Marián Fest, una auténtica declaración de amor

 


Marián Fest, una auténtica declaración de amor.  

Casi con el corazón encogido nos acercamos la pasada noche del sábado 30 al 16 Toneladas para asistir al festival que Josep Escuín había organizado a Marián tras su fallecimiento en noviembre de 2023, un ejercicio personal de valentía, amor y compromiso con una causa con la que en mayor o menor medida todos nos sentimos identificados. Un evento sin ánimo de lucro en la que se implicaron todos los actores en beneficio de Carena, asociación de apoyo psicológico para personas con cáncer y otras enfermedades. Y así nos plantamos en el 16 Toneladas con ilusión y nervios, ganas de celebrar la vida y honrar a Marián con quien tantos buenos momentos pasamos en la primera fila de las mejores salas valencianas. Llegué tarde a Uba&Chumi justo cuando preparaba mi cámara en las cavernas del 16 escuché a lo lejos “con esto nos despedimos” … peim! Y me quedé sin foto. Suerte que estaban por ahí Liberto y Javi para capturar el momento. Lo siguiente fue Sigarrito con Raquel que nos regalaron unas cuantas versiones preciosas como las Wet Leg o ese Black Bird de Beatles que me llegó al alma. Galavera me impresionó mucho, Raúl y Vanesa encajan a la perfección pero ya con banda fue la reputísimahostia. Sí, como no soy periodista me puedo permitir decir las barbaridades que se me pasen por el forro. Menudo sonidazo con toda la banda de Los Radiadores que sonó como un ciclón en cima del escenario. Que gran bolazo y como se iba caldeando el ambiente por momentos, entre guitarrazos y birras para fusionarnos en comunidad. 

Johnny B. Zero hicieron lo que se espera de ellos porque no defraudan. Tienen tablas, tanto como Radiadores y tienen sonido propio y un discazo debajo del brazo. Nos hicieron gozar a lo grande con ese pezado de hit que es Violets y que saca mi versión más gamberra, tanto que no recuerdo si Sokolov salieron antes o después, ahora, que pegaron triunfazo eso sí que lo recuerdo. La familia les crece a Assad y Mireia y así arropados con Platz sonaron contundentes, descarados como siempre, histriónicos y tremendamente arrebatadores. 

Un tsunami pasó por el 16 Toneladas y lo dejó todo patas arriba. Pero había que reponer fuerzas y aprovechamos para salir a cenar algo. El sold out complicó la búsqueda de espacio donde fraguar las birras y volvimos con el bolo de Robot Emilio casi finalizando aunque aún pudimos disfrutarles un rato y sacar alguna fotografías. Entrada la noche ya se respiraba en el ambiente un espíritu de hermandad y buenrollismo, besos y abrazos, risas y muchas fotos, pogos, bailes y felicidad. Sin caer en melodramas puedo decir que el alma de Marián estaba con todos nosotros acompañándonos y disfrutando de su fiesta. 

A partir de aquí ya vino la explosión, que locura The Lizards, que tres bestias pardas que abrasaron a los que estuvimos en primera fila. Compartí un buen rato con El Joven flipando como chiquillos a golpe de guitarrazo y esa bajista que se come a la gente. Lo mismo pasó con Cracy Tornados y The Bell Boys a los que ya pillé demasiado destruido como para hacer un buen trabajo documental. Ellos me lo perdonarán pero uno antes de fotógrafo fue adicto a la música y tiende a dejarse llevar por un buen concierto, y el suyo fue sin duda espectacular. Mis lagunas se alimentan con mis fotografías y así recuerdo momentos de hermandad con Josep Escuin y su hija Laura, Ana Elena y Grezzi, Tamarit y Vanesa, Manolo Divago, Enrique, Lalo, Manolo, Patricia Navarro, Rubén Cuadecuc, Vicente Bonillo, mis queridos norteños y otros tantos que seguramente abracé pero no recuerdo o no quedaron retratados en una noche inolvidable que deja constancia de la calidad humana que habita en la escena musical valenciana. Orgulloso de formar parte de todo esto.

Texto y fotos: Juan A. Pardo


Galería fotográfica - La esencia de Juan Pardo en todo su esplendor





































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