La gira de Alizzz "Conducción Temeraria 2025" pasó por València colgando el cartel de "no hay entradas" en la sala Palau Alameda.
Voy a empezar mi crónica de Alizzz hablando del “Efecto Señora”. Quizá no hayas oído hablar nunca de él pero puede que lo hayas experimentado en algún momento. Y si no lo has hecho, ya te tocará, bonita…
El “Efecto Señora” se da cuando vas a un concierto con tu grupo de amigas y (digámoslo suavemente) superas en edad a la mayoría de público asistente y/o seguramente tienes en más común con algunas de las madres que acompañan a sus retoños menores de 16. Bueno, quizá esto tampoco es cierto, pero las miras pensando que al menos hay gente de tu edad y tu sensación de “puedo ser la madre de todos” se desvanece un tanto. Hay que decir que el consumo de bebidas espirituosas puede contribuir a esta sensación, pero tampoco es imprescindible.
Lo que es seguro, impepinable, es que si escuchas un comentario de un joven entre el respetable del estilo de “¿De dónde han sacado a ese músico? Parece de los 70”, sobre alguien de la banda que debe rondar tus cuatro décadas y pico de vida y calza melena y patillas, el abismo generacional se abre un poco más a tus pies.
En realidad estamos hablando de un concierto en el que el artista ya peina los 40 años, que practica de manera infalible eso que venimos a llamar POP, así con mayúsculas, con melodías absolutamente pegadizas y retratos generacionales con los que nos podemos identificar. Historias de amor, de la noche y las brumas que la acompañan entre escenarios como discotecas, portales o carreteras perdidas. De referencias tan supuestamente adultas como lynchianas, de la confusión que traen la noche y el deseo o la velocidad. Argumentos más o menos sesudos que pierden su validez cuando echas un vistazo a un Palau Alameda lleno hasta la bandera y contemplas la unión intergeneracional de los coros, de las manos en alto e incluso de las linternas del móvil, sustitutas del romanticismo del mechero en tiempos del absurdo vapeo.
Tras el breve set de Ultralagrima, el joven dúo de pop experimental y electrónica afincado en València formado por Nacho López y Marco Silvy-Leligois, Alizzz y la banda que le acompaña (repleta de valencianos, por cierto, como bien le gusta resaltar), inician la presentación de su último larga duración, “Conducción Temeraria”. La noche comienza hasta arriba de revoluciones con el tema que también abre el disco, “Carretera Perdida”, a la que le siguen “Ya No Vales” y “Destellos”. Si tuviera que elegir un momento del concierto personalmente me quedo con mi rima favorita de la noche confusa y desordenada que narra “¿Dónde Estás?”. Si una parte de un estribillo se queda clavada en tu cabeza hasta varias horas después de salir de un concierto, no lo dudes, eso que tienes entre manos define el significado de pegadiza.
Alizzz no había tocado en Valéncia en sala, y él mismo reconoció esta deuda pendiente con la ciudad, regalándonos “una de las antiguas” hacia el final del set. “Todo me sabe a poco” se construye como una falsa balada que representa un grito de frustración, también de esperanza, y no ya de una generación mal denominada de cristal sino de un anhelo transversal del que hemos bebido en otras décadas y en otros siglos. Quizá nada de esto importa cuando se repite un estribillo como el de “Ya no siento nada”, cuando sientes que tus pies se elevan del suelo arrastrados por el impulso de toda la chavalada que te rodea.
No recuerdo si fue la última de la noche, pero sí puedo afirmar que “El Encuentro” es la ventana por la que se coló la música de Alizzz en las cabezas de más de una señora de mi edad y condición. Por eso, porque el pop es pop al fin y al cabo y esos encuentros cierran etapas o abren otras nuevas en la universalidad de la vida y de la música, nos gusta lo que hace Cristian Quirante. Aunque jamás le preguntaremos a nadie si tiene cash.
Texto y Fotos: Susana Godoy
Promotora: The Music Republic
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