Resulta muy curioso que sea en Zaragoza donde se atrevan a plantear eventos tan extraordinarios como el festival Independiente que ya celebra su doceava edición en un marco multidisciplinar que no olvida otros aspectos extra musicales. Durante una semana se han podido ver documentales tan fascinantes como el esperadísimo de Pulp incluido en el módico, qué digo módico, regalado precio de la entrada.
Pero por si fuera poco además el colofón final fue una pedazo de fiesta que inundó la Sala Multiusos del Auditorio con lo mejor del indie patrio ya sea tocando como pinchando (y nos referimos concretamente a los maños Tachenko que para eso jugaban en casa). 

La tarde comenzó con El Brindador, en uno de esos horarios infames de apertura que permitió disfrutar en petit comité de un estilo de m´scia peculiar y exigente. El plato extraño fue el adelanto horario de los grandinos Lori Meyers que tiraron de hits a una hora para nuestro gusto demasiado temprana para dejar espacio al único nombre extranjero de la noche, Máximo Park , que no despertó ni de lejos el mismo interés que los hits de Noni, Alejandro y cia. Eso sí, energía, brincos y dosis de realidad no faltaron en un conciertazo, como siempre.

Maximo Park le puso ganas, la barrera idiomática y el público algo distante no lo pusieron fácil pero al verdad es que nos agradó bastante su estilo impetuoso y sus melodías sencillas. Pero claro, lo fuerte estaba por venir y contemplando el lleno que se produzco en la sala a la hora de la aparición del grupo de Santi Balmes en las alturas escénicas parece que el tirón de los lesbianos no ha disminuido un ápice. Cierto es que se corearon más las canciones de su anterior trabajo pero no dudaron en tirar de nuevo repertorio, no en vano llevan disco doble debajo del brazo, y se atrevieron con arriesgadas interpretaciones como una exótica toros en la wii que pensamos que podríamos escuchar poco en concierto.

A pesar del dudoso audio del recinto la gente disfrutó mucho y bien de un show renovado y bañado de neón que promete dar muchas alegrías a sus espectadores (y pocas a Angela Merkel cuya popularidad será testada por todo el territorio patrio).

Una pena que la desbandada se apoderase de los indies más férreos impidiendo que disfrutaran de la Fiesta Universal en la que convierte Guille Milkyway todos sus conciertos.

La casa azul es una apuesta segura para bailar y disfrutar de lo grande. Aunque con una voz extrañamente tocada, sus piezas de ayer y de hoy fueron rompiendo las barreras del tiempo invadiendo las pantallas de su espectáculo rescatando temas como Chicle Cosmos, Como un Fan apuntando y relentizando que el gobierno está fatal, El Momento Más Feliz actualizando  en la letra Deco por Messi, Esta Noche Sólo Cantan Para Mi... y por supuesto sonaron todos los hits de La Polinesia Meridional al completo y por supuesto ya que todo el disco es excelente y esta gira está siendo toda una Fiesta Universal, una vuelta de tuerca más a lo que nos tiene acostumbrados en cada disco y que continúa cada vez que escuchamos todas sus grandes canciones proyectadas en pantallas. Totalmente imprescindible acudir alguno de sus conciertos.