El pasado sábado acudimos a la sala RocknRolla de Granada para una noche de rock y contraste: una versión más íntima de la música frente a otra explosiva.
La velada empezó con EXILIO A PLUTÓN, banda liderada por Raúl Rojas, que ya he visto varias veces. La progresión en directo es significativa, con una mayor soltura en cada una de sus salidas.
EXILIO A PLUTÓN ofrece una versión más íntima, con letras introspectivas en la que Raúl se desvela y se entrega al público. Aunque la puesta en escena es bastante estática, los integrantes del trío impregnan cada nota y melodía con su personalidad, haciendo que cobren vida cada uno de los sentimientos expresados en las letras.
Musicalmente, y para mi sorpresa, ya me han calado varias de las melodías y estribillos sin ningún esfuerzo, y casi sin querer me encontré tarareando temas como La marea o Consecuencias. Aquí reside una de las bazas de EXILIO A PLUTÓN: temas y letras de fácil asimilación, que se interiorizan para ser liberados en directo.
El detalle de la noche fue la colaboración de Juanma, voz de THE TRAGIC COMPANY y responsable de la discográfica Wild Punk, quien acompañó a la banda en Aquella mirada, el último de sus sencillos publicado pocos días antes.
Una actuación muy convincente a pesar de los problemas de voz de Raúl, que se encontraba enfermo. Esperemos que la banda siga explotando sus puntos fuertes y trabajando en algunas de sus lagunas, y estaremos hablando de una banda que pronto será muy solvente en directo.
La segunda parte de la velada fue una verdadera explosión de rock n’ roll. LIVING CAMBOYA es la cara más extrovertida del rock, liderada por Toni Hermana, un frontman con grandes recursos y mucha expresividad. No paró quieto, tocando su guitarra o moviendo sus brazos, captando en todo momento la atención de los asistentes.
Una vez más estoy sorprendido por la intensidad de estas bandas denominadas indie, que sobre los escenarios suenan más crudas que muchas de las bandas de rock duro que aprecio tanto. Esa intensidad se refleja tanto en los riffs y melodías como en la actitud de la banda: salvaje y desbocada.
Las breves interacciones de Toni con el público no solo servían para enlazar los temas, sino también para calentar a la audiencia, con intervenciones a la vez ocurrentes y divertidas. El público le correspondió en todo momento acompañando a la banda en sus temas y coreando algún que otro estribillo.
No me pude quedar hasta el final, y ahora me queda la incógnita de saber cómo suena el último tema de la noche, Todo es un sueño de Resines. A saber si todo lo vivido esa noche, con un cúmulo de sentimientos y ese derroche de energía final, fue solo un espejismo… no lo creo, pero quién sabe.
Crónica: Jacques-Marie Bat
Fotos: Abelardo Peña (para Rocknrolla)
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