Luke Winslow King. Loco Club. jueves 11-06-15


Winslow-King ofrece una magistral lección de elegancia cajún en Valencia.


Su anterior visita dejó prendada a gran parte de la afición valenciana. Esa que responde de manera cada vez más entusiasta a cualquier concierto que llegue a la ciudad con olor a soul, rhythm and blues o rock and roll cuanto más vintage mejor. De eso sabe un buen rato el señor King, que procedente de la ciudad marcada en el mapa como denominación de origen de un buen número de esos géneros, New Orleans. Ofrece, en un bien construido cancionero que se reparte ya entre cuatro lp's (a cada cual mejor), un minucioso despliegue de todos los estilos arcaicos de la música americana, como el swing, el bluegrass, country, blues, jazz tradicional o folk, cocinados con cariño y con un toque de energía que de vez en cuando casi roza el rock and roll.

Si bien ese "roce" con el rock sucede con cuentagotas en sus discos y también en su directo, cuando se hace acompañar de su señora esposa -Esther Rose- y una banda más orientada al sonido jazz y folk (caso de su anterior visita), en esta ocasión las cosas no iban a ser tan suaves. Un Loco Club bastante lleno, que no repleto, por un público que abarcaba una extensa franja de edad y condición, y que esperaba entusiasta la repetición de lo ya experimentado meses antes, recibió una versión un tanto diferente de la formación, aunque por supuesto, al mismo protagonista. Para la ocasión, Winslow trajo consigo desde EEUU a su fiel y sutil batería Benji Bohannon y el recién incorporado bajista de Detroit Brennan Andes y, completando la formación, cuentan a las seis cuerdas con el italiano Roberto Luti (que ya a acompañado en más de una ocasión al de New Orleans). Una versión, pues, algo más básica, cruda, con ausencia de instrumentación acústica y en consecuencia, diferente a la que visitó el escenario del Loco con anterioridad y que atacó los blues vintage de Winslow con contundencia y rotundidad, ofreciendo algo parcialmente alejado de lo que inicialmente uno podría esperar al escuchar sus trabajos, aunque por supuesto con la misma esencia. 

Desde el principio del espectáculo un Winslow impecable, siempre sonriente, seductor y sumamente preciso en su interpretación, se adueñó de ese entusiasmo que desprende una audiencia que ya viene entregada de casa y no defraudó en absoluto. Quizá esa elegancia "old fashioned" que desprenden sus trabajos se viera afectada por una banda excesivamente "de club", que restó matices y sosiego a algunas piezas que lo habrían requerido, pero no cabe duda que el perfecto engrase conjunto de unos músicos ya de por sí excepcionales creó la atmósfera adecuada para que esa lectura más enérgica de las canciones, escogidas de sus tres últimos álbumes: "Old/new baby" (2009), "The coming tide" (2013) y "Everlasting arms" (2014), sin destacar ninguno de ellos sobre los demás (apenas sonaron cuatro canciones del más reciente) y enredados con algunas versiones, fuera efectiva y recibida con gran alborozo por el respetable, que sin duda recibió una buena dosis de esa esperada "feel good music" que agitara convenientemente la noche de jueves. Qué narices, al día siguiente iba a ser viernes, tocaba bailar. 

Además, la velada no fue ajena a las colaboraciones ocasionales y las sorpresas. De manera intermitente, un quinto músico se unió al escenario: Roy Paci, italiano al igual que el guitarra del grupo. Es el trompetista que se ha unido, parece ser que de forma espontánea y episódica, a la formación que acomete esta gira europea, para dar ese toque de metal al rhythm and blues tan propio de la tierra de origen de Winslow. Sus solos desataron la aclamación orgiástica de la audiencia, al igual que las constantes (y quizá excesivas) demostraciones de fuerza a las seis cuerdas de Luke y Roberto, especialmente brillantes en un momento de "duelo",que verdaderamente heló la sangre del que suscribe. Mucha maestría, pues, incluso en el interludio en solitario que, a modo de espera para el bis de toda la banda, se marcó el cantante con su guitarra. Impresionante la sutileza y la elegancia de una voz, que si bien no es privilegiada, sabe dar justo en el clavo con la interpretación, que además viene arropada por una técnica a la guitarra impresionante. A la calidez country-blues de "Wandering tune" o "Going home" le siguió un clímax con la banda al completo, que además de aceleradas lecturas de su "Never tired" o "Let them talk" nos obsequió con un final apoteósico en forma de una versión "latinizada", por supuesto otra vez con Roy Paci a la trompeta, del clásico blues "Rolling and Tumbling", de Muddy Waters, con el que dieron cierre triunfal a una actuación tan impecable como excitante. La de Valencia ha sido el ecuador de las diez fechas en que consiste la extensa gira por nuestro país que está llevando a cabo Luke Winslow-King con su banda. Quedan todavía algunas ocasiones para verle por aquí, ¡no se lo pierdan!
















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