El 14 de marzo, La Tertulia, uno de los espacios más emblemáticos de la escena musical local, se convirtió en el epicentro de una noche de magia y emoción con la actuación de Karmento, la cantante y compositora que, con su voz inconfundible, ha logrado cautivar al público más exigente.
La sala, completamente llena, vibró desde minutos antes de que la artista saliera al escenario. La atmósfera estaba cargada de una energía palpable, como si el aire estuviera esperando el momento exacto para explotar en un torrente de emociones. Pasadas las 22 h Emilio Abengoza, a la guitarra, tomó el escenario y los acordes de “El aguadero” daban paso a Karmento, quien la cantó a capella, en medio de una sencillez que la hizo cercana al nutrido número de asistentes que se dieron cita en la sala.
Con el escenario decorado con enseres populares, platos, navajas de Albacete, jarras y hasta un conejito mecánico llamado “Nerpio” que correteó animado durante algunos de los temas, muy campechano todo, incluyéndola a ella. Durante el concierto, presentación de su disco “La serrana”, Carmen Toledo repasó prácticamente todos temas de su disco, añadiendo a su repertorio su “Quiero y duelo”, tema con el que la manchega se presentó al Benidorm Fest hace un par de años y que se ha convertido en una de sus canciones más emblemáticas.
Desde ese primer acorde, la sala se sumergió en un viaje sonoro lleno de profundidad. La fusión de música popular con seguirillas, jotas y fandangos con otros matices autóctonos se hizo sentir con cada acorde, pero lo que realmente destacó fue la fuerza expresiva de su voz. Y eso que, como ella misma dijo, no llegaba en su mejor momento y debía reservarse un poco para los conciertos que le quedan. Karmento no solo canta, sino que transmite historias a través de su interpretación, las recita y las susurra, las teatraliza y las embellece.
"Mezcla de tradición y modernidad", tal vez esa sea la mejor forma de describir su estilo. A lo largo de la noche, Karmento presentó un repertorio diverso que fue desde sus temas más recientes hasta aquellos que la catapultaron a la fama. Pero más allá de las canciones, lo que cautivó fue la forma en que la cantante se entregó al público. En varias ocasiones, se mostró cercana, con un gran sentido del humor, interactuando con los asistentes, compartiendo anécdotas y detalles de las canciones, creando una atmósfera casi íntima en una sala abarrotada de personas.
Uno de los momentos culminantes de la noche fue la interpretación de "La loca del pueblo", un tema que, al sonar, hizo que la sala se llenara de una calma expectante. Gran momento también la interpretación de “Hay que soltar”, en que el público la acompañó “por lo bajini” durante el estribillo. La música, casi hipnótica, hizo que muchos de los presentes se sumergieran completamente en la letra, mientras las luces suaves y tenues acompañaban cada acorde, dando a ese instante una sensación de intimidad compartida.
No faltaron los momentos de complicidad con Emilio, su guitarrita. Sin duda, la dirección musical de Karmento es una de las claves de su éxito: sabe cómo rodearse de los mejores y cómo darles espacio para brillar, sin que su esencia se pierda en el proceso.
El broche final lo puso con "Viejos padres", un tema vibrante y lleno de energía que hizo que el público se emocionara. Llegado el final, la ovación fue unánime, y mientras ella salía del escenario, se sentía la satisfacción colectiva de haber sido parte de una noche única.
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