Llegábamos casi al final del concierto cuando, Carmen Boza, con el desparpajo que la caracteriza, nos decÃa que “Con lo bien que canto y las tonterÃas que digo”. Aunque, realmente, lo que Carmen llamó “tonterÃas” es su particular forma de conectar con el público, de ponerse “a pie de escenario” con sus seguidores. Un “de tú a tú” lleno de frases cómplices, de bromas, anécdotas y esas “tonterÃas” con las que llena los momentos entre canción y canción.
El establecimiento literalmente lleno hasta la bandera, en este formato que conjuga horizontalidad y verticalidad y que prescinde del escenario para colocar al artista en el patio de luces que da personalidad al Lemon. Allà desde abajo, mirando hacia arriba de vez en cuando para comunicarse con quienes la escuchaban desde las alturas, Carmen Boza comenzó su recital, en acústico, sola pero bien rodeada, con “No me parezco” con el que dejó en un atento silencio a los asistentes.
A partir de ahÃ, dieciséis temas y un bis en clave de rock pasando por “El ejército”, “Amante religiosa”, que le dio pie a hablar de un tema muy recurrente en sus diálogos y en sus canciones, el estar bien y el estar mal. Porque Carmen Boza dice ser una mujer que se enamora con facilidad y que pasa, como todas, por esos momentos malos de los que un dÃa se sale para ver la luz al final y sentirse tremendamente bien.
No faltaron tampoco “Octubre”, que suena preciosa en acústico, o “Señales”, “Mi do menor”, “Delirios”, “Culpa y castigo” ni “Restos de mi verano”. Menciones y recuerdos para un padre que le hizo pensar cosas que le llevaron a componer “Mayordomo” (para decir que no siempre las cosas son lo que parecen) y de una madre que le deja frases para pensar y aplicarse, como “más vale una vez colorao que ciento amarillo” que no está en ninguna de sus canciones pero, quien sabe, un dÃa podrÃa estarlo.
Incluso tuvo cabida, entre un set list donde tuvieron cabida todos sus temas imprescindibles, el “Niña voladora” de Juanito Makandé que, en su voz, cobra otros matices. AsÃ, entre complicidad y buen rollo, entre risas, canciones y acordes, una personalidad llana, sencilla, de calle, huyendo del glamour de la artista para ser una estrella en las calles, a Carmen Boza se la veÃa “gozar” del momento, de la compañÃa, del sitio, de la cerveza y del ambiente.
Tras hora y media de concierto, el inevitable momento de poner punto y final al espectáculo creaba en ella, al igual que en sus seguidores, ese sentimiento de melancolÃa que apenas se diluÃa entre las últimas “Salpicaduras” y un “Fieras” donde la gaditana (de La LÃnea de la Concepción) se despedÃa de su público, no sin antes recordar que nos vemos en el Granada Sound, para consuelo de quienes no pudieron verla ayer y alegrÃa de quien podrán volver a verla en septiembre.
Crónica: MarÃa Villa
Fotos: J.M. Grimaldi
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