Segundo trabajo de los de Cardiff que retorna al sonido de los ’90 de las Breeders 

Desde Cardiff llegan esos guitarrazos en los que tampoco escatimaban en “Weird Sister”, su primer trabajo de 2013. “Peanut Butter” es ese segundo disco en el que siguen dando rienda suelta a la actitud noventera, desde la composición hasta el diseño de las portadas, asemejándose a aquellos fanzines hechos a mano en los que la protesta era necesaria. Protesta, ira (y el cómo, teóricamente, se conocieron los miembros de la banda, en una terapia anti-ira) y el volver atrás en el tiempo. ¿Es necesario este remember? Quizás no lo sea, pero el trabajo fina es un disco compacto, enérgico y lleno de buenos momentos. 

Eso sí, desde la publicación de este “Peanut Butter” no sabemos qué será de la formación. Hace solo unos días Alanna McArdle publicaba un comunicado en el que se despedía de la banda y agradecía a todo el mundo su apoyo. Sus problemas mentales se han agudizado y se ha visto obligada a salir de Joanna Gruesome. Eso sí, dejando claro que “estoy muy orgullosa de todo lo que he hecho con la banda, especialmente ‘Peanut Butter’”. En su lugar, dos nuevas incorporaciones: la voz de Kate Stonestreet (procedente de la banda de punk feminista Pennycress) y Roxy Brennan al teclado (de bandas como Two White Cranes). Los que sí se mantienen en la banda son Owen Williams (guitarra, voz), George Nicholls (guitara), Max Warren (bajo) y Dave Sandford (batería). 

“Last year”, rápido, frenético, a base de guitarrazos y distorsiones en la voz de (la todavía parte de la banda) Alanna McArdle es el primer contacto con este segundo disco. Una letra imposible y los alaridos al borde del grito. Hardcore rebajado con dosis de riot grrrl y pop. Una mezcla que se repetirá en los 10 cortes de este disco. Mezcla de esa parte más irascible de los estribillos más amables vocalmente. 

Menos rabia en cortes como “Jamie (Luvver)”, “There is no function Stacey” (quizás el tema más noventero del trabajo) o “Jerome (Liar)”. Pero igual de directos como en los punzantes “I don’t wanna relax” o “Honestly do Yr worst”. Riff brillantes que sobresalen sobre la base rítmica y que llevan el disco en un viaje desde los pasajes más potentes a los más suaves en un trayecto que prácticamente no llega ni a la media hora. Temas cortos e intensos (“Crayon” es el más largo: 03:10). El álbum se cierra con el corte más “disidente” del trabajo. Un “Hey! I wanna be Yr best friend” que despista por su linealidad, su lentitud y esa pequeña escala final a la guitarra. Quizás lo más prescindible del trabajo. 

Desde luego, “Weird Sister” era un trabajo más fresco y con mucha más rabia. Para los amantes del soft hardcore noventero sería el plato perfecto. Con “Peanut Butter” la formación ahonda por otras vías llevando sus temas a lugares más cálidos y menos hostiles en cuanto a composición. Nos remitimos al inicio de esta crítica y volvemos a preguntar ¿es necesario este remember? La respuesta sigue siendo que el disco nos deja buenos momentos que se quedan a medio gas pero que denotan una evolución de la banda. 

Tras ese cambio en la formación, Joanna Gruesome tienen prevista la publicación de un 7” en los próximos meses. Pop, cadencia riot grrrl y espíritu punk con el que nos quedamos. Un disco que convence y que consigue llegar al notable alto. Sus próximas fechas en directo tras el verano se centran en UK para saltar posteriormente a EEUU. Por España, de momento, no pasarán. La curiosidad será ver cómo responden sobre el escenario los dos nuevos “Gruesomes” dada sus respectivas trayectorias. ¿Quién dijo que el espíritu –musical- nacido en los ’90 en Washington estaba demodé?

   

Joanna Gruesome (BTR Live Studio, 2013)