeño guiño, y también dejando caer alguno de esos momentos capturando a José Ignacio pisoteando todas las canciones que iban a tocar o algunos gestos como el micrófono en la frente o esos estilos que quedan tan elegantes. 



Los ángulos para realizar las fotos eran muy engañosos, en principio uno se confía demasiado para tener a la banda entera con todos los miembros, pero en cada extremo que era el lugar adecuado para sacar las fotos, los altavoces opacaban a cada uno de los hermanos. Así que la única manera de sacar a todo el grupo era desde el mismo centro de pista con las dificultades del respetable público para pedir permiso hacer las fotos y esa intermitencia de luces, algunas muy luminosas. Me pareció que el lugar adecuado para elegir las primeras fotos era el que tapaba el ángulo de J.I. solo le podía capturar los pies a pedal, mi referencia principal era ese bajo transilvano y ofreció muy buen ángulo, también desde ese momento pude hacer las fotos de Víctor repartiendo sonoridad hacia esa inercia de combinación de guitarras, una monstruosidad.


Ese paréntesis antes de los bises a mí me traslado hacia aquellos conciertos de Granada y Motril. Para mi gusto ese último destacó por su directo más amplificado que recuerde hasta el momento de la banda. El repertorio fue el que fue junto a los bises, hay muchas que son inamovibles y se echa en falta algunas que nos dejaron para el recuerdo como "Escenas de Guerra" o "Esperar la Lluvia" o "En el Laberinto" que aunque fallaba esa amortiguación estaban muy trabajadas. 

Al final disfrutamos de otra noche única, costará mucho quitarnos la radiación pero mucha generosidad seguir en activo y en tan buena forma, todo un ejemplo de seguir adelante corrigiendo detalles y mejorando sincronía. 



 







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