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martes, mayo 22, 2012

Axl Rose y las sandías de la discordia

Si alguna vez os han llamado caprichosos o cosas por el estilo sin venir a cuento, ya teneis la respuesta perfecta: a todo hay quien gane. Y no sé si el interlocutor en cuestión se sentiría por aludido ante tales palabras, pero seguro que lo que no imagina es precisamente eso, que por muy descabellado que estime tal o cual rasgo de vuestra personalidad a la hora de pedir cosas que pueden antojarse peregrinas o irrealizables, que sepais que todo, absolutamente todo, es posible... ¿Verdad, Axl Rose?

El penúltimo capricho del ex mecenas del rock duro americano, hoy convertido en "jefe" de la franquicia Guns'n'Roses, a la que maneja a su antojo y con la regularidad que le place, parece más propio de una diva malcriada que de alguien que quiere volver a ganarse el respeto que su propia mala cabeza le arrebató. En anteriores visitas a nuestro país exigía tener la nevera repleta de cerveza exclusivamente checa y australiana (claro que peor era el caso del adorable Lemmy, de Mötorhead, que sólo permitía botellas de Jack Daniel's en el backstage de cualquiera de sus conciertos, o del propio Prince, que acostumbraba a cerrar restaurantes para cenar a solas con su equipo sin riesgo de intromisiones de fans), pero ahora se ha subido a la parra en cuanto a pretensiones estrambóticas se refiere: ¡sandías cuadradas!

Sí, amig@s, una de las frutas más veraniegas tendrá que sufrir una espontánea mutación para ser ingerida, o al menos adornar el camerino, por el señor Rose. Y además por contrato, porque en el que ha redactado para su actual gira se destaca como "algo que no debe faltar", y que en Japón, por ejemplo, es algo no demasiado difícil de encontrar, como buena tierra adicta a las mutaciones genéticas que es. Esta "exquisitez" no será lo único que deberá encontrarse antes de salir a escena si no quieren quedarse sin su ansiada presencia, pues a la lista de objetos imprescindibles se debe añadir un sofá italiano de piel y una buena bodega bien provista de vino, cerveza, vodka y rosas rojas y blancas (prohibidos otros colores) como complemento ideal. Lo del lacito rosa que luce una de las cucurbitáceas en la imagen es una idea que se me ha ocurrido para agasajar al señorito Axl, al que alguien debería decirle que las neuronas, aunque le queden pocas, podría emplearlas en componer nuevas canciones y resucitar como merece a la banda gracias a la cual hoy le permiten todos estos desmanes, incluido el vestirse de amarillo y hacer el hortera ante el público. Y lo digo sin acritud, que conste.

           

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