Osaka Monaurail – Sala Bikini. Barcelona, 31/03/2012. 

El concierto que Osaka Monaurail dieron ayer noche en la barcelonesa sala Bikini formaba parte de la sección Vintage de la 23 edición del Festival de Guitarra de Barcelona, sección gracias a la cual en breve podremos ver a la gran Kim Lenz o a Eli Paperboy Reed junto a The Pepper Pots. Las primeras palabras que me vienen a la mente después de ser testigo del show de los de Tokio son: precisión, estilo, dinamismo y energía. 

La relación de los japoneses con nuestro país no es precisamente escasa, a las cuatro giras por nuestros escenarios, hay que sumar un álbum en directo grabado en la sala Apolo de Barcelona. Osaka Monaurail nos volvieron a demostrar que tienen un gran poder de convocatoria, llenando prácticamente la sala Bikini en una época en la que no es nada fácil y compitiendo contra el fútbol. Esta gira de Osaka Monaurail es especial porque, además de presentar su nuevo trabajo, State of the World, la formación cumple veinte años de existencia, efeméride que Ryo Nakata se encargó de recordarnos varias veces a lo largo de la noche. 

A las nueve y media en punto, los trompetas Kentaro Yamagata y Yohchi Masago, el saxo tenor Shimon Mukai, los guitarras Dan Hayami y Yuichi Ikeda, el bajista Dai Nakamura y el batería Soki Kimura salieron al escenario y dieron inicio a un concierto de una hora y media de duración con el clásico de The Temptations Get Ready, en una versión instrumental que ya incluían en su álbum Amen, Brother! publicado en 2008. Al cabo de tres temas, se unía a ellos el carismático Ryo Nakata. A lo largo del set, los japoneses fueron desgranando un repertorio de funk sesentero y jazz en el que presentaron temas nuevos como el fantástico The Archipielago sin olvidarse de sus temas clásicos ni de su gran referente, James Brown. 

La interpretación de los ocho miembros de la banda es absolutamente impecable. De un lado, una base rítmica y unos guitarras que, desde un segundo plano escénico, mantienen la compostura en todo momento e impiden que los temas se aparten de su camino, por otro la sección de vientos que aporta la ración de energía y diversión que el funk debe tener para considerarse como tal y, finalmente, la locura del octavo miembro, Ryo Nakata, el verdadero catalizador de la banda. 

Nakata se presenta a si mismo como el cantante del grupo, pero más que cantante yo le llamaría maestro de ceremonias, ya que cantar cantó poco. Desde el momento en que Nakata pisa el escenario todas las miradas se concentran en él, en sus pasos de baile y en sus incomprensibles pero hipnóticas arengas. Nakata dirige en todo momento todo lo que pasa sobre el escenario y, gracias a ello, el espectador no tiene un solo segundo de aburrimiento: en un momento tienes a Nakata bailando el mash potato o abriéndose de piernas, al siguiente la sección de vientos está haciendo una de sus coreografías y, al fondo, puedes ver al batería al que se le escapa la risa, casi un circo de tres pistas. En definitiva se trata de un show muy bien estructurado, trabajado pero no por ello frío, al contrario. 

En el apartado de lo negativo habría que destacar el sonido. La Bikini es una de las salas con mejor sonido de la ciudad y ayer fallaba algo, la voz prácticamente no se escuchaba, al menos en las primeras filas, esto sumado a la velocidad con la que hablaba Nakata, hacia imposible entender mucho de lo que este decía y eso en un concierto en que lo que se dice tiene tanto peso escénico es imperdonable. Sin embargo, hecha la suma, el recuento es más que favorable. 

Ryo Nakata anunció que este verano volverían de nuevo a nuestros escenarios, desde aquí os recomendamos que si tenéis la oportunidad de verles no la dejéis pasar.