Serrat y Sabina - Teatro de la Axerquía (Festival de la Guitarra). Córdoba, 05.07.12

¡Menudos pajarracos! Entre los dos suman 133 años, millones de kilómetros y un par de corazones a prueba de enfermedades, ataques y abusos. Siempre dispuestos, siempre socarrones, siempre empleándose al límite de lo sublime y lo ridículo, nunca dándose por vencidos. La gira ‘Dos pájaros contraatacan’, continuación de la que hace cinco años concluía de forma más que exitosa el periplo mundial que llevó a estos dos elementos a recorrerse la geografía nacional casi de punta a cabo y gran parte del corazón de Latinoamérica (allí son poco menos que dioses), hizo parada en la capital cordobesa, donde bajo el dudoso epígrafe del Festival de la Guitarra volvieron a dejar claro que, haya más o menos gente que comulgue con su propuesta, los clásicos son siempre los clásicos, y que eso del talento no se regala sino que se reparte, y en eso ellos se siguen quedando con la mejor parte. La de la complicidad, el cuerpo a cuerpo, el valor de verse capaces de echarse de nuevo a la carretera para compartir sus canciones de siempre y demostrarle al mundo que las venas de la vieja guardia no sólo están repletas de sangre bien roja, nunca mejor dicho, sino que son el fluido que engrasa dos motores guerreros que se fortalecen en la batalla y se engrandecen cuando el naufragio acecha, cual impertérritos músicos que continúa entonando el vals que les llevará sin remedio al fondo del océano. Así, ‘La orquesta del Titanic’ no necesita anclas ni muelles para vararse en puerto alguno, tan solo un público al que cantar y unos poemas a los que poner música. Como ha sucedido siempre cuando el buque lo capitanea una pareja de expertos marinos en tierra.

Después del primer y fructífero encuentro sobre las tablas, Joaquín y su primo Joan Manuel quedaron tan satisfechos con la experiencia que decidieron unir fuerzas compositivas en un proyecto que volvió a levantar tantas suspicacias como aquel. “¿Pero a dónde van estos ahora, si hace tiempo que están acabados?” y otras perlas por el estilo es lo mínimo que tuvimos que oir y leer ante la noticia de que el nuevo álbum estaba preparado para el abordaje. Sí, es cierto que el momento cumbre de los conciertos llega con la enésima revisión de temas inmortales como ‘Princesa’, ‘Algo personal’, ’19 días y 500 noches’, ‘Mediterráneo’, ‘Cantares’ o ‘Y nos dieron las diez’, pero también lo es que deberíamos dejarnos emocionar por las letras de ‘Martínez’, ‘Acuérdate de mí’, ‘Cuenta conmigo’, ‘Maldito blues’, ‘Hoy por ti, mañana por mí’ o ‘Después de los despueses’, a los que las radiofórmulas han dado definitivamente la espalda y las descargas cibernéticas no han acabado de poner en su justo lugar. Tanteando terrenos conocidos, desde la rumba a la ranchera y desde el blues al rock and roll, la banda que telonea y arropa a las dos estrellas no deslumbra con alardes instrumentales en ningún momento, más bien al contrario, se muestra en exceso al servicio de los ambientes y los diálogos, estudiados pero certeros, de un par de autores reconvertidos por momentos en mordaces monologuistas, que hacen suyas las letras del otro sin importar ya quién es el autor de cada una.

Así, entre canción y canción y cambio de traje (fracs, pajaritas blancas, bastones y bombines preceden a la indumentaria informal con la que concluyen), hay tiempo para que Sabina dedique unas cariñosas palabras a Leonardo Di Caprio, el mismo que se hundió con el mítico barco, y a su partenaire (o contrincante) Serrat, al que situaba entre Dios y Maradona mientras él mismo se debatía entre el inefable Chikilicuatre o el carpetovetónico Kiko Rivera DJ. El catalán, por su parte, acusa en broma al de Úbeda de haberse transformado en un ser abúlico, aburrido y con disminuidas dotes sexuales, con lo que uno y otro se aseguran las risas, los aplausos y el guiño mutuo que les consolide como protagonistas absolutos del espectáculo. Si hablamos de este, tal cual, no podemos objetar nada al magnífico dispositivo escénico, con atriles, gradas para disponer a la banda y tres monitores que aumentan con imágenes la expresividad de lo que cuentan, a veces a duras penas, nuestros respetables pájaros (impagable el comienzo del show, con las siluetas de sendas aves ejerciendo de sosias de Sabina y Serrat para anunciar una noche políticamente incorrecta). Hablando de la banda, para esta nueva aventura han dejado por el camino a algún que otro grumete y han incorporado al magnífico David Palau a las guitarras y a las vistosas coristas Mara Barro y Lorena Calero (a ellas dedicaron la sentimental ‘Esos locos bajitos’), secundando una base ya establecida y sólida, con la batería de Pedro Barceló, el bajo de Víctor Merlo, los pianos del maestro Ricard Miralles y el gran Josep Mas "Kitflus" al timón, Josemi Sagaste a los vientos y los omnipresentes Pancho Varona y Antonio García de Diego, imprescindibles lugartenientes de Sabina durante la mayor parte de su carrera y los mejores “hombres en la sombra” posibles para que todo suene como tiene que sonar. Que por mucho que nos empeñemos, sigue haciéndolo de forma demasiado fofa para la enjundia que encierra la obra monumental de uno y otro artista. Tal vez algo más de riesgo, más allá de las prolongaciones de algunos temas o los puntuales punteos, no le harían ningún mal a joyas como ‘Y sin embargo’ (por cierto, gran intro de piano), ‘Eclipse de mar’ o ‘Señora’, que nos hizo desear que Josele Santiago apareciera por allí con sus Enemigos para que dejáramos de echar de menos su fantástica versión. Claro que entonces igual nos habría faltado algo más de diversión.

P.D.: Ante la negativa de la organización a acreditar a fotógrafo alguno que no fueran los “oficialmente autorizados” por el propio Festival de la Guitarra, he sopesado la posibilidad de no acompañar esta crónica con las correspondientes instantáneas, pero pensando en los lectores, he hecho un esfuerzo por no dedicarles unas acaloradas líneas a la gente de la productora Riff Music con las que empañar el relato. Claro que ellos, como suele pasar en estos casos, no tienen la culpa. En cualquier caso, las fotografías son las que amablemente nos cedieron desde el gabinete de prensa del teatro. La próxima vez prometo no ser tan benévolo.

Set list:

Bises: